Gir¨®n
"No he roto con nada ni con nadie"
-Se?or Gir¨®n: bajo la monarqu¨ªa, Espa?a ha iniciado hace cinco meses una nueva etapa hist¨®rica.. ?C¨®mo ve usted esta andadura? . -Esencialmente como el cumplimiento de una previsi¨®n hist¨®rica, elaborada con inteligencia y mesura. Cuando el Pr¨ªncipe de Espa?a fue llamado para encarnar la suprema magistratura de Espa?a, don Juan Carlos estaba ya perfectamente identificado con su pueblo, con las instituciones que conforman el Estado de Derecho, con las Fuerzas Armadas y hasta con los hombres y los sectores pol¨ªticos. El 22 de noviembre de 1975 no fue necesario improvisar nada: estaba todo previsto. Por cuanto a la Corona se refiere, puede decirse que estos cinco meses a los que usted alude, se han vivido bajo el l¨®gico signo de la continuidad, que es, de suyo, la primera y m¨¢s caracterizada virtud de la Instituci¨®n.
-?Qu¨¦ aspectos considera positivos de esta nueva etapa y cu¨¢les negativos?
-Creo que mi anterior respuesta contesta a su pregunta. Ahora bien: es necesario que, en lo sucesivo, se juzguen separadamente el acontecer pol¨ªtico, atribuible al Gobierno, y las funciones del Soberano. Creo, pues, que su pregunta ir¨¢ referida a la gesti¨®n del Gabinete. En ese caso, todav¨ªa es pronto para juzgar con objetividad. El Gobierno se ha enfrentado con la tarea de la reforma y como esa cuesti¨®n no est¨¢ resuelta, ?para qu¨¦ adelantar juicios? Dejemos la respuesta para cuando culmine el calendario o agenda ofrecida por el se?or Arias Navarro en su reciente discurso.
-Inmovilismo, reformismo y ruptura: tres actitudes ante la vida Y ante la historia. A usted se le adjudica en muchos medios, y por antonomasia, la primera de ellas.
-He repetido hasta la saciedad, que el inmovilismo, en pol¨ªtica, es un suicidio, ?c¨®mo iba a ser inmovilista? La primera vez que se habl¨® en Espa?a de apertura lo hice yo, con harto pesar por parte de quienes ostentaban entonces lo que podr¨ªamos llamar, para entendernos, la ortodoxia del Sistema. Por otra parte, mi gesti¨®n pol¨ªtica jam¨¢s se caracteriz¨® por complacer una posici¨®n inmovilista. Yo creo que vivimos bajo el signo del equ¨ªvoco: si los que me atribuyen posiciones inmovilistas quieren decir que me mantengo fiel al Estado a cuyo nacimiento colabor¨¦, eso es otra cuesti¨®n. Soy leal y no creo que, en pol¨ªtica, la lealtad conforme un pecado. Por ejemplo sin un principio de continuidad esto es, de lealtad, ?ser¨ªa concebible, la Instituci¨®n mon¨¢rquica? Naturalmente que no. Soy fiel como digo, al Estado de Derecho vigente en Espa?a y a los principios ideol¨®gicos que lo hicieron posible pero desde esas ra¨ªces, inconmovibles, acepto cuanto en servicio de Espa?a y de los espa?oles deparen el tiempo y los hombres.
-Mi pregunta se refer¨ªa, con relaci¨®n a la ruptura, a lo que se ha dado en llamar ruptura democr¨¢tica. Es notorio que usted, hace ya muchos a?os, opt¨® tambi¨¦n por la ruptura. Y parece que, hace pocos d¨ªas, decidi¨® romper otra vez, tambi¨¦n contra el Gobierno, al dimitir, siquiera fuera simb¨®licamente, de la extinguida Comisi¨®n Mixta Gobierno- Consejo. ?Querr¨ªa explicar el significado de esta dimisi¨®n, m¨¢s all¨¢ de los motivos de su salud?
-Tambi¨¦n y en parte, su pregunta est¨¢ contestada. No he roto con nada ni con nadie. Me aparte de la Comisi¨®n Mixta por las razones que expliqu¨¦ en su d¨ªa al presidente del Gobierno repetir ahora aquellos argumentos y razones resulta, a mi juicio innecesario. Son del conocimiento p¨²blico.
-El presidente Arias ha convocado al pa¨ªs para un refer¨¦ndum ?En su opini¨®n, qu¨¦ deber¨ªa consult¨¢rsele al pueblo espa?ol con tal motivo?.
-Perm¨ªtame una peque?a aclaraci¨®n: el se?or Arias Navarro, como presidente del Gobierno, ha anunciado la realizaci¨®n de un refer¨¦ndum para hacer viable y legitima la reforma propuesta a las Cortes Espa?olas. El refer¨¦ndum lo convocar¨¢ el Rey, como Jefe del Estado. En cuando a las preguntas, entiendo que ser¨¢n tan claras como indicativas para que el pueblo sepa a qu¨¦ atenerse. En rigor, el pueblo espa?ol tendr¨¢ que decidir s¨ª o no sobre aquellas leyes que modifiquen alguna de las que todav¨ªa, componen el sistema institucional vigente.
-Si el pueblo sanciona con su voto una reforma constitucional, ?acatar¨ªa usted la decisi¨®n mayoritaria?
-Por supuesto que s¨ª.
-?Qu¨¦ piensa usted de la democracia, sin adjetivos, como sistema de gobierno?
-Le responder¨¦ con palabras de Jos¨¦ Antonio que hice y hago m¨ªas: ?La aspiraci¨®n a una vida democr¨¢tica, libre y apacible ser¨¢ siempre el punto de mira de la ciencia pol¨ªtica, por encima de toda moda.? Lo que nadie puede pre tender es que ?su? democracia sea la ?¨²nica? democracia. Sobre la virtualidad de una u otras versiones habr¨ªa mucho que discutir. No creo que sea ¨¦sta la ocasi¨®n, En cualquier caso, soy partidario de la m¨¢xima participaci¨®n popular en las tareas del Estado.
-?Es usted partidario del ingreso de Espa?a en el Mercado Com¨²n, aunque para ello se deban cumplir algunas condiciones pol¨ªticas?
-Perm¨ªtame que le felicite por la concreci¨®n y exactitud con que ha formulado usted la pregunta. Me parece escasamente correcto confundir Europa con la CEE. Europa, cuyo destino debe preocuparnos seriamente, como espa?oles y como europeos, es algo que va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de un mercado. Bien, vuelvo a su pregunta: soy partidario del ingreso de Espa?a en el Mercado Com¨²n; es m¨¢s, entiendo que Espa?a no puede renunciar a esa empresa. Se puede atemperar para ello todo lo atemperable, menos la soberan¨ªa nacional. Ese punto es cuesti¨®n exclusivo de los espa?oles.
-?Cu¨¢l es su opini¨®n, sobre la actitud actual de la Iglesia espa?ola?
-La doctrina del Concilio Vaticano II y la posici¨®n de la Jerarqu¨ªa en la actualidad, ha venido a sancionar, favorablemente la actitud de los falangistas ante la lglesia: separaci¨®n de funciones y respeto mutuo. Cu¨¢ndo nuestros fundadores formularon este prop¨®sito que yo he compartido siempre, se nos atac¨® duramente desde los sectores ayer reciamente conservadores y hoy progresistas. En este orden, nosotros est¨¢bamos en l¨ªnea hace cuarenta a?os. Ese entendimiento, no merma mi actitud personal de acato a la Iglesia, pues soy y ser¨¦ hasta el fin de mes d¨ªas, cat¨®lico.
-?Votar¨ªa usted a favor del divorcio?
-En una materia que en su concreci¨®n individual es asunto para dilucidar entre te¨®logos y jueces, resulta dif¨ªcil opinar ?pol¨ªticamente?. De hecho, el tema del divorcio ha sido caballo de Troya en la pol¨ªtica espa?ola de otros tiempos. La libertad del hombre es una categor¨ªa suprema y por eso desde el punto de vista civil, el divorcio puede resultar razonable, desde el punto de vista religioso, el hombre es un ser trascendente y su libertad queda enmarcada en el acatamiento a la Ley de Dios. La palabra corresponde, pues a la Iglesia y al Estado, y no creo que sea procedente someter una cuesti¨®n de esa naturaleza a debates de menor responsabilidad.
-?Qu¨¦ piensa acerca del derecho de huelga, de la ley de asociaciones pol¨ªticas y de la ley de reuni¨®n?
-La huelga... ?Qu¨¦ es la huelga? Como arma pol¨ªtica para subvertir un orden establecido legalmente es inadmisible; como defensa del trabajador, consumidas todas las negociaciones previas, es legal. En cualquier caso y sobre todo en el segundo supuesto personalmente me entristece: creo que la huelga se origina cuando el Estado pierde el sentido de impartir justicia social y se convierte en espectador de las luchas de clases. Yo prefiero que el Estado imparta la justicia sin contemplaciones y no convierta a la empresa en un marco de luchas y rencores.
-?Le gustan los acuerdos con los americanos?
-No es cuesti¨®n de gustos..., creo yo, son cuestiones que afectan a los supremos intereses de Espa?a y de la defensa occidental. Su marco de discusi¨®n o enfoque necesita tratamientos m¨¢s solemnes que una conversaci¨®n period¨ªstica.
-?Cu¨¢l cree usted debe ser el papel de los militares en el momento actual?
-El mismo que le atribuyen las leyes: garantizar la unidad e independencia de la Patria; la integridad de sus territorios; la seguridad nacional y la defensa del orden institucional. No es poco, creo yo. Las Fuerzas Armadas han ofrecido a Espa?a entera una colosal lecci¨®n de disciplina, serenidad y honor dif¨ªcilmente superable. ?Qu¨¦ m¨¢s podr¨ªamos exigirles?
-?Qu¨¦ piensa del llamado destape en el cine y dem¨¢s espect¨¢culos?
-Creo que ahora se trata de un sarampi¨®n y de un buen negocio. Las cosas volver¨¢n a sus cauces y no ser¨¢ necesario que toda representaci¨®n teatral o cinematogr¨¢fica se base inexcusablemente en el destape al menos si no se desborda.
- Desear¨ªa hacer ahora una pregunta al veterano combatiente. ?No lima asperezas, no brinda nuevas perspectivas, no propicia la reconciliaci¨®n el tiempo pasado? ?Merece la pena seguir, al cabo de los a?os, arma al brazo?
-Hace un momento acabo de decirle que fui el primero en ofrecer soluciones para que Espa?a superase el cumplimiento de las previsiones sucesorias sin anormalidad y se enfrentase con gallard¨ªa, paz y esperanza al tiempo nuevo, ?No lo recuerda usted? Toda la prensa oficial u oficiosa me ?excomulg¨® pol¨ªticamente? cuando sostuve, despu¨¦s, que la apertura podr¨ªa verificarse sin ruptura y con fidelidad de las leyes constitucionales que es una actitud razonable, en cualquier naci¨®n del mundo civilizado se desat¨® otra campa?a sin precedentes. El ser fiel a las ideas fundamentales no nos ata para la movilidad que requieren los tiempos nuevos. Yo no estoy arma al brazo y ojal¨¢ la juventud espa?ola no tenga que volver a estar en las circunstancias en que se encontr¨® mi generaci¨®n. ?Qui¨¦nes son los inmovilistas? ?Los que acatamos las leyes, aunque erosionen muchos aspectos de nuestra doctrina social o quienes al cabo de cuarenta a?os vuelven a utilizar el lenguaje de anta?o y a presentarse con fiebre de revancha o liquidaci¨®n? No somos nosotros quienes miran hacia atr¨¢s, se lo aseguro.
-Se?or Gir¨®n, desde su aparici¨®n a la escena nacional, su vida ha transcurrido por fases m¨¢s o menos brillantes, m¨¢s o menos aureoladas por el marchamo y las consecuencias y ventajas del poder. Supongo que habr¨¢ sido envidiado, temido, odiado, querido, denunciado y Calumniado. Y usted, en el fondo, ?se ha sentido alguna vez traicionado o defraudado?
-Todo eso son accidentes de la vida pol¨ªtica. Todo eso es anecd¨®tico. Lo que importa es la categor¨ªa, que es lo que se inscribe en la historia. Ni traicionado, ni defraudado. Tengo, desde chaval, un entendimiento deportivo de la existencia.
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