La herencia carlista entre la revoluci¨®n y el integrismo
El fen¨®meno carlista arranca del reinado de Fernando VII. Este no tiene descendencia y su hermano, el absolutista Carlos Mar¨ªa Isidro aparece como sucesor seguro. Tres a?os antes de morir el Rey, queda embarazada su nueva esposa: nace una ni?a, la futura Isabel II, y el partido reaccionario ve comprometida la ocupaci¨®n del trono. La hija del rey, reci¨¦n nacida, es ya el s¨ªmbolo liberal: a los tres a?os es reina, y se supone que entonces sus ideas pol¨ªticas son escasas. Pero representa el cambio y la libertad. Frente a ella, y detr¨¢s de Don Carlos, forma el casticismo reaccionario. Don Carlos se subleva el 1 de octubre de 1833.La primera guerra termina en 1839 con el acuerdo de Vergara, donde nunca hubo abrazo. Cabrera, lugarteniente de Zumalac¨¢rregui, firma el documento en el atrio de la parroquia de la villa, y suscribe as¨ª una derrota honorable de la causa carlista.
La paz, ficticia, dura 25 a?os. Las fuentes del conflicto no se agotan en esa etapa y en 1868 Carlos VII, nieto de Carlos Mar¨ªa Isidro, desencadena la nueva guerra. Isabel II ha sido destronada ese a?o por Prim y la Espa?a oficial pasa por un quinquenio de artificios: revoluci¨®n, regencia de Serrano, republica fugaz asesinato de Prim remedo de la Monarqu¨ªa con Amadeo Un sector devuelve la estabilidad al pa¨ªs con la restauraci¨®n de Alfonso XII en 1875. C¨¢novas y ¨¦l Ej¨¦rcito liberal sublevado en Sagunto son los art¨ªfices de la operaci¨®n. Alfonso XII ?El Pacificador? acaba la segunda guerra civil a los pocos meses de llegar al trono. Ha sido una contienda moderna, con grandes movimientos de divisiones, inicio de la artiller¨ªa pesada y diplomacia internacional de alto bordo. Espa?a ha quedado geogr¨¢ficamente dividida en dos durante la guerra y Carlos VII ha acu?ado moneda al norte del Ebro, durante cuatro a?os,
Carlos VII sale por el desfiladero de Roncesvalles y dice su famoso ?volver¨¦?. Muere muchos a?os despu¨¦s (1909) en el veneciano palacio de Lored¨¢n, sobre el Gran Canal. Su s¨®lo hijo var¨®n, Don Jaime, se convierte en ?abanderado de la Causa? y dirige a distancia, con la primera red telegr¨¢fica, los focos leales de Navarra, desde Frohsdorf, un remoto castillo austr¨ªaco.
En octubre de 1931 muere Don Jaime y corresponde a su anciano t¨ªo, Don Alfonso Carlos (hermano de Carlos VII), la jefatura de la dinast¨ªa carlista. Alfonso XIII y ¨¦l acuerdan, ambos en el destierro, el fin de la escisi¨®n. Antes de ratificar documentalmente el acuerdo, muere el anciano Alfonso Carlos. Pero los responsables liberales y tradicionalistas de una y otra rama monarquica conocen el pacto. Entre sus albaceas ha nombrado, sin embargo, Don Alfonso Carlos a su sobrino Javier de Borb¨®n Parma, para que atienda la organizaci¨®n militar de los Requet¨¦s, descendientes de los voluntarios navarros de la Segunda Guerra., La elecci¨®n del Pr¨ªncipe Parma se funda en su experiencia militar: de nacionalidad francesa, ha sido oficial del Ej¨¦rcito belga en la I Guerra Mundial. La aportaci¨®n carlista es decisiva en el alzamiento militar del 18 de Julio.
La condiciones del carlismo al general Mola no han sido menores e incluyen algunos aspectos simb¨®licos: se exige la bandera bicolor, la marcha real y la ruptura con cualquier opci¨®n republicana. 70.000 voluntarios requet¨¦s se incorporan a las fuerzas de Mola desde el primer d¨ªa -de la guerra. A lo largo de la contienda, los requet¨¦s dan ejemplos de hero¨ªsmo y una larga n¨®mina de vidas. El decreto de unificaci¨®n de 1937 no logra liquidarlo como fuerza pol¨ªtica.
Terminada la guerra, una parte de los jefes pol¨ªticos e intelectuales del partido, con Rodezno a la cabeza, reconocen como monarca leg¨ªtimo a Don Juan de Borb¨®n, Conde de Barcelona, en cumplimiento de los entre el ¨²ltimo titular carlista y Alfonso XII en el a?o 1957 y Don Juan est¨¢ comprometido ya de tiempo atr¨¢s, en la l¨ªnea pol¨ªtica que habr¨¢ de mantener a lo largo de los a?os.
El gobierno de Madrid ve con cierta alarma la fusi¨®n en tomo al hijo de Alfonso XIII y propicia otras candidaturas carlistas. Una de ellas, la de Don Hugo Carlos, hijo de Don Javier de Borb¨®n Parma, tiene alguna experiencia y conocimiento de la pol¨ªtica europea'' y demuestra despu¨¦s cierta capacidad para organizar aut¨®nomamente un carlismo populista al margen de la ayuda oficial. Su boda con Irene de Holanda refuerza su posici¨®n. Desde el a?o 1957 es aclamado en la conmemoraci¨®n anual de Montejurra por una parte de los carlistas navarros.
Se va formando as¨ª un carlismo cada vez m¨¢s radicalizado que evoluciona desde las posiciones integ ristas hasta el socialismo, con el impulso del clero vasco-navarro, en plena transformaci¨®n conciliar. Tras el nombramiento de Don Juan Carlos como sucesor de Franco, el movimiento carlista de Carlos Hugo se pasa globalmente a la oposici¨®n y llega a integrarse en la Junta Democr¨¢tica.
La reacci¨®n de un n¨²cleo m¨¢s conservador (que no pas¨® a Don Juan el a?o 1957 ni acept¨® el carlismo de Carlos Hugo), ha ?elegido? pretendiente carlista a un joven hermano de Carlos Hugo, Sixto. Y ha puesto su aparato al servicio de organizaciones de extrema derecha.
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