Ideas err¨®neas sobre el esfuerzo defensivo espa?ol
En contra de lo que vulgarmente se cree, el esfuerzo de Espa?a en materia defensiva, es considerable. Espa?a gasta en ese cap¨ªtulo de seguridad un porcentaje del producto nacional bruto superior al de cinco pa¨ªses de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte. El esfuerzo econ¨®mico espa?ol en defensa, est¨¢ lejos de ser insignificante, y se halla, adem¨¢s, en un crecimiento r¨¢pido. El porcentaje del PNB que, Espa?a dedica a la defensa ha superado ya, posiblemente, al de ltalia.La importancia econ¨®mica de las cifras se acent¨²a si se considera la participaci¨®n de la funci¨®n de defensa en el presupuesto del Estado. En este caso, la participaci¨®n es del 17,7 por 100 del presupuesto general, lo cual coloca a Espa?a por delante de ocho pa¨ªses de la OTAN.
Con un PNB de 4.800.000 millones de pesetas en 1975, aproximadamente, Espa?a dedica a gastos ordinanios de defensa en 1976 la cantidad de 119.222 millones, a los que hay que a?adir aproximadamente los 20.000 millones dedicados a las clases pasivas de las Fuerzas Armadas, lo que arroja un total de 139.222 millones. La costumbre espa?ola de no incluir los gastos de las clases pasivas en la evaluaci¨®n del gasto de defensa, no es seguida en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos.Por tanto, cualquier apreciaci¨®n comparativa de los esfuerzos defensivos, debe tomar en cuenta este factor.
Otro factor a tener en cuenta al momento de apreciar el esfuerzo defensivo, es el de si el pa¨ªs en cuesti¨®n tiene o no un servicio, militar obligatorio. En este caso, el esfuerzo aportado por la sociedad aumenta, ya que se incorpora a filas una fuerza laboral considerable, a la que se remunera con emolumentos no competitivos con la actividad productiva. Si Gran Breta?a, que tiene un servicio militar voluntario, quiere reclutar soldados, debe pagarles unos salarios competitivos con los de la industria o el comercio; por el contrario, las Fuerzas Armadas de Francia, Espa?a e Italia, que tienen un servicio obligatorio, ahorran cantidades importantes por este concept¨®, pero el esfuerzo econ¨®mico de la sociedad es el mismo.
Naturalmente, la estructura econ¨®mica del esfuerzo defensivo de un pa¨ªs, no refleja el esquema que unas Fuerzas Armadas juegan en ese pa¨ªs, ya que hay muchos factores intangibles, relacionados con la organizaci¨®n y los ideales societarios, que son parte tambi¨¦n de la dimensi¨®n defensiva.
Una aproximaci¨®n al tema de la eventual incorporaci¨®n de Espa?a al esfuerzo defensivo de Occidente de forma integrada (sea en la OTAN o en cualquier otro arreglo), debe contemplar estos factores econ¨®micos y presupuestarios. La mayor parte delos pa¨ªses de la OTAN est¨¢n llevando a cabo sus planes de modernizaci¨®n y actualizaci¨®n del equipo sobre unos presupuestos decrecientes, luchando contra la erosi¨®n continua de su poder adquisitivo, minado simult¨¢neamente por la inflaci¨®n, y por los aumentos de las remuneraciones de los profesionales y de las satisfacciones de la tropa, para mantener tanto la competividad de la profesi¨®n como los niveles de bienestar a que, la masa de los soldados se ha ido acostumbrando con el aumento del nivel de vida.
La estructra del gasto defensivo en Espa?a se compara negativamente con la de los principales pa¨ªses europeos. Seg¨²n los estudios del teniente coronel Ortiz-Bara?ano, el 67,40 por 100 de los gastos de defensa se dedican a la remuneraci¨®n del personal, mientras que en Francia este cap¨ªtulo s¨®lo ocupa el 42 por 100, en Gran Breta?a el 47 por 100 y en Estados Unidos el 51 por 100 (estos dos ¨²ltimos pa¨ªses tienen servicio militar voluntario). Por el contrario, el cap¨ªtulo de inversiones (esto es, armamento e instalaciones) s¨®lo reptresenta en Espa?a el 20,20 por 100, mientras que en Francia representa el 42,1 por 100 y en Gran Breta?a el 35 por 100.
En la lucha tradicional entre los recursos, econ¨®micos disponibles y el, n¨²mero de hombres entre los que hay que repartirlos, la salida a que se han visto obligados la mayor parte de los pa¨ªses europeos es la reducci¨®n del n¨²mero de ¨¦stos.
Espa?a retiene un n¨²mero de hombres bajo las armas (1 por cada 107 habitantes) elevado, si se le compara con el de otros pa¨ªses de la OTAN: 1 por cada 126 en Alemania, 1 por 131 en Italia y 1 por 163 en Gran Breta?a. Francia y Turqu¨ªa, sin embargo, tienen una poblaci¨®n ?m¨¢s militarizada": 1 por 104 y 1 por 88.
Existen factores importantes que est¨¢n empujando a una expansi¨®n considerable del gasto de defensa en Espa?a. Para empezar, el plan de modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas de 1971 preve el aumento del 19,8 por ciento anual acumulativo de las partidas destinadas a ese fin, de fort¨ªsimos porcentajes de degradaci¨®n del poder adquisitivo de la peseta, que en 1975 fue del 14 por 100; de ah¨ª que se est¨¦ reclamando ya la realizaci¨®n de un nuevo programa de modernizaci¨®n.
En contra de lo que se cree y se dice, la incorporaci¨®n de Espa?a a la OTAN no lleva aparejado por necesidad ning¨²n aumento de gasto en defensa. No existe un presupuesto de la OTAN, si no son los gastos irrelevantes del mantenimiento de la secretar¨ªa y del cuartel general. Partida m¨¢s importante es la de inversiones en la infraestructura de la organizaci¨®n, pero ni siquiera en esto ning¨²n pa¨ªs se halla en obligaci¨®n espec¨ªfica, negoci¨¢ndose aportaciones congruentes con elpoder econ¨®mico de todos los aliados, y con el uso que cada una de las Fuerzas Armadas va a hacer de las instalaciones en cuesti¨®n, de modo que un pa¨ªs como Turqu¨ªa apenas aporta nada, y un pa¨ªs como Alemania contribuye con la mayor parte.
Empujar¨ªa tambi¨¦n a la expansi¨®n del gasto defensivo, hasta un punto que no podr¨ªa ser afrontado sin una dr¨¢stica reestructuraci¨®n de las Fuerzas Armadas, la realizaci¨®n de planes nucleares, sugeridos tanto por el ministro de Asuntos Exteriores como por los ministros de Marina y Aviaci¨®n.
Determinadas opciones pol¨ªticas internacionales de Espa?a pueden inducir a largo plazo a la necesidad de un mayor gasto militar o una aplicaci¨®n m¨¢s econ¨®mica de los medios existentes: as¨ª, la afirmaci¨®n de la soberan¨ªa de Espa?a (junto con Marruecos) de las aguas del estrecho de Gibraltar y la afirmaci¨®n del derecho de Espa?a al paso inocente del tr¨¢fico mar¨ªtimo internacional. Afirmaciones pol¨ªticas que o van acompa?adas por una aplicaci¨®n de medios necesarios para imponerlas, no tienen sentido.
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