Ni?os sin escuela

La gestaci¨®n de una nueva asociaci¨®n de vecinos implica la revisi¨®n completa del deficiente status que el madrile?o padece. Esa dif¨ªcil plenitud de cualquier comunidad de vecinos, acribillada por p¨®lizas, negativas y burocracia conlleva el que varios se?ores tengan como objetivo fijo incordiar a la Administraci¨®n para que, poco a poco, se consigan algunas reivindicaciones, indispensables para unos ciudadanos que est¨¢n acostumbrados a tener poco. La ense?anza est¨¢ presente, como una constante, en todas las peticiones que los vecinos exponen ante los ¨®rganos gestores de la pol¨ªtica municipal.

Decir hoy que no hay ning¨²n ni?o sin escolarizar en Madrid, es una realidad grasienta que provoca la sonrisa de media boca, un eufemismo que sirve para callar la conciencia de unos pocos y levantar la indignaci¨®n de muchos otros. De acuerdo, cada ni?o en un colegio, pero hay pocos colegios estatales, gratuitos. La periferia de Madrid est¨¢ llena de colegios caros, mal acondicionados, donde los ni?os y j¨®venes carecen de espacios libres, donde un profesor imparte clase en un aula peque?a a sesenta ni?os a la vez, con tres niveles diferentes y mientras uno de nueve a?os aprende cuestiones elementales, otro de seis intenta aprender ra¨ªces cuadradas. La educaci¨®n es un problema prioritario fundamental, para los cientos de miles de padres que pretenden para sus hijos algo mejor, y decir ahora que no queda un ni?o sin escolarizar, es adem¨¢s, una opini¨®n p¨²blica que, desde hace a?o, observa el problema con aut¨¦ntico desenga?o. M¨®stoles y Alcorc¨®n, suman 260.000 habitantes y disponen de nueve colegios estatales por m¨¢s de cincuenta privados. El problema de plazas escolares es angustioso y aunque los ni?os est¨¢n escolarizados, las alternativas que se ofrecen a los padres en un cincuenta por ciento de los casos son pagar un recibo caro o dejar al ni?o en la calle porque no hay plazas gratuitas como para atender a todos. El Ayuntamiento atiende sus deberes para con el problema de ense?anza, pero a veces lo hace de forma tan extra?a como un antiguo concejal, presidente de la Junta Municipal de un distrito rico, que no sab¨ªa que en su barrio existieran casas baratas, chabolas, y ni?os p¨¦simamente escolarizados. Los barrios de Valdezarza, Villaamil y La Paloma, padecen hace diez a?os la indecisi¨®n y la burocracia de un Ayuntamiento que delega responsabilidades en el Ministerio de Educaci¨®n, y ¨¦ste, a su vez, pasa la pelota al Ayuntamiento. Mientras tanto, las constructoras tienen tiempo de sentir la tentaci¨®n y construir cuatro bloques m¨¢s en la zona que el plan parcial design¨® como ¨¢rea escolar.