Noel Zapico lo est¨¢ pasando mal
Quien durante los ¨²ltimos siete a?os defendi¨® ante la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) la estructura verticalista del sindicalismo espa?ol, el actual presidente del Consejo. Nacional de Trabajadores, Noel Zapico, hoy lo pasa mal, a veces muy mal, por defender, desde dentro, la reforma sindical que la nueva situaci¨®n espa?ola reclama.-Lo que nunca aceptar¨¦ es la ruptura, a la que no me apunto, entendida como un partir de cero. Creo que hay que, partir de la realidad de 1976. Aceptando la realidad cuales, naturalmente, para lo bueno y para lo malo. Para transformar y poner al d¨ªa las estructuras sindicales de acuerdo con las exigencias y el comportamiento de nuestras sociedad. Pero, tambi¨¦n teniendo en cuenta el tiempo, la historia. Yo no estoy de acuerdo con los que pretenden tirar todo por la ventana, porque creen que nada es v¨¢lido; ni con los que dicen que todo est¨¢ bien y hay que quedarse donde estamos.
Y de alguna manera creo, esta es mi verdad, que haya un gran consenso en el pa¨ªs con esta tesis. Ni en un lado ni en otro. Hay cosas que hay que reformar, que hay que poner al d¨ªa porque han envejecido o porque ya no sirven a las demandas de nuestro tiempo. Y, desde luego, me parece un disparate desconocer la historia y pretender hacer borr¨®n y cuenta nueva. Esto me parece una barbaridad.
Libertades sindicales
Ya que es p¨²blico el texto inicia del proyecto reformista, ?considera satisfactorio su alcance?-Indudablemente, en principio habr¨¢ que esperar, no obstante, al desarrollo legal de este proyecto inicial. Pero, en cualquier caso, en tiendo que el texto puede calificarse de un texto abierto. Es decir, de un texto que abre a la clase trabajadora la posibilidad de su decisi¨®n ante las distintas opciones que el hecho sindical comporta. Pero, sobre todo, me satisface que recoja la reivindicaci¨®n de la clase trabajadora, expresada reiteradamente por el Consejo Nacional de Trabajadores.
Me refiero a las libertades sindicales. Entiendo que este texto constitucional consagra en Espa?a la libertad de asociaci¨®n y coincide sustancialmente con nuestras peticiones al Gobierno para que reconociera la existencia de plurales y distintas ideas, tendencias o identidades propias del movimiento obrero, sin que sus diferenciaciones sindicales puedan ser motivo de sanci¨®n penal o est¨¦n sometidas a condiciones u obstrucciones impropias de la legalidad democr¨¢tica en la misma l¨ªnea que se plantea y garantiza el pluralismo pol¨ªtico.
De esta manera, la nueva redacci¨®n dada por el Gobierno al art¨ªculo 1 de la declaraci¨®n XIII del Fuero de los Espa?oles consagra el derecho de constituir asociaciones y organizaciones por los trabajadores y los empresarios, para la defensa de sus respectivos intereses.
-?Qu¨¦ garant¨ªas de autonom¨ªa ante el Estado tendr¨¢n estas asociaciones?
-La autonom¨ªa no s¨®lo ser¨¢ ante el Estado, sino tambi¨¦n entre las mismas asociaciones de trabajadores y de empresarios y, a su vez, de ¨¦stas ante los partidos pol¨ªticos. La garant¨ªa, vendr¨¢ dada por la propia ley que este proyecto desarrollar¨¢. Habr¨¢ que, crear tambi¨¦n ¨®rganos de encuentro para la discusi¨®n de los intereses de uno y otro sector.
De este planteamiento constitucional se desprenden dos hechos fundamentales: las libertades sindicales y la efectiva representatividad de los trabajadores en las instituciones democr¨¢ticas de la vida p¨²blica, econ¨®mica y social.
Unidad y pluralismo sindical
-Una de las cr¨ªticas m¨¢s fuertes de la oposici¨®n a la reforma sindical -al margen de su total descalificaci¨®n por determinados sectores estriba en el intento de imponer la unidad por decreto. ?Impone la unidad este texto constitucional?-Desde luego, el texto no impone la unidad sindical. Es cierto que la posibilita en el contexto garantizado de las libertades asociativas, y en esto creo que debemos reconocer su realismo. Porque, en definitiva, el tema de la unidad es propio y exclusivo de los trabajadores, por un lado, y por otro, la unidad es una aspiraci¨®n de nuestra clase.
En este sentido, repito, el texto es abierto, y creo que responde a las exigencias sindicales de este momento hist¨®rico. Lo creo con absoluta sinceridad. Mi impresi¨®n personal es que los trabajadores desean la unidad, y estar¨ªa dispuesto a ir a un refer¨¦ndum entre la clase trabajadora para que ¨¦sta se pronunciara sobre la manera de compaginar las libertades sindicales con la unidad sindical. Creo en la suficiente madurez de nuestra clase trabajadora para que se d¨¦ cuenta de las ventajas que tiene la unidad frente a las desventajas del pluralismo. Lo que no significa, insisto, que la unidad contrar¨ªe o combata las libertades democr¨¢ticas.
-?Recoge el texto de la reforma el tema de la libre afiliaci¨®n?
-Yo no soy jurista, y en estas cuestiones no me atrevo a hacer una interpretaci¨®n que pudiera resultar caprichosa o poco responsable, pero no me sorprender¨ªa que del texto se desprendiera la libertad de afiliaci¨®n. Quiz¨¢ pudiera arbitrarse la soluci¨®n de que la afiliaci¨®n fuera voluntaria y el pago de la cuota obligatorio. De lo contrario, las posibilidades de defensa de los sindicatos, s¨ª que contar¨¢n con escaso n¨²mero de afiliados, ser¨ªa muy limitada.
Sindicalismo no oficial
-?C¨®mo pueden quedar encuadradas las organizaciones sindicales no oficiles en el nuevo sindicalismo?-Si esta ley se aprueba, a partir de ah¨ª las dem¨¢s tendencias pueden asociarse. No creo que haya despu¨¦s mayores obst¨¢culos que. se lo impidan. Lo que no pueden esperar estas organizaciones es a la ruptura. Yo estoy contra todo lo que sea dar por finalizado lo que hoy tenemos y empezar, de nuevo Yo no s¨¦ si se ha hecho mucho, o poco, depende de las impaciencias, pero cosas se han hecho. Y estas cosas las han arrancado los l¨ªderes sindicales.
-?Es usted un l¨ªder de la clase trabajadora espa?ola?
-Dar una contestaci¨®n afirmativa podr¨ªa ser un poco petulante. Pero si por l¨ªder se entiende estar encarnado y comprometido con los problemas de la clase trabajadora a la que soy fiel, entonces afirmo rotundamente que soy un lider.
La reforma sindical, salvada
El que la reforma sindical hay sido incluida en la reforma constitucional despeja la inc¨®gnita sobre un posible retraso en los planes reformistas de la Organizaci¨®n Sindical, ?no es as¨ª, se?or Zapico?-Yo no estoy en las interioridades del Gobierno y desconozco sus intenciones. Fijo mi posici¨®n personal y me hubiera parecido un disparate posponer la reforma sindical a la reforma pol¨ªtica. En cualquier caso, lo conveniente es hacerlas coincidir, que es como parece que van ahora las cosas.
-?Existen obst¨¢culos a la ireforma desde dentro de la propia Org¨¢nizaci¨®n Sindical? Me refieiro, concretamente, a lo que se hadado, en llamar bunker y que dentro del sindicalismo ha sido reiteradamente denunciado.
-Bien. La palabra bunker me carga ya un poco. Bunker hay en todas partes, tanto a la derecha como a la izquierda. Para m¨ª, bunker son las actitudes antipueblo. Yo no quiero creer que en la Organizaci¨®n Sindical, en la casa, haya actitudes hasta ese extremo, es decir, no se mueve nada, todo est¨¢ bien. Lo que ocurre es que, como en todo grupo, hay actitudes m¨¢s conser vadoras que en ocasiones no est¨¢n movidas por razones interesadas, sino porque su visi¨®n personal de las cosas es as¨ª. Pero yo quiero crear que aqu¨ª, dentro de esas diferencias, hay una coincidencia en la necesidad de la reforma.
-?C¨®mo justifica la notable mayor¨ªa de procuradores sindicales entre los firmantes del escrito que trata de frenar la reforma desde el propio Sistema?
Esa es la interpretaci¨®n dada por la prensa al escrito. Pero, adem¨¢s, quiero se?alar que estas Cortes, denostadas siempre y no siempre juzgadas con objetividad, pienso que no se opondr¨¢n a la reforma. Al mismo tiempo le digo que si ese escrito lo que persigue, en efecto, es torpedear o crearle problemas a la reforma, no soy coincidente con ¨¦l, no comparto ese criterlo. Pero, ?es esa, exactamente, la interpretaci¨®n que hay que darle al escrito?
-?Qu¨¦ interpretaci¨®n le da usted?
- Bueno dejemos as¨ª este tema...
-Perm¨ªtame que insista, pero creo que podemos hablar con claridad.
-S¨ª, si hablo con claridad y lo estoy pasando mal, a veces muy mal.
- Luego hay una oposici¨®n desde dentro, hay un enfrentamiento, hay una divisi¨®n; ?es as¨ª?
-Hombre, s¨ª. No hay una coincidencia total en los planteamientos y en las necesidades. Pero me imagino que tambi¨¦n la hay en otros sectores. En los que no est¨¢n de esta parte tambi¨¦n hay discrepancias, no hay coincidencias de criterios.
Congreso obrero
-Ante el cambio de estrategia en la reforma, ?quedar¨¢ aplazado el Congreso Sindical?-Creo que el Congreso hay que celebrarlo, en mi opini¨®n, despu¨¦s del refer¨¦ndum, l¨®gicamente. Los trabajadores, por nuestra parte, tenemos la intenci¨®n de celebrar nuestro congreso antes del Congreso Sindical.
-?Tomar¨¢ parte en el congreso obrero el sindicalismo no oficial?
-Esta es una cuesti¨®n que habr¨¢ de decidir el Consejo Nacional de Trabajadores, no s¨®lo su presidente. Mi opini¨®n particular es que debe ampliarse la actual composici¨®n del Consejo, dando una representaci¨®n m¨¢s amplia a las provincias, e incluso a las empresas. Es decir, llevando la representaci¨®n a la base.
-Creo que esta respuesta evade mi pregunta. Concretando, ?podr¨ªa asistir al Congreso un trabajador que abiertamente represente a cualquiera de las organizaciones sindicales no oficiales?
-Yo esta respuesta no la tengo. Mi respuesta personal, en este caso, debe tener, un poco de respeto al Consejo. Podr¨ªa crear con mi opini¨®n un problema entre los propios ¨®rganos de gobierno del Consejo. Yo defender¨¦, mi criterio si es que se contempla esta posibilidad.
-?Qu¨¦ va a ocurrir con el actual patrimonio de la Organizaci¨®n Sindical?
-Toca usted un tema muy importante y al que no hemos hecho sino dar cara, porque hemos de ir resolviendo las cuestiones con un cierto, orden. Es un tema pol¨¦mico, porque, naturalmente, ?qui¨¦n se queda con el patrimonio de la Ornizaci¨®n Sindical? Nosotros vamos a reclamarlo. Los empresarios, seguramente, lo reclamar¨¢n, y no s¨¦ si el Estado reclamar¨¢ tambi¨¦n parte.
-Con independencia de la reforma que ahora s¨¦ acomete, ?no cree, se?or Zapico, que, en alguna medida, la Organizaci¨®n Sindical est¨¢ quedando marginada en estos momentos de tr¨¢nsito en la vida espa?ola? Me refiero, coneretamente, a la celebraci¨®n, autorizada por el Gobierno, del Congreso de la UGT.
-Mi respuesta es rotunda en este aspecto. No comparto el criterio del Gobierno. Y no lo comparto por la autorizaci¨®n del Congreso. Hay que tener respeto a la legalidad. Si la autorizaci¨®n del Congreso era su deseo y posterior decisi¨®n, debi¨® legalizar antes al Partido Socialista 6 a la UGT.
-?Margin¨® el propio Gobierno a la Organizaci¨®n Sindical?
-Lo que ha marginado el Gobierno es la legalidad, creo que con esto est¨¢ contestado todo.
-Insisto en el tema de la marginaci¨®n, se?or Zapico. Durante la semana pasada tuvo lugar en Madrid un encuentro entre empresarios y representantes de los trabajadores, como interlocutores v¨¢lidos. Estos representantes pertenecen a organizaciones sindicales no oficiales: UGT, USO y CCOO. ?No ha quedado nuevamente marginada la Organizaci¨®n Sindical al no estar presente en estos encuentros, a los que, seg¨²n tengo entendido, fue invitada?
-Ahora mismo no tengo las ideas claras, pero tengo la impresi¨®n de que, en efecto, nos han invitado a participar en estos encuentros. Y no s¨¦ si, inadvertidamente, no creo que hubiera otras razones, se dijo que no. S¨ª, efectivamente, la invitaci¨®n fue para estos encuentros y no fuimos, no apreciamos el alcance de los mismos.
-?Obedeci¨® la ausencia s¨®lo a una falta de apreciaci¨®n? ?No se habr¨ªa negado la Organizaci¨®n Sindical a concurrir a un di¨¢logo con los empresarios, conjuntamente con estas otras organizaciones?
-Pienso que la raz¨®n de nuestra ausencia fue la primera, porque, en definitiva, hoy en nuestras uniones hay gente de todo. No digo que est¨¦n organizados con su tendencia concreta, pero est¨¢n presentes todos los d¨ªas en las negociaciones con los empresarios.
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