Una econom¨ªa sin freno y con marcha atr¨¢s
La reactivaci¨®n econ¨®mica es la flor cuyo brote con m¨¢s atenci¨®n se espera esta primavera. Nuestra impresi¨®n es que la nueva savia est¨¢ ya circulando, pero que los defectos de visi¨®n impiden precisar el comienzo de la floraci¨®n. Ese desarrollo de la econom¨ªa peligra en el futuro, sin embargo, bajo la amenaza de dos plagas mortales: los desequilibrios exteriores y la inflaci¨®n. Este es, el diagn¨®stico, veamos ahora sus fundamentos.Los ¨²ltimos datos sobre producci¨®n e inversi¨®n, fechados en el ya lejano mes de febrero, no indicaban signo alguno de recuperaci¨®n clara. El ¨ªndice de producci¨®n industrial permanec¨ªa estancado al mismo nivel que el mes anterior, y un 7 por 100 m¨¢s bajo que en diciembre de 1975. Se observaban, eso s¨ª, diferencias entre sus componentes, algunos de los cuales, como las industrias ?met¨¢licas b¨¢sicas? o los ?transformados met¨¢licos?, mostraban una evoluci¨®n esperanzadora, mientras que otros, tales como las ?textiles excepto vestido? retroced¨ªan. El ¨ªndice de inversi¨®n aparente tampoco daba se?ales claras de recuperaci¨®n, si bien la marcha de su componente ?bienes de equipo? era mucho m¨¢s firme que la del de ?edificaci¨®n y construcci¨®n?.
Pero ¨¦stos eran datos de febrero, marzo parec¨ªa traer vientos m¨¢s templados para la econom¨ªa. Los empresarios encuestados por el Ministerio de Industria en esa fecha coincid¨ªan en indicar una mejor¨ªa en la demanda y una aceleraci¨®n en el proceso de reducci¨®n de existencias. En ese sentido, la marcha de la cartera de pedidos en las industrias de bienes de inversi¨®n o intermedios era favorable, si bien menos acusada que la de bienes de consumo. Apoyando las razones de optimismo, las existencias tambi¨¦n disminu¨ªan, lo cual no dejar¨¢ de tener efectos beneficiosos sobre la tesorer¨ªa de las empresas.
La impresi¨®n de reactivaci¨®n la confirmaban igualmente las previsiones de producci¨®n para el pr¨®ximo trimestre, que eran mucho m¨¢s firmes que en febrero, as¨ª como la moderaci¨®n en la tendencia alcista de los precios que se dibujaba en dicho mes. Una sola cenicienta: la vivienda, industria en la cual la obra realizada en marzo estuvo, en opini¨®n de los empresarios, por debajo de la alcanzada en febrero. Que la reactivaci¨®n est¨¢ a la vuelta de la esquina parec¨ªa apuntarse incluso en el muy ligero descenso experimentado en el nivel de paro. Seg¨²n los avances sobre la encuesta de poblaci¨®n activa, la cifra de parados disminuy¨® en unas 10.000 personas durante el primer trimestre de 1976 -?por cierto que este descenso no coincide con el aumento de 53.100 parados se?alado para id¨¦ntico per¨ªodo por las estad¨ªsticas de paro estimado!-. De todas formas, 714.000 personas, inactivas constituyen una cifra intolerable para el pa¨ªs.
El otro indicio que daba pie a un cauteloso optimismo proviene del campo del comercio exterior. Nuestras importaciones confirmaban en abril su crecimiento tendencial y la fuerte demanda de licencias para futuras importaciones concedidas en ese mismo mes corroboran la impresi¨®n de que los empresarios comienzan a vislumbrar un futuro m¨¢s despejado. Menos claro es el panorama en el lado de las exportaciones; despu¨¦s de los esperanzadores, crecimientos registrados en el primer trimestre del a?o, las ventas de mercanc¨ªas espa?olas en el exterior han descendido en abril. Ello oscurece el porvenir de la balanza comercial y plantea una sombr¨ªa interrogante sobre los efectos inmediatos de la devaluaci¨®n en orden a la imprescindible reducci¨®n del d¨¦ficit en la balanza por cuenta corriente.
M¨¢s pesimista es a¨²n el futuro en lo que a precios se refiere, si bien retroceso de las exportaciones e inflaci¨®n no son aspectos inconexos. Los precios al por mayor segu¨ªan creciendo en marzo a ritmos alarmantes -la tasa anual de aumento fue en el primer trimestre de 1976 del 22 por 100 en el ¨ªndice general, del 15,2 en el grupo de productos industriales, ?y del 38,6 por 100 en el de productos agr¨ªcolas! Semejante evoluci¨®n no infunde muchos ¨¢nimos respecto al comportamiento del ¨ªndice del coste de vida en meses venideros. Durante el per¨ªodo febrero-abril de 1976 el ¨ªndice general de los precios a los consumidores estaba creciendo a un ritmo dos veces superior al registrado durante los tres meses anteriores -exactamente un 23,4 por 100 frente aun 11, 3-. Tan tremenda aceleraci¨®n inflacionista se repart¨ªa entre todos los grupos del ¨ªndice, pero era especialmente acusada en los componentes de ?alimentaci¨®n? y ?diversos?.
Ha sido, sin duda, por temor a este rebrote inflacionista por lo que el Banco de Espa?a parece haber mantenido una actitud muy cauta, permitiendo un crecimiento moderado de las magnitudes monetarias. As¨ª se explica que las disponibilidades l¨ªquidas -es decir, la suma del efectivo en manos del p¨²blico m¨¢s todos los dep¨®sitos en bancos y cajas- hayan crecido a una tasa cercana al 17 por 100. No hay que olvidar que las disponibilidades es la magnitud en la cual el Banco concentra su atenci¨®n. La evoluci¨®n actual permite suponer que aqu¨¦l est¨¢ intentando mantener su ritmo de crecimiento para 1976 entre el 16 y el 17 por 100. En cierto modo esa banda definir¨ªa una evoluci¨®n monetaria compatible con un crecimiento real de la econom¨ªa en torno al 3 por 100, objetivo en el cual coinciden las previsiones de todos los expertos. El cr¨¦dito al sector privado del sistema crediticio -bancos, cajas y cr¨¦dito oficial- se ha movido por su parte en el per¨ªodo enero marzo de 1976 a una tasa cercana al 20 por 100 -frente a un 21 por 100 en el ¨²ltimo trimestre de 1975-; las previsiones para abril indican que la tasa ser¨¢ algo mayor, subrayando as¨ª la impresi¨®n optimista deducida de la evoluci¨®n de las cifras en el sector real de la econom¨ªa.
Digamos por ¨²ltimo que el Sector P¨²blico est¨¢ intentando forzar la recuperaci¨®n a trav¨¦s del gasto. La baja del paro antes se?alada puede tener por causa el mayor, gasto p¨²blico. El efecto inflacionista del d¨¦ficit constituye la otra cara de la moneda; al finalizar el primer cuatrimestre del a?o aqu¨¦l ascend¨ªa a unos 17.000 millones de pesetas. Habida cuenta de la marcha de los ingresos y de los cr¨¦ditos extraordinarios y el Fondo de Acci¨®n Coyuntural, todav¨ªa sin financiar, el Sector P¨²blico podr¨ªa cerrar el a?o con un d¨¦ficit cercano a los 50.000 millones de pesetas.
Resumiendo, los primeros signos de reactivaci¨®n parecen haberse apuntado en marzo. Las carteras de pedidos de los empresarios aumentan al tiempo que disminuyen las existencias acumuladas durante la recesi¨®n; el continuado empuje de las importaciones -especialmente de productos industriales- el ligero retroceso del paro, y la mayor demanda de cr¨¦dito que se prev¨¦ para abril se?alan inequ¨ªvocamente en sentido favorable. Dos factores se ci?en amenazadores, no obstante, sobre el futuro econ¨®mico: el d¨¦bil comportamiento de nuestras exportaciones en marzo y abril -o sea, dos meses despu¨¦s de la devaluaci¨®n- y la fuerte aceleraci¨®n del proceso inflacionista. Este ¨²ltimo es problema que exige la inmediata actuaci¨®n del Gobierno; permitir su consolidaci¨®n podr¨ªa llevar al desastre econ¨®mico.
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