"Fabulacion": entre "Teorema" y "Porcile"
Parece que en la pr¨®xima temporada se dar¨¢ a conocer en Madrid la comedia de Pier Paolo Passolini Fabulaci¨®n, seg¨²n versi¨®n de Rafael Alberti. Su presentaci¨®n en Par¨ªs hace poco ha dividido radicalmente a la cr¨ªtica. Pa¨ªra unos se trata de teatro viejo, burgu¨¦s, tedioso y gratuito; para otros refleja ?Ia inquietud profunda y las contradicciones de una sociedad patfiarcal en la que s¨®lo la existencia, del hijo escapaz de poner en entredicho el orden establecido?. Incluso -se a?ade-, el hijo pudiera ser el mismo Jes¨²s, pues Passolini, como de costumbre, se expresa en clave de f¨¢bula, buscando si no una scoluci¨®n, al menos un camino personal entre la m¨ªstica cristiana y el marxismo.Despu¨¦s de Teorema Escrita despu¨¦s de la realizaci¨®n de Teorema y en tanto preparaba el gui¨®n de Porcile, dos filmes recientemente conocidos en Espa?a, viene ahora esta comedia a la que su autor reconoce el m¨¦rito de haberle hecho comprender- c¨®mo su vida afectiva y la sensibilidad er¨®tica no se basaban, seg¨²n siempre crey¨®, en el odio que de joven sent¨ªa por su padre, sino al contrario, por sy amor hacia ¨¦l. Asi, este testamento y confesi¨®n, estrenado sin el menor esc¨¢ndalo, ha venido a ser para ¨¦l, ese Dios mensajero de Teorema, capaz de hacerle ver su verdadera relaci¨®n con aquel hombre a¨²n vivo en sus recuerdos, fuerte, protector, afectuoso en sus primeros a?os; m¨¢s tarde violento, posesivo, tir¨¢nico, en perpettiolitigio con la madre.
?Mi padre y mi madre -dir¨¢ m¨¢s tarde-, nunca andaban de acuerdo. Siempre he vivido influido por el irecuerdo de sus eternas discusiones, medio muerto de miedo. El la quer¨ªa, estaba muy enamorado de ella. Lo odioso era que transfer¨ªa esa pasi¨®n no correspondida a peque?eces sin importancia y continuos reproches. Cada noche esperaba temblando la hora de la cena.?
Doble vertientePoeta, narrador, hombre de cine, la infancia y adolescencia de Passolini, hasta la primera juventud, quedar¨¢ asi marcada por esa doble vertiente de amor y odio, solamen te al final de sus d¨ªas descubierta En sus a?os primeros, por el con trario, ser¨¢ la madre quien marque el rumbo de su vocaci¨®n y de sus sentimientos. La recordar¨¢ siempre bella, peque?a y fr¨¢gil, en su humilde empleo de maestra. A los cuatro a?os dorm¨ªa en su misma cama, sufr¨ªa males imaginarios miedo a morir y angustia de perderla. Y, sin embargo, es el padre quien por afecto a un hermano muerto cuyo nombre dar¨¢ al hijo, anima a ¨¦ste en sus primeras letras, incluso contra su primera vocaci¨®n que le lleva camino de convertirse en oficial de marina. Las poes¨ªas van llenando carpeta tras carpeta, pero no son lo que el padre esperaba, a lo D'Annunzio, a lo Carducci, en el estilo que prima en Italia desde el advenimiento del fascismo, al que permanecer¨¢ fiel durante toda su vida. El estilo del joven Passolini va a la sombra de Petrarca y el padre acabar¨¢ por repudiarlo, como su pro fesor que le suspende en redacci¨®n, por encontrar su prosa demasiado po¨¦tica. A los catorce a?os pierde la fe, aunque no su inter¨¦s, por el cristianismo, recuperado en los duros a?os de la guerra, bajo el miedo constante de la muerte y la influencia del mundo rural de Casarsa. ?A trav¨¦s del mundo de lo est¨¦tico -confesar¨¢- he vuelto a descubrir la religi¨®n?, y de igual modo, cierto d¨ªa descubre en Cremona el final de su infancia. Es un momento feliz de adi¨®s y de revancha, con las mejores notas de la escuela, un verano que siempre recordar¨¢ entre los m¨¢s bellos y gloriosos de su vida. A partir de entonces, Passolini fue creando su propio yo y sus propias relaciones de conocimiento humano y art¨ªstico, hasta tomar conciencia un d¨ªa de su sexualidad distinta, en una sociedad camino de convertir al sexo en mercanc¨ªa, releg¨¢ndolo al nivel de culturas inferiores que acabar¨¢ con ¨¦l a trav¨¦s de uno de sus protagonistas an¨®nimos. Passolini no era un poeta maldito, sino l¨²cido, consciente de su categor¨ªa ajena a la sociedad en que se hallaba inmerso. Ello explica su actitud ante s¨ª mismo y para los dem¨¢s, en sus ¨²ltimos a?os, que revelaban, por encima de un vivir con menos ilusiones, a pesar de su fama reconocida, un inter¨¦s por experiencias y proyectos nuevos. Asi, tras Sal¨® preparaba una novela r¨ªo sobre la sociedad italiana, que ¨¦l conoc¨ªa bien y a la que hasta su muerte tantas veces se enfrentara, sin aceptar de ella, ni su moral, ni su psicolog¨ªa, ni la estructura industrial de la que en cierto modo ven¨ªa a derivarse.Testamento-fabulaci¨®n
Su particular conflicto con el padre, es decir, con su infancia olvidada por m¨¢s de trece a?os, vuelta a vivir ahora, con narcisismo y a?oranza, hasta poco antes de su muerte, se halla, pues, en este, testamento-fabulaci¨®n, cuya trama viene a resumir la postura de las viejas generaciones capaces de apartar de s¨ª a los hijos distintos o molestos, a todo aquel que reclama un cambio o pregunta un por qu¨¦, m¨¢s apremiante cuanto m¨¢s cercano. Aqu¨ª, Como en ?Teorema?, como en toda su vida nacida en el temor y. consumada en el esc¨¢ndalo, Pier Paolo Passolini se dir¨ªa que espera tambi¨¦n la visita de ese ambiguo mensajero. ?Qu¨¦ mensajero?, nos preguntamos. Nadie sabr¨¢ decirnos si el dios perdido de su juventud o el hallado en Casarsa, al cabo de los a?os.
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