"Somos compa?eros y amigos", dijo Areilza en su contestaci¨®n
Castiella ingreso en la Academia de Morales y Pol¨ªticas
Ayer se celebr¨® la recepci¨®n de don Fernando Mar¨ªa Castiella, ex ministro de Asuntos Exteriores, como miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas. El nuevo acad¨¦mico pronunci¨® un discurso, expositivo de la batalla diplom¨¢tica librada por Espa?a entre 1918 y 1926 para ganar un puesto permanente en el Consejo de Da Sociedad de Naciones. Contest¨® al se?or Castiella el ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, con una semblanza pol¨ªtica y personal del acad¨¦mico. ?Somos amigos y hemos sido compa?eros en muchas y diversas aventuras intelectuales y pol¨ªticas?, dijo Areilza.
Castiella traz¨® una semblanza de su antecesor en el sill¨®n de la Academia, Jos¨¦ Yanguas Mess¨ªa, que, lo mismo que el recipiendario, fue catedr¨¢tico de Derecho Internacional, embajador ante la Santa Sede y ministro de Estado.En 1918, al t¨¦rmino de la primera guerra mundial, pudo creerse que con la organizaci¨®n de una Sociedad de Naciones, en la l¨ªnea preconizada por nuestros juristas y te¨®logos del siglo XVI, los pueblos de la tierra contar¨ªan con un medio eficaz para solucionar los conflictos que surgiesen entre ellos. Cuatro lustros despu¨¦s del desastre colonial espa?ol, la diplomacia de nuestro pa¨ªs percibi¨® que la organizaci¨®n y el trabajo de la Sociedad de Naciones brindaban a Espa?a la oportunidad de adquirir una s¨®lida y prestigiosa posici¨®n internacional. De ese modo hicieron objetivo primordial la obtenci¨®n de un puesto permanente en el Consejo rector de la instituci¨®n ginebrina, idea que nada ten¨ªa de descabellada, ya que en dos ocasiones estuvo a punto de, verse satisfecha. Desde Romanones a Primo de Rivera, cuantos se sucedieron en el palacio de Santa, Cruz -Gimeno, Gonz¨¢lez Hontoria, Lema, Fern¨¢ndez Prida, Santiago Alba y Yanguas Mess¨ªa- hicieron cuanto pudieron para lograrlo.
En aquellos Espa?a no se encontr¨® con una cerrada oposici¨®n ideol¨®gica, como ha ocurrido en estos tiempos, se?al¨® Castiella. Estadistas de muy variada significaci¨®n pol¨ªtica: Briand, Herriot, Poicar¨¦, Vandervelde, Benes, Lloyd George, Balfour, Chamberlain, Baldwin, Salandra, Mussolini, estuvieron a nuestro lado cuando hubo que adoptar decisiones en Ginebra.
En 1921, a Espa?a le falt¨® un solo voto, el del Brasil, que si bien no se opon¨ªa, exig¨ªa ocupar, a la vez, un puesto permanente en el Consejo. En 1926, fue s¨®lo el veto, de Suecia, al servicio de una Alemania recelosa de Polonia, el que impidi¨® que fu¨¦semos elegidos, pese al apoyo de las grandes potencias, colocadas en situaci¨®n comprometida por las exigencias germanas despu¨¦s de Locarno.
Uno de los per¨ªodos m¨¢s largos
Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza hizo, en su contestaci¨®n, un an¨¢lisis de la obra de Castiella al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores, durante doce a?os y ocho meses, ?uno de los per¨ªodos m¨¢s largos que conoce la teor¨ªa de nuestros ministros de Estado?. Se refiri¨® primero a la ley de Libertad Religiosa, que se ocupaba de un derecho envuelto, al final de los a?os cincuenta, en ?uno de esos tab¨²es que en la historia de los pueblos surgen, de vez en cuando?. Cuando Castiella hab¨ªa conseguido la aquiescencia para su proyecto, tanto del Vaticano como de la jerarqu¨ªa espa?ola, ?surgen dentro del propio Gobierno del que forma parte violentas oposiciones... El fanatismo archiva el proyecto y han de esperarse ?diez a?os! y dejar que se produzcan los textos y normas del Concilio Vaticano II para que se haga ley lo que Castiella propuso en 1957?, dijo el ministro.
Areilza se ocup¨® a continuaci¨®n de las grandes l¨ªneas de actuaci¨®n del ministro Castiella. ?Integrarse en la construcci¨®n europea... situ¨¢ndonos al nivel de las decisiones colectivas, fue el gran paso inicial de Castiella en 1962, que abri¨® la compleja y largamente frustrada negociaci¨®n con la Comunidad Europea?.
?La descolonizaci¨®n de las posesiones de Africa en la Guinea Ecuatorial fue otro ejemplo de batalla de anticipaci¨®n? en la que se produjeron graves da?os ?por la tardanza, que es en pol¨ªtica el com¨²n denominador de muchos desastres?.
En cuanto a las negociaciones con los Estados Unidos, Areilza evoc¨® ?la dura l¨ªnea? de Castiella, de qui¨¦n ?no comparto enteramente su tesis porque entiendo que hay otros elementos complementarios en el asunto?.
?Y queda Gibraltar?, a?adi¨® el ministro: ?Nunca se hab¨ªa llevado a t¨¦rmino un intento tan serio, ni tan bien preparado, en el terreno jur¨ªdico y diplom¨¢tico, para lograr la restituci¨®n anhelada, que las Naciones Unidas sentenciaron a nuestro favor, una y otra vez?
Termin¨® el ministro su parlamento enunciando algunos principios b¨¢sicos de la acci¨®n exterior del Estado, sugeridos por la obra de Castiella al frente de la diplomacia: ?Ning¨²n pa¨ªs lo es, realmente, si carece de dos cosas: soberan¨ªa popular, es decir, protagonismo de la sociedad en su gobierno pol¨ªtico y plena identidad de su ser, en la acci¨®n exterior?. ?No hay en el mundo interdependiente de hoy sitio para el aislamiento de una naci¨®n desarrollada?. ?La interconexi¨®n entre pol¨ªtica interior y externa es, en una naci¨®n, cada d¨ªa m¨¢s estrecha, como lo son las dos caras de una misma moneda?. ?La imaginaci¨®n es tan necesaria como la raz¨®n para conducir a un pueblo y hay que alimentar no s¨®lo su cuerpo, sino su sensibilidad?. ?Toda gran pol¨ªtica exterior tiene una t¨¦cnica compleja y una orientaci¨®n simple que la mayor¨ªa del pueblo debe entender?.
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