El problema es la vida
Los m¨¦dicos hemos inventado aparatos para hacer posible lo imposible: mantener en vida un cuerpo sin conciencia.,Pero hay cosas que no se entender¨¢n nunca y una de ellas es la actitud del hombre ante la muerte. La muerte es negada por todos menos por el hombre adulto que sabe y siente que morir¨¢. Pero los m¨¦dicos que luchamos contra la muerte de un solo individuo, como en el caso de Karen Quinlan, nos quedamos congelados mentalmente sin poder comprender c¨®mo se arma un revuelo mundial ante un ser que est¨¢ muerto y en cambio queda impasible la opini¨®n p¨²blica ante los miles de muertos de los fines de semana.?Qu¨¦ investigaci¨®n seria se ha hecho sobre esa enfermedad? ?Qu¨¦ agente capaz de'producir decenas de muertos cada fin de semana no tendr¨ªa revuelta a media humanidad? Como e emplo de valoraciones subjetivas de la muerte se podr¨ªa poner el hecho de que las intoxicaciones en un avi¨®n se consideren un tema m¨¢s importante que los muertos de la carretera. ?Es qu¨¦ se pueden olvidar los seis millones de jud¨ªos que mataron los nazis? ?Y ese escritor ruso que dice que Stalin produjo millones de muertos se merece un campo. de concentraci¨®n del que nunca pueda salir, cosa que ha pedido para ¨¦l alguien que se cree James Joyce?
Los m¨¦dicos, al luchar a diario por la salud de unos pocos, vemos claro. que elfuncioriamiento humano a nivel colectivo es muy primitivo. Tanto que no nos importan todos los muertos, sino que unos parece n valer m¨¢s que otros. Pero para la medicina no es as¨ª.
Horroriza ver c¨®mo para tanto psic¨®tico disfrazado de fan¨¢tico es necesaria la muerte de algunos para erradicar el mal. Y el mal real es la atenuada conciencia de la existencia de los otros. S¨®lo vemos las etiquetas que les ponemos. Sentimos amor si esas etiquetas son iguales que las propias. Se puede matar por ideas distintas a las nuestras, lo que es peor a¨²n que la falta de ideas.
Para un m¨¦dico -como un padre o una madre que saben lo que cuesta desarrollar una vida- no existe ninguna idea sobre la tierra que justifique la muerte de uno de nosotros. Pero la medicina se pregunta sobre la locura moral de los pueblos de la tierra que matan hombres y eliminan tazas por ideolog¨ªas que no valdr¨¢n un pimiento quinientos a?os despu¨¦s.
El hombre a nivel colectivo es un ni?o perverso y polimorfo. Crea ¨ªdolos, los derriba, mata por una estupidez, pues toda idea que cause muertes es est¨²pida.
Se presencia con escepticismo c¨®mo se gasta en armas para destruir -porque las armas no-se fabrican para hacer fuegos artificiales- lo que habr¨ªa que gastar en investigaci¨®n sobre la conducta del hombre, en educaci¨®n, saneamiento y prevenci¨®n de la enfermedad fisica o ps¨ªquica.
Por eso los m¨¦dicos hemos inventado aparatos que mantienen en vida un cuerpo sin conciencia.
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