Karen Quinlan respira sin ayuda
El 14 de abril de 1975, Karen fue a festejar el cumplea?os de un amigo a una taberna del lago de Lackawanna. Sus amigos la vieron tomar algunas copas e ingerir a lo largo del d¨ªa numerosas pastillas. Fue entonces cuando empez¨® a dar cabezadas. Eran sus ¨²ltimos momentos de conciencia. Se pens¨® que lo suyo era un mero efecto de la bebida. Pero cuando sus amigos se decidieron a llevarla a casa se dieron cuenta de que no respiraba ni recobraba el conocimiento.Los m¨¦dicos del hospital cercano al que fue trasladada r¨¢pidamente, no pod¨ªan determinar la causa de la p¨¦rdida de sentido y de los ceses peri¨®dicos de respiraci¨®n. Pero a consecuencia de ello se produjo en su organismo el fen¨®meno de anoxia que consiste en una reducci¨®n de la concentraci¨®n de ox¨ªgeno en c¨¦lulas y tejidos.
La muchacha hab¨ªa entrado en coma. Se impon¨ªa la necesidad de colocarla en un respirador artificial que es necesario para vivir. Desde entonces hasta hoy, Karen no ha mejorado en su estado neurol¨®gico.
Problema moralLos padres de la joven, cat¨®licos, decidieron que se la quitase el aparato y se la dejase morir. Pero algunos m¨¦dicos se negaron a ello. El se?or Quinlan acudi¨® entonces a los tribunales. Se celebr¨® un juicio en el que se esgrimieron argumen,tos a favor y en contra de quitar a Karen el respirador. Con ocasi¨®n de tan delicado caso se han definido recientemente a favor o en contra de la eutanasia organismos diversos, desde el Vaticano hasta el Consejo de Europa. El profesor Cotta, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad de Roma, critic¨® desde Radio Vaticano la decisi¨®n del Tribunal Supremo de Nueva Jersey. ?Desde este punto de vista -dijo-, cada uno se convirtir¨ªa, den due?o de su vida, podr¨ªa querer o no querer su propia muerte cuando se le antojare. Me parece que estamos en un v¨¦rtigo, porque de esta manera llegamos al de techo al suicidio.?
Otras opiniones dentro de la Iglesia cat¨®lica subrayan el aspecto ilegal de la cuesti¨®n. As¨ª, el obispo de Estrasburgo se dirigi¨® en diciembre ¨²ltimo al Consejo de Europa que iba a estudiar el tema de la eutanasia afirmando que: ?Tenemos el grave deber de rechazar la eutanasia porque es un medio de liberado de poner fin a la vida de uno prematuramente... La eutanasia, en el sentido de una provocaci¨®n voluntaria cle la muerte, debe ser considerada por todos los hom bres como la puerta abierta al asesinato legal.?La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, sin embargo, no tuvo muy en cuenta la opini¨®n del obispo de Estrasburgo, y despu¨¦s de largas discusiones y varias recomendacilones adopt¨® el 29 de enero, por 64 votos a favor, doce en contra y 13 abstenciones, una reconi endaci¨®n destinada a definir los nuevos derechos de los enfermos y de los moribundos en, funci¨®n de los progresos de las ciencias m¨¦dicas.
Uno de estos derechos se considera el de no sufrir y el de administrar tratamientos destinados a aliviar dolores insoportables, aunque estas medidas tengan como efecto secundario acelerar la muerte. Se recomienda en este documento del Consejo de Europa, a los Gobiernos europeos, que se estudie jur¨ªdicamente la autorizaci¨®n a los m¨¦dicos a renunciar a las medidas para prolongar la vida, en particular en el caso de parada irreversible de las funciones cerebrales.
Un problema nuevo En la l¨ªnea del respeto a una muerte natural, cuando no hay nada que hacer, es en la que se defini¨® la sentencia del Tribunal de Nueva Jersey. En su sentencia se afirma que la muerte que sobrevendr¨ªa al retirar el respirador ? no constituir¨ªa un homicidio, sino una extinci¨®n resultante de causas naturales existentes.?
Se exime, en la sentencia, a los m¨¦dicos de tener que emplear recursos extraordinarios. Al prescindir del respirador y comprobarse que la muchacha puede respirar sin ayuda mec¨¢nica, su tratamiento queda reducido al empleo de antibi¨®ticos y alimentaci¨®n prote¨ªnica. Si sus padres quieren que se suspenda este tratamiento, tendr¨¢n que hacer nuevas demandas judiciales. Y los m¨¦dicos, pese a asegurar que la muchacha nunca saldr¨¢ del estado de coma, probablemente se continuar¨¢n oponiendo a la interrupci¨®n del tratamiento.
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