Roban 200 kilos de material explosivo en un polvor¨ªn de Pontevedra
Durante m¨¢s de diecis¨¦is horas, las autoridades pontevedresas han creido que se habla cometido en la provincia, a escasos kil¨®metros de la capital, el m¨¢s importante robo de explosivos ocurrido en los ¨²ltimos a?os en Espa?a. En un primer recuento se estimaba que hab¨ªan desaparecido 700 kilos de dinamita-goma, de un polvor¨ªn que vende a particulares -constructores, pirot¨¦cnicos-. A ¨²ltima hora de la ma?ana de ayer se comprob¨® que el robo realizado a mano armada, posiblemente por cinco individuos, ten¨ªa menos importancia: hab¨ªan desaparecido 200 kilos de dinamita, p¨®lvora y detonadores.
El polvor¨ªn, propiedad del se?or Santos Cao, se encuentra en un lugar de dif¨ªcil acceso, al que se llega a trav¨¦s de una mala pista forestal de 600 metros de longitud, que parte de la carretera de Pontevedra a Pontecaldelas, a seis kil¨®metros de la capital. Tiene capacidad para almacenar 25.000 kilos de explosivos, y se calcula que el lunes por la tarde -d¨ªa del robo- las instalaciones estaban ocupadas al 50 por 100. Maximino Mart¨ªnez, guarda jurado de sesenta y seis a?os, casi ciego, se encontraba en el momento del asalto acompa?ado de un nieto que no ha cumplido tres a?os. Unos golpes bruscos en la puerta de la vivienda le hicieron suponer que llegaba alg¨²n cliente con prisas. Al franquear la entrada a los que llamaban le pusieron una pistola en el est¨®mago y le obligaron a ponerse de espaldas. ?Eran dos -ha dicho el se?or Mart¨ªnez a EL PAIS-, pero no puedo hablar de su f¨ªsico. No he reconocido a a ning¨²n sospechoso, entre las muchas fotograf¨ªas que me ha ense?ado la Guardia, Civil. Hablaban correctamente gallego, con acento pontevedr¨¦s, y uno de ellos puede tener veintid¨®s a?os. Nada m¨¢s llegar me quitaron las gafas, y como uno comprob¨® que le miraba de refil¨®n, me aconsej¨® que dejara de hacerlo.??Al ordenarme que me pusiese de espaldas cre¨ª que me iban a matar y se lo dije, pero ellos contestaron que estuviera tranquilo: "No te, mataremos de espaldas ni de frente".?
El guarda tem¨ªa no s¨®lo par la vida de su nieto, sino tambi¨¦n por la de su yerno, que ten¨ªa el prop¨®sito de recoger al ni?o a media tarde. ?Afortunadamente no vino hasta que lleg¨® el compa?ero que me releva, porque sabe Dios lo que habr¨ªa pasado si aparece cuando estaban aqu¨ª esos hombres.?
Cinco asaltantes
No se ha concretado el n¨²mero de personas que formaban el coman do, aunque se cree que pod¨ªan ser cinco, vestidos con monos azules. Dos llegaron al polvor¨ªn en una furgoneta DKV, con el conductor maniatado. Este, Manuel Portela, hab¨ªa sido contratado en las inmediaciones de la estaci¨®n del ferrocarril en Pontevedra para recoger unos tableros, al otro extremo de la ciudad. Cuando lleg¨® a un t¨²nel, junto al r¨ªo L¨¦rez, los dos j¨®venes le enca?onaron y le obligaron a pasar a la parte de atr¨¢s del veh¨ªculo. Aunque les ofreci¨® treinta y tantas mil pesetas y algunos objetos de oro, sus acompa?antes respondieron que no pretend¨ªan robar. La furgoneta, que a primera hora de la noche de ayer no hab¨ªa sido localizada, lleg¨® al polvor¨ªn, poco despu¨¦s de las cinco y cuarto de la tarde del lunes. En tanto, dos miembros del comando vigilaban al guarda y al conductor, a los que cubrieron la boca con esparadrapo, se cree que otras tres personas cargaron en el veh¨ªculo 100 kilos de dinamita-goma, 73 kilos de p¨®lvora-mina, 3.047 detonadores el¨¦ctricos y 2.00) metros de cable para explosiones a larga distancia. Media hora despu¨¦s de iniciada la operaci¨®n, en la que particip¨® tambi¨¦n un turismo Simca 1000, parte del comando abandonaba el lugar, en el que quedar¨ªan, al menos , dosj¨®venes que se apoderaron de las pistolas y carabinas de los guardas jurados: el que se encontraba de vigilancia y su compa?ero que iniciaba el turno a las nueve de la noche, pero lleg¨® una hora antes, casi al propio tiempo que el yerno del se?or Mart¨ªnez. Descubierto el robo, dos horas y cuarto despu¨¦s de haberlo cometido, los ladrones tuvieron tiempo de alejarse del lugar del suceso.
Cuando la Guardia Civil acudi¨® al polvor¨ªn, localiz¨® en las inmediaciones un turismo Seat 1500, que se supone pretend¨ªa utilizar el comando, aunque se ignora por qu¨¦ lo abandon¨®. Ante el temor de que fuera una trampa, las puertas fueron abiertas utilizando una cuerda unida a un Land Rover que tir¨® de ella. Poco despu¨¦s se sab¨ªa que el turismo hab¨ªa sido robado en Vigo.
Apenas conocido el suceso se montaron controles en las carreteras de la provincia, especialmente en la zona pr¨®xima a Portugal, y se rastrearon docenas de pistas forestales, pero no ha habido hallazgos que ayuden en las investigaciones. Desde ¨²ltima hora de la tarde del lunes hasta la ma?ana de ayer se crey¨® que la dinamita desaparecida llegaba a 700 kilos, pero contrastadas las existencias y los libros-registros, en presencia de un interventor de armas de la Guardia Civil, se determin¨® exactamente lo que hab¨ªa desaparecido.
Seg¨²n noticias oficiosas, el ministro de la Gobernaci¨®n y el director general de Seguridad se interesaron personalmente por el suceso, que se considera tiene al cance pol¨ªtico. Hay conjeturas de todo tipo: desde atribuir el hecho a grupos galleguistas de extrema izquierda, hasta considerar la posibilidad de que fuera un comando de extrema derecha, que se expres¨® en lengua gallega e hizo alarde de ello para desorientar a los investigadores. En medios policiales se especula tambi¨¦n con la posibilidad de que los explosivos y las armas hayan sido trasladados a alg¨²n piso franco, aprovechando el tiempo transcurrido hasta que se conoci¨® el hecho. Tambi¨¦n se ha hablado de la existencia de un turismo matr¨ªcula de San Sebasti¨¢n que habr¨ªa participado en la operaci¨®n, pero el rumor no tiene gran consistencia.
El suceso, adem¨¢s de las secuelas que produzca, plantea una cuesti¨®n grave: ?C¨®mo es posible que un polvor¨ªn que puede almacenar 25.000 kilos de explosivos est¨¦ vigilado doce horas del d¨ªa por un hombre de sesenta y seis a?os, casi ciego, y que s¨®lo a partir de 1961 cuenta con permiso de armas?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.