Gobierno y oposici¨®n deben aceptar compromisos hist¨®ricos y pactos fundamentales
Gobierno y Oposici¨®n deben aceptar compromisos hist¨®ricos y pactos fundamentales; debe evitarse el planteamiento de la concurrencia pol¨ªtica en t¨¦rminos de voluntad de exterminio del adversario y hay que buscar un consenso b¨¢sico en lo fundamental, con aplazamiento de las cuestiones de programa, Estas son las coordenadas b¨¢sicas en que debe moverse el momento pol¨ªtico espanol, en opini¨®n del vicepresidente para Asuntos del Interior y ministro de la Gobernaci¨®n, Manuel Fraga.El se?or Fraga, en la conferencia pronunciada ayer en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislaci¨®n sobre el tema C¨¢novas o el compromiso de la reconciliaci¨®n, puso de manifiesto que el problema pol¨ªtico fundamental de la Espa?a actual, como lo fuera en ¨¦poca de C¨¢novas, consiste en lograr un consenso amplio para que los espa?oles de distintos intereses, ideas y tendencias puedan convivir pac¨ªficamente, defender civilizadamente lo que les separa y, en definitiva, tolerarse mutuamente.
?Es decir -se?al¨®- renunciar a tirarse adjetivos y leyes represivas a la cabeza; aceptar que en las c¨¢tedras o en los peri¨®dicos se defiendan puntos de vista diferentes, Incluso si son radicales; permitir una vida cultural activa, una escena social abierta, una arena pol¨ªtica a la vez competitiva y civilizada; conseguir que no tenga que salir del pa¨ªs, de vez en cuando, un numeroso contingente de exiliados y evitar, en fin y sobre todo, que no se plantee una vez m¨¢s la concurrencia pol¨ªtica en t¨¦rminos de voluntad de exterminio del adversario.?
En opini¨®n del se?or Fraga, el consenso nacional puede lograrse, con tal de que todos nos lo propongamos con todas sus consecuencias. Gobierno y Oposici¨®n deben, por tanto, aceptar compromisos hist¨®ricos y pactos fundafnentales. En este sentido, agreg¨®, ?pese a las incitaciones de los impacientes, las reservas de los puristas y el rechazo de los resentidos, la Reforma sigue su camino?.
V¨ªa pac¨ªfica de la democracia
?A seis meses de la muerte del general¨ªsimo Franco -dijo m¨¢s adelante el se?or Fraga- y pese al combate de posiciones ideol¨®gicas extremas, hemos aprendido muchas cosas, una de ellas de primordial importancia: que el pueblo espa?ol est¨¢ lejos de ser nuevamente carne de ca?¨®n de aventuras revolucionarias.?
?Puedo afirmar -agreg¨® el conferenciante- que la sociedad espa?ola est¨¢ en la v¨ªa pac¨ªfica de la democracia, pese a que medien muchos otros obst¨¢culos hasta la culminaci¨®n del tr¨¢nsito. Si no nos hemos arredrado a lo largo del medio a?o transcurrido, menos transigiremos hoy en ver amenazada esa justa tranquilidad cuando ya apunta en el horizonte la consolidaci¨®n de la Reforma constitucional como compromiso de la reconciliaci¨®n.?
En relaci¨®n con el tema espec¨ªfico de su conferencia, el se?or Fraga manifest¨® que para C¨¢novas, la Restauraci¨®n no deb¨ªa basarse en el Manifiesto de la Reina de 1868, sino que deb¨ªa ser la gran ocasi¨®n para la pacificaci¨®n y para el gran pacto nacional. ?De aqu¨ª su gran mensaje, v¨¢lido para todos los tiempos y, por supuesto, para la Espa?a de hoy: buscar un consenso b¨¢sico en lo fundamental y, a la vez, un aplazamiento de las cuestiones de programa.?
Se refiri¨® m¨¢s tarde a los inconvenientes que hubo de afrontar el estadista de la Restauraci¨®n, quien -manifest¨®- dispuesto a no dejarse forzar la mano por unos y otros, ejerci¨®, al frente del Gabinete-Regencia, una sabia y prudente dictadura al servicio del establecimiento de un r¨¦gimen liberal?.
La Corona, s¨ªmbolo de la unidad
De los factores que hicieron posible el ¨¦xito de la Restauraci¨®n, mencion¨® el se?or Fraga al reconocimiento por los pol¨ªticos responsables y por el buen instinto de que hay un l¨ªmite a la anarqu¨ªa. ?Hay un momento -dijo- en el cual la gente ya no soporta m¨¢s inseguridad. Ese es el momento en el cual la Corona, como s¨ªmbolo supremo de unidad, orden y paz, reaparece como motor de la transici¨®n hacia una convivencia m¨¢s normal.? El papel de C¨¢novas en este ¨¦xito consisti¨® -seg¨²n las palabras del ministro de la Gobernaci¨®n- en instrumentar la arquitectura institucional adecuada, organizar jur¨ªdicamente el paso del caos al orden y una maniobra adecuada entre las fuerzas pol¨ªticas.
Sobre la personalidad y las ideas del ?autor de la gran empresa de la Restauraci¨®n?, indic¨® el ministro que ?C¨¢novas ten¨ªa las cualidades b¨¢sicas de un hombre de Estado, moderno; f¨ªsicamente fuerte, trabajador incansable, con dotes intelectuales de primer orden, y un sentido claro a la vez de la autoridad y de la dial¨¦ctica?.
?C¨¢novas -afirm¨® m¨¢s adelante- no transig¨ªa en los temas fundamentales. Como gran patriota que fue, para ¨¦l la Naci¨®n y su unidad eran intangibles. Pero en todas las restantes cuestiones se acredit¨® como un pol¨ªtico cien por cien, siempre dispuesto a la negociacion y a la b¨²squeda de soluciones viables.?
Se refiri¨®, a continuaci¨®n, a los errores que cometi¨® C¨¢novas, sobre todo, en pol¨ªtica exterior, ?aunque a pesar de todo ello -dijo Fraga- logr¨® su empresa fundamental: pacificar al pa¨ªs, darle una Constituci¨®n-y restaurar la monarqu¨ªa. Estableci¨® un ajedrez pol¨ªtico -a?adi¨®- en el que se pod¨ªa jugar y en el cual todas las piezas cubr¨ªan al Rey. Cuando alguien intent¨® volcar el tablero, no vacil¨® en emplear la mano dura, a pesar de la reacci¨®n europea?.
?La verdad -concluy¨® el se?or Fraga Iribarne- es que C¨¢novas fue un gran hombre de Estado, que sobresale cabeza y hombros por encima de todos sus connacionales. Supo convencer, m¨¢s que emocionar, a los espa?oles; les ofreci¨® una gran s¨ªntesis en una monarqu¨ªa a la vez hist¨®rica, hereditaria, moderna, constitucional, representativa, parlamentaria, cat¨®lica y liberal?.
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