Kaunda es la clave
Africa ha sido desde el Congreso de Berl¨ªn de 1884-85 un coto privado. En aquella reuni¨®n internacional, las principales potencias colonialistas se dividieron el continente con un tiral¨ªneas. Las arbitrariedades de la subsiguiente rapi?a colonial est¨¢n -o deber¨ªan estar- a la vista de todos. Herederos de aquel despojo son ahora los rodesianos y los sudafricanos blancos. Los ¨²ltimos herederos. Y est¨¢n a punta de batirse a la desesperada, tratando de mantener un legado imposible: la ?carga del hombre blanco? concretada en ?misi¨®n civilizadora?. Son los rodesianos los que se encuentran en peor situaci¨®n. Ocupando la por ellos ignorada centenaria civilizaci¨®n zimbabue llevan en abierta rebeli¨®n contra la metr¨®poli brit¨¢nica, once a?os. Pero ¨²ltimamente los vientos no les son demasiado favorables. La principal raz¨®n estriba -en la creciente consolidaci¨®n de nuevas sociedades africanas de car¨¢cter revolucionario en Angola y Mozambique.Si se echa un vistazo al mapa, puede observarse que la Rodesia de Smith se encuentra ahora pr¨¢cticamente cercada por Estados negros de mayor o menor car¨¢cter progresista que le son hostiles: en especial Mozambique, Tanzania y Zambia. Tanzania interesant¨ªsima experiencia de una peculiar v¨ªa africana al socialismo- ha sido al mismo tiempo incesante foco de ayuda material y moral para las guerrillas que durante a?os han combatido al colonialismo portugu¨¦s y a la dominaci¨®n extranjera implantada en Zimbabue y Sud¨¢frica. Tanzania ha sido siempre una segura carta de apoyo para la liberaci¨®n -pausada o acelerada, seg¨²n las circunstancias- de Africa, como ahora lo son Angola y Mozamb¨ªque. Pero Zambia ha sido una tradicional y aleatoria inc¨®gnita en este asunto. Situada a¨²n m¨¢s estrat¨¦gicamente que Tanzania en cuanto a Zimbabue y Rodesia se refiere, y dirigida por el presidente Kaunda y su r¨¦gimen, al menos b¨¢sicamente progresista, Zambia ha gozado por ello de inconvenientes y ventajas: las f¨¢ciles e inmediatas represalias militares y econ¨®micas por parte del vecino sistema blanquista sudafricano y su inmejorable atalaya para sost¨¦n de la actividad guerrillera.
Hasta hace unas semanas, Zambia pon¨ªa determinados obst¨¢culos a esta ¨²ltima, por miedo al boicot sudafricano a su econom¨ªa, bastante deteriorada ahora por la no boyante cotizaci¨®n del cobre en el mercado mundial. Pero una vez consolidada la Rep¨²blica Popular de Angola, el Presidente zambiano parece estar considerando seriamente la posibilidad de subirse definitivamente al tren nacionalista y revolucionario africano, que recorre cada vez m¨¢s estaciones. De que el r¨¦gimen zambiano se comprometa m¨¢s o menos sinceramente (y en ello la diplomacia kissingeriana tiene algo que ver) en la liberaci¨®n de los ¨²ltimos territorios sometidos a donominaci¨®n blanquista directa, puede depender a corto plazo la ca¨ªda del sistema de opresi¨®n europea en Zimbabue. El presidente zambiano acaba de hacer una contundente declaraci¨®n, no muy frecuente en ¨¦l: ?El ¨²nico hombre blanco que tendr¨¢ sitio en una Rodesia independiente, ser¨¢ el que adem¨¢s sea revolucionario?. Habr¨¢ que observar meticulosamente sus pr¨®ximas acciones. Por eso Kaunda es la clave.
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