El fiscal de G¨¦nova, asesinado a tiros
El fiscal general de la Rep¨²blica en G¨¦nova, Francesco Coco, fue asesinado a tiros a quemarropa ayer a pocos metros del portal de su casa. Con ¨¦l perdieron tambi¨¦n la vida su guardaespaldas, Giuseppe Saponaro, de 34 a?os, y el ch¨®fer, Antioco Deiana, 42 a?os.
El magistrado Coco, que hab¨ªa nacido en 1908 e ingresado en la magistratura en 1933, era considerado un intransigente y un duro. Cuando hace tres a?os las Brigadas Rojas que se autodefinen de izquierdas raptaron al juez Mario Sossi Coco, en nombre del Estado, no acept¨® ninguna de las condiciones puestas y Sossi fue liberado. Coco se estaba ocupando en la actualidad del asesinato del fiscal de la Rep¨²blica de Palermo, Pietro Scaglione, cometido el 5 de mayo de 1971. Conoc¨ªa bien el ambiente genov¨¦s, pues en G¨¦nova hab¨ªa trabajado en 1971 y tras una estancia en Cagliari, a G¨¦nova hab¨ªa vuelto en 1974, donde indagaba sobre diversos tr¨¢ficos que tienen su red o cita en la ciudad portuaria.La paternidad del triple asesinato ha sido reclamada por los llamados ?Nuevos Partisanos?, seg¨²n una octavilla firmada que manos an¨®nimas depositaron en una cabina tel¨¦fonica de G¨¦nova y que fue retirada por un periodista de un diario local. Los sindicatos confederados (CGIL-CISL-UIL), proclamaron para hoy tres horas de huelga en protesta contra este ?recurso a la violencia que viola la convivencia democr¨¢tica?.
El s¨¢bado pasado uno de los cines m¨¢s lujosos de Roma, el Barberini, donde los neofascistas iban a celebrar un comicio de protesta por la violencia de Piazza Venecia, fue pasto de las llamas. Reivindicaron tambi¨¦n el atentado los ?Nuevos Partisanos?, una nueva organizaci¨®n extraparlamentaria que tratar¨ªa de vengar a todos los j¨®venes ca¨ªdos estos a?os a manos de los neofascistas.
Aunque la C¨¢mara haya concedido ayer permiso un¨¢nime -con la abstenci¨®n de los neofascistas- para procesar al diputado missino Sandro Saccucci, por lo que toda la prensa define el raid fascista de Sezze Romano, se est¨¢ todav¨ªa muy lejos de disponer de una versi¨®n justa de los hechos y de individualizar sobre todo las responsabilidades. Saccucci ha tomado las de Villadiego y no se presentar¨¢ al magistrado, y el agente del servicio de contraespionaje que lo acompa?aba con otros pistoleros est¨¢n siendo interrogados por el juez para formalizar el sumario.
Tampoco se dispone de una versi¨®n clara de los hechos de Piazza Venecia. Varios testigos hablan de un grupo de j¨®venes enmascarados que, pistola en mano, habr¨ªan tenido una funci¨®n de provocar el choque entre neofascistas y extrapartamentarios.
El vicecomisario de polic¨ªa Giacomo Stabile, por lo pronto, ha sido cambiado de oficina. Naturalmente, tales episodios se hacen eco en los discursos electorales de los pol¨ªticos. Los comunistas acusan a la polic¨ªa de ser demasiado indulgente en esta campa?a electoral. Las fuerzas pol¨ªticas, sobre todo la democracia cristiana, que aspira a ampliar al m¨¢ximo el consenso electoral para poder formar un Gobierno estable, condenan a todas las fuerzas eversivas, de derechas y de izquierdas, que no hacen una oposici¨®n o una subversi¨®n al sistema sino que quieren sustituirlo por otro.
Es opini¨®n general que el clima de violencia favorece a la democracia cristiana, quien puede as¨ª presentarse al electorado una vez m¨¢s como el partido garante de la libertad y de la democracia. Tanto Moro como Fanfani, que son los oradores democristianos de esta campa?a, tratan sin recovecos de pescar votos en ese sector de derechas que odia la violencia y a quienes Moro en especial propone un anticomunismo diverso, que sea rentable pol¨ªticamente.
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