Un respeto

Eddy Merckx, afortunadamente para ¨¦l, es belga. Si fuera espa?ol, la prensa de hoy le dedicar¨ªa una sentida y lacrim¨®gena despedida. Los enemigos, que los tendr¨ªa, aprovechar¨ªan la ocasi¨®n para decir que est¨¢ acabado, y que ahora va a saber lo que es bueno. Naturalmente, siempre habr¨ªa un viejo escalador que afirmar¨ªa que, en su ¨¦poca, nunca habr¨ªa ganado tantos t¨ªtulos, porque no hubiera resistido los ataques en la monta?a. La reacci¨®n, en B¨¦lgica, tras el descalabro en el Giro, ser¨¢ de tristeza, pero nunca ir¨¢ envuelta en la ira.Todos los grandes ases del deporte tienen sus d¨ªas aciagos y sus a?os de decadencia. La vida deportiva tiene unos l¨ªmites y ser¨ªa rid¨ªcuio pretender que los campeones estuvieran eternamente en el podio. Que Merckx no es el de a?os atr¨¢s, parece evidente, pero no hay motivo para solazarse con su decadencia. Les vencedores de ahora y los que le desbanquen definitivamente, tendr¨¢n que guardarle un profundo respeto. El historial de Eddy Merckx no admite chuflas.

Respeto tambi¨¦n merece Jos¨¦ Manuel Fuente. Quiere y no puede. Los m¨¦dicos espa?oles no le dan el visto bueno definitivo y ha corrido en Asturias bajo su responsabilidad. En Italia hay doctores rn¨¢s optimistas, pero el futuro de Fuente parece irreversible. Sus problemas fis¨ªcos son importantes. Empe?arse en vencerlos parece vano. El ciclismo es lo suficienterne nte duro para evitar sufrimientos innecesarios. Los amigos deben ayudarle a superar el trauma.