Ma?ana se cierra la campa?a electoral m¨¢s dram¨¢tica de la postguerra
La m¨¢s dram¨¢tica campa?a electoral en la historia de la Rep¨²blica est¨¢ a punto de cerrarse. Para hoy y ma?ana est¨¢ previsto que los l¨ªderes digan su ¨²ltima palabra. Hoy intervienen p¨²blicamente el democristiano Giulio Andreotti (Roma) y el republicano Ugo La Malfa (Mil¨¢n), y ma?ana, otra vez, La Malfa (Novara), el comunista Enrico Berlinguer (Roma) y el democristiano y presidente del Consejo de Ministros, Aldo Moro, en Bari.
La campa?a no s¨®lo fue dram¨¢tica por los episodios de violencia que -desde el 28 de mayo con la muerte del joven comunista de Sezze Romano- inquietaron a la opini¨®n p¨²blica con las escaramuzas y heridos de plaza Venecia, el triple asesinato de G¨¦nova, los secuestros de los asentadores de carne y pollos de Roma. El dramatismo tambi¨¦n proviene para unos del miedo a ganar y para otros de la posibilidad de perder y romper los equilibrios pol¨ªticos en que se apoya el sistema. Y para todos, de la incertidumbre de no saber c¨®mo ser¨¢n gobernados, con qu¨¦ estabilidad y con qu¨¦ programas.La izquierda parece un submarino que navega siempre bajo agua, nunca en superficie, tratando sobre todo de acreditarse con amplias profesiones de fe en la Comunidad Europea y en la OTAN, en la propiedad de la tierra y en el secreto bancario. La gran culpable de la cat¨¢strofe nacional ser¨ªa la Democracia Cristiana, que trat¨® fundamentalmente de hacer dos cosas: saldar su base electoral y seguir cerrando el paso a los comunistas y tendiendo la mano a los socialistas. Los partidos menores, que van desde el Republicano a los liberales, pasando por los socialdem¨®cratas y, en la izquierda, por los radicales y Democracia Proletaria tratan, sobre todo, de sobrevivir o de entrar por vez primera en el Parlamento. De no ser aplastados por los grandes y estar atentos a participar en el juego seg¨²n la fortuna y el humor de los grandes.
Renovarse, deseo de todos
No pudo ser evitada, pues, una dial¨¦ctica pol¨ªtica que presenta las elecciones como un choque entre un bloque conservador y un bloque progresista. Todos, incluso la opini¨®n de la clase media, est¨¢n de acuerdo en que es preciso renovarse a fondo, cambiar de aire. Nadie sabe -porque nadie anticip¨® programas coherentes y detallados- cu¨¢l debe ser el ? techo ? de los sueldos, de jubilaciones y pensiones, si conviene bajar el tipo de inter¨¦s bancario y c¨®mo disminuir los gastos p¨²blicos si preparar una nueva ley sobre el aborto o c¨®mo luchar contra la concentraci¨®n de las cabeceras de los diarios...Una cosa es segura: el pragmatismo y la viveza que distingue al pueblo italiano le llevar¨¢n a soluciones comunitarias saludables para todos. ?No hay mal que por bien no venga.? Parece ser un principio casi nacional. Las instituciones -incluso los delitos- estar¨¢n al servicio del hombre, seg¨²n este pragmatismo. Valga un ejemplo. El coste de la vida subi¨® en mayo pasado un 1,7 por 100. Grupos armados que pretenden luchar contra el ?capitalismo parasitario? secuestran a dos asentadores de carnes. Ante ?la bolsa o la vida?, los carniceros estar¨ªan dispuestos a vender incluso a precios pol¨ªticos. La justicia interviene y no acepta la provocaci¨®n de los grupos que el secretario del Partido Comunista m¨¢s que extraparlamentarios prefiere llamar ultraparlamentarios. En conclusi¨®n, se afirma que el precio de la ternera podr¨ªa buenamente rebajarse unas 300 ¨® 400 liras. Claro est¨¢ que no por eso se solucionan los problemas del patrimonio zoot¨¦cnico y la caba?a nacional, que obligan a Italia a comprar carne diariamente en los pa¨ªses n¨®rdicos.
Dejando a un lado esta filosof¨ªa de la historia italiana, la prensa sigue inund¨¢ndonos estos d¨ªas de sondeos de opini¨®n, de c¨¢balas y pron¨®sticos y de alguna seria hip¨®tesis pol¨ªtica de nuevo Gobierno que no parece descabellada.
Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo que publica el diario independiente radical La Rep¨²blica, cuatro millones ser¨ªan todav¨ªa los indecisos, cuyo. voto ser¨¢ determinante para el desplazamiento del electorado ya cristalizado.
La izquierda avanza
La izquierda sigue avanzando, en particular los socialistas. Por efecto de la acci¨®n de los cat¨®licos democr¨¢ticos encuadrados en la Democracia Cristiana, pasar¨ªan votos al Partido Comunista. Aumenta la Democracia Proletaria, los radicales tienen casi seguro su ingreso en el Parlamento. Las izquierdas unidas tendr¨ªan un 48,5 por 100. Los republicanos aumentan respecto a 1972. Socialdem¨®cratas y liberales pierden. Votos liberales pasar¨ªan a la Democracia Cristiana y al Partido Republicano, votos socialdem¨®cratas se trasvasar¨ªan al Partido Socialista. El Movimiento Social ganar¨ªa en perjuicio de la Democracia Cristiana. Los indecisos se mover¨ªan entre Democracia Cristiana y comunismo, y entre comunismo y socialismo.Los pron¨®sticos no son ni catastr¨®ficos o apocal¨ªpticos ni triunfalistas. Lenta, pero seguramente el pueblo italiano practica una democracia que si a simple vista da la sensaci¨®n de ser ca¨²tica es consciente del riesgo pero tambi¨¦n del seguro progreso social que la democracia comporta.
Entre democristianos y comunistas, que no se ver¨¢n juntos en un Gobierno de ?gran coalici¨®n" surgi¨® ¨²ltimamente la seria hip¨®tesis de un Gobierno monocolor de socialistas. Parece una provocaci¨®n que un partido que cuenta nada m¨¢s con un 13 por 100 del electorado quiera gobernar s¨®lo con el apoyo o abstenci¨®n de democristianos y comunistas. La- propuesta viene de Giolitti y otros l¨ªderes importantes socialistas. Para que fuera factible, los socialistas tendr¨ªan que tener un aumento considerable. El monocolor socialista podr¨ªa ser ampliado a los republicanos; se crear¨ªa as¨ª un caso de ?convergencia paralela? ya experimentado anta?o bajo otro signo pol¨ªtico. Si esta hip¨®tesis no fuera posible y las izquierdas no toman las riendas del poder con una victoria que les d¨¦ la mayor¨ªa relativa, no queda m¨¢s remedio que volver a formar un Gobierno de democristianos y socialistas, como quiere Andreotti y una buena parte de la Democracia Cristiana. Las urnas dir¨¢n.
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