Continuar fumando

Acaban de salir de mi despacho los hijos de un gran fumador; han recogido el certificado de defunci¨®n de su padre, en el que he escrito infarto de miocardio, como la causa de su muerte.No hace falta ser m¨¦dico para comprobar como a medida que pasan los a?os, los fumadores empiezan por toser por las ma?anas. M¨¢s tarde les afectan los catarros o procesos gripales invernales. Poco a poco tardan m¨¢s en curar y se hacen m¨¢s frecuentes. Ya los tienen no s¨®lo en invierno, sino tambi¨¦n en primavera y oto?o y finalmente hacen una bronquitis cr¨®nica y enfisema con sensaci¨®n de ahogo y falta de aire para respirar. Entonces, cuando las lesiones son ya irreversibles, dejan de fumar. ?Qu¨¦ hubiese pasado si lo hubieran hecho al comienzo de esta serie? Les hubiese costado menos y se habr¨ªan curado totalmente.

El c¨¢ncer de laringe en no fumadores es una excepci¨®n. Aqu¨ª, tambi¨¦n dejan de fumar demasiado tarde, despu¨¦s de la extirpaci¨®n de la laringe.

El c¨¢ncer de labio pr¨¢cticamente s¨®lo se presenta en fumadores. Y el c¨¢ncer de pulm¨®n en los varones que fuman menos de un paquete de cigarrillos al d¨ªa es diez veces m¨¢s frecuente que entre los no fumadores. En los fumadores de dos paquetes diarios es 30 veces m¨¢s frecuente comparado con los no fumadores.

No sirve amedrentar y atemorizar al fumador, entre otras razones, porque est¨¢ demostrado, como ocurre con los accidentes de tr¨¢fico, que el temor no suele ser una motivaci¨®n eficaz para abandonar el tabaco o para conducir con m¨¢s prudencia. ?As¨ª somos de irracionales los hombres! Al joven de 16 a 18 a?os no le importa nada el saber que quiz¨¢ a los 50, pueda padecer una enfermedad por haber fumado en exceso, ya que esa edad la considera muy lejana, y ¨¦l en plena juventud no nota ninguna molestia al fumar.

Ser¨ªa largo describir las m¨²ltilples motivaciones subconscientes que fuerzan al hombre a fumar. El fumador individual apenas es responsable de su sumisi¨®n al cigarrillo.