Daniel Moyano, testimonio y mito
Daniel Moyano naci¨® en Buenos Aires el 6 de octubre de 1930. Pero como s¨®lo fue inscrito en el libro del cielo de la Iglesia evangelista a la que pertenec¨ªa su madre de origen italiano, a la hora de hacer la mili retrasaron su nacimiento, a efectos legales, a justo un a?o m¨¢s pronto, y a la que va a ser su verdadera ciudad: C¨®rdoba. Esta no es m¨¢s que la primera casualidad, la primera ocurrencia del destino de este loco escritor imaginativo. Ahora, tras el susto de la prisi¨®n argentina -doce d¨ªas de incomunicaci¨®n sin interrogatorios, sin justificaci¨®n ninguna, ni ninguna clase de aclaraci¨®n-, acelerada la decisi¨®n del exilio, hablar con Moyano es hablar con la imaginaci¨®n, con una especie de surrealismo acelerado y fugaz. -Bueno, yo no era propiamente del boom, aunque en el 69 me traducia Gallimard mi novela Una luz muy lejana, y aunque El tino del Diablo aparezca ¨¦n los libros de cr¨ªtica junto a los de Di Benedetto y Cort¨¢zar. Ver¨¢s, es, que yo viv¨ªa en el interior, en La Rioja, a mil doscientos kil¨®metros de Buenos Aires , esa ciudad de tenderos donde se hizo el boom. Y donde tocamos a medio habitante por kil¨®metro cuadrado, y la mortalidad infantil es la m¨¢s alta de Argentina. Yo vivi¨¢ en Sudam¨¦rica, no en Buenos Aires.- ?Tuvo algo que ver la visita de los escritores argentinos, con Borges a la cabeza, para su puesta en libertad?
-En lo que s¨ª intervino aquella visita al general Videla -que cada semana invita a un sector profesional, y que asegura no saber nada de todas estas cosas- fue en la libertad de JORGE Hardoy. A m¨ª me preocupa la suerte de Antonio Di Benedetto y Haroldo Conti, que siguen presos. En cuento a mi detenci¨®n, fue algo kafkiano, que todav¨ªa no me explico. Yo nunca he estado comprometido pol¨ªticamente con ning¨²n partido, me gano la vida ense?ando viol¨ªn en el conservatorio, y toco la viola en el cuarteto local ... Adem¨¢s -asegura, como si resultara una evidencia-, no admito la violencia, la he condenado siempre en mis libros. Mi conformaci¨®n espiritual la repele.
- ?Cu¨¢l le parece el papel de los novelistas en la sociedad sudamericana?
-Yo creo que los novelistas no pueden comprender el mundo totalmente, como no puede comprenderlo un soci¨®logo o un economista. Pero con una mirada limpia podemos tal vez encontrar el equilibrio m¨ªnimo para no ser personajes de Kafka, que lo vio con tanta lucidez. Para mis hermanos de la Rioja, para los latinoamericanos, el problema es comer, que no mueran sus ni?os, que haya asistencia m¨¦dica. La salida, en el caso de los novelistas latinoamericanos, es hacer entrar en conciencia, aunque escribamos en tierras de analfabetos. Se busca, por lo menos, dar testimonio, y encontrar esa unidad latinoamericana perdida desde antiguo. Por eso estoy es cribiendo mi Facundo: yo en ella busco la historia, no como fue, sino como deber¨ªa haber sido. A la medida del hombre.
- Sarmiento subtitulaba Facundo como Civilizaci¨®n o barbarie. El equivalente actual pol¨ªtico es socialismo o barbarie. ?Es ¨¦se el dilema, seg¨²n usted?
-S¨ª, si entendemos socialismo como un sistema contrapuesto al vigente, como una propuesta de una sociedad organizada y justa. Pero sin implicaciones partidistas. Yo repudio la injusticia, y temo al mismo tiempo el Mundo feliz, las dictaduras totales. Me da terror cualquier sistema que se cierre. Pero me horroriza, sobre todo, la explotaci¨®n, la injusticia, la violencia.
- ?Qu¨¦ est¨¢ escribiendo ahora?
-Bueno, tengo como tres novelas marchando. Ahora escribo Facundo, una novela sobre los cuarenta a?os de guerras civiles para la organizaci¨®n nacional y contra Buenos Aires y los ingleses. La Rioja, entonces, se levant¨® en armas, porque no aceptaba la constituci¨®n, que representaba su exterminio como provincia. Perdi¨® la guerra.
Y entonces me cuenta su trilog¨ªa y esta novela que va fabricando sobre la marcha y no es una historia lineal como ustedes pueden pensar, por el resumen apresurado. Y hay el mito, y la ceremonia, y el desmadre imaginativo. Y, fundamentalmente, la tierra y Dios, esos dos temas recurrentes que envuelven las historias de Daniel Moyano .
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