Lecciones de una crisis
La primera crisis pol¨ªtica importante que se ha producido durante la Monarqu¨ªa de don Juan Carlos I, ha puesto de manifiesto algunas malformaciones del r¨¦gimen. No todas las instituciones funcionaron como debieron hacerlo, y determinados cuerpos extra?os asumieron misiones que no les correspond¨ªan.Si de lo que est¨¢ ocurriendo se sacan ense?anzas que sirvan para el futuro, las inquietudes y las desilusiones de los ¨²ltimos d¨ªas podr¨ªan darse por bien padecidas.
Voy a anotar algo de lo que he percibido en mi alrededor:
1. Mal el Consejo del Reino. -Se trata de una instituci¨®n que no tiene el pulso de la calle. All¨ª se sientan unos se?ores que siguen hablando, en general, el lenguaje de una ¨¦poca pasada y que poseen unas creencias que no son las dominantes en el pa¨ªs. Muchos de ellos se encuentran estrechamente vinculados a omnipotentes grupos financieros, lo que les produce una borrachera de poder que les impide ver claramente las cosas como de hecho son. Cualquier consejo o asesoramiento de ellos ha de ser recibido con muchas reservas, ya que nada resulta m¨¢s peligroso en pol¨ªtica que el distanciamiento de la realidad.
2. La tiran¨ªa del dinero. -Ya se sab¨ªa que el franquismo fue sostenido por un tinglado de intereses econ¨®micos, bajo la direcci¨®n del gran capital. Sin embargo, hasta anteayer, que yo recuerde, no hab¨ªa aparecido en un diario de gran circulaci¨®n una denuncia tan directa y terminante, como la hecha desde las columnas de ?El Pa¨ªs?.
No ha habido en el trasfondo de la crisis, seg¨²n esa denuncia, un deseo de mejorar la orientaci¨®n pol¨ªtica con el fin de resolver los grav¨ªsimos problemas sociales y econ¨®micos que aqu¨ª se padecen. No se tuvo en cuenta, al hacer cesar a unos ministros, la labor aceptable que algunos de ellos ven¨ªan realizando. Nada de eso cont¨®. La crisis -se ha escrito en el ?El Pa¨ªs?- fue impulsada por ?una m¨¢quina que encarna las tradicionales formas del ser espa?ol en su leyenda m¨¢s negra y atrabiliaria: el poder econ¨®mico y el pol¨ªtico aliados en una simbiosis perfecta con el integrismo eclesi¨¢stico?.
3. Las exigencias crecen. -Mientras que en unos c¨ªrculos reducidos de Madrid se cre¨® primero el embrollo y se intent¨® deshacerlo despu¨¦s, las necesidades de muchos espa?oles est¨¢n ah¨ª, reclamando una soluci¨®n a los poderes p¨²blicos.
8 de julio de 1976
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.