"Mi hermano no se suicid¨®"
Manuel Rodr¨ªguez Belmonte, profesor de ense?anza media vecino de Orense, intenta esclarecer, desde hace a?o y medio, las misteriosas circunstancias en las que se produjo la muerte violenta de su hermano Jos¨¦ Luis Rodr¨ªgez Belmonte, de 19 a?os, que falleci¨® por herida de arma de fuego. En el mismo suceso, que ocurri¨® en la calle General Franco, de Orense, muri¨® violentamente otra persona, Jos¨¦ Antonio Blanco Merino, de 66 a?os. Las v¨ªctimas pertenec¨ªan a dos familias que estaban enfrentadas en un pleito judicial.
Manuel Rodr¨ªguez expuso al comienzo de la conversaci¨®n:-Voy a solicitar una entrevista con el reci¨¦n nombrado ministro de Justicia, para exponerle mis preocupaciones...
-?Cu¨¢ndo y en qu¨¦ circunstancias falleci¨® su hermano?
-El d¨ªa 17 de febrero de 1975. Me enter¨¦ sobre las siete de la tarde de aquel d¨ªa. Un conocido lleg¨® a la tienda de ultramarinos que tienen mis padres, y fue quien nos lo comunic¨®. Pens¨¦ que Jos¨¦ Luis hab¨ªa sufrido un accidente de tr¨¢fico. Una hora y media antes, yo le hab¨ªa visto salir de casa. Iba en una motocicleta. La moto se la hab¨ªa comprado yo... Luego, el que puso en nuestro conocimiento el suceso, asegur¨® que mi hermano se hab¨ªa pegado un tiro en el est¨®mago, despu¨¦s de haber matado al industrial Antonio Blanco Merino con el que, por entonces, ten¨ªamos entablado un pleito sobre la venta de un inmueble. No ten¨ªamos idea de que mi hermano hubiese ido a visitar a Blanco Merino. Los hechos se produjeron frente a una ferreter¨ªa que es propiedad de la familia Blanco...
Testigos
Una pausa. Empuja con el ¨ªndice de la mano derecha la montura de las gafas hasta el entrecejo, y prosigue:-Qued¨¦ abatido. Mi hermano Jos¨¦ Luis era la persona a la que yo m¨¢s quer¨ªa. M¨¢s tarde pude enterarme de que su cuerpo qued¨® tendido en la calle m¨¢s de una hora, muerto, sobre la acera. La polic¨ªa se present¨® despu¨¦s y me notificaron que hasta que no se realizase la autopsia, no pod¨ªamos hacernos cargo del cuerpo de Jos¨¦ Luis. Mis padres se encontraban en aquellos momentos en La Coru?a. Llegaron a Orense por la noche. Al enterarse, quedaron consternados. No pod¨ªan explicarse lo de la pistola. Y yo, tampoco. Mi hermano no ten¨ªa pistola; sent¨ªa una profunda aversi¨®n por las armas. Trajeron el cad¨¢ver a casa el d¨ªa siguiente. Antes de eso, una se?ora nos cont¨® que mi hermano no se suicid¨®, que ella, hab¨ªa visto como lo mataron.
-?Vieron a alguien disparar sobre el est¨®mago de su hermano?
-?De tiro en el est¨®mago, nada!. Mi hermano ten¨ªa un balazo en la cabeza, en el hueso frontal, y la trayectoria del proyectil presentaba sentido descendente. Entre la noticia que nos facilit¨® la se?ora a la que alud¨ª antes, y los hechos que rodeaban el caso, llegamos a la conclusi¨®n de que hab¨ªan disparado sobre ¨¦l. Otra joven, posteriormente, prest¨® declaraci¨®n ante el juez y asegur¨® que tambi¨¦n vio c¨®mo disparaban contra Jos¨¦ Luis. La muchacha sufri¨® ciertos desequilibrios nerviosos a causa de lo que presenci¨®. Poco despu¨¦s, nadie aceptaba ya la teor¨ªa del suicidio. Hasta hubo funcionarios de polic¨ªa que descartaron esta suposici¨®n. Los personajes que propagaron el rumor del suicidio fueron los mismos que rodeaban a mi hermano en el momento de su muerte. Uno de ellos, precisamente, fue quien dio la versi¨®n de que Jos¨¦ Luis se hab¨ªa dado un tiro en el est¨®mago. En el momento que son¨® el disparo que abati¨® a mi hermano, alguien de este grupo empez¨® a gritar: ?Se ha matado! ?Se ha matado!.
-Todo aquello ocurr¨ªa momentos despu¨¦s de que su hermano hubiese abandonado la ferreter¨ªa propiedad del se?or Blanco Merino, que a su vez acababa de recibir un balazo. ?Fue as¨ª?
Decisi¨®n eclesi¨¢stica
S¨ª, pero no sabemos lo que pas¨® en el interior de la ferreter¨ªa. Jos¨¦ Luis muri¨® al salir de all¨ª ... El vecindario jam¨¢s crey¨® en el suicidio. Nos visitaron, durante aquellos d¨ªas, muchas personas que reaccionaron contra la tendenciosa versi¨®n, como se prob¨® m¨¢s tarde con la asistencia masiva de la gente que, de forma expont¨¢nea, asisti¨® a los funerales. Nos doli¨®, sin embargo, que el obispo de Orense, el doctor Temi?o, d¨¢ndoselas de adivino, diera por hecho que mi hermano hab¨ªa matado a Blanco Merino y que despu¨¦s se hab¨ªa suicidado, y, por ello, se opuso a que se celebraran honras f¨²nebres a la memoria de Jos¨¦ Luis. Como mi hermano, un joven de 19 a?os, era cat¨®lico practicante, se supone que el obispo se bas¨® en la hip¨®tesis del suicidio para justificar su decisi¨®n. A un allegado nuestro le confi¨® monse?or Temi?o: ?Lo dice todo el mundo, incluso la prensa afirma que se ha suicidado?.-?Esa fue la versi¨®n de los peri¨®dicos?
-S¨ª. Al principio los peri¨®dicos facilitaron esa versi¨®n, pero luego rectificaron... Es importante rese?ar que la pistola que apareci¨® bajo el cuerpo de mi hermano, era una Beretta del calibre 7'65, un arma antigua, muy utilizada por los a?os cuarenta. Se solicit¨® que se analizasen las impresiones digitales del arma, y las autoridades respondieron que no era posible porque aparec¨ªan demasiadas huellas en la pistola. Ante la falta de esclarecimiento de los hechos que se barajaban, viaj¨¦ a Madrid en compa?¨ªa de un amigo, y me entrevist¨¦ con un prestigioso forense, que reconstituy¨® el mecanismo de la muerte de mi hermano y dictamin¨® verbalmente, que tanto la tesis del suicidio como la de muerte accidental, se pod¨ªan descartar totalmente.
-Entonces, ?c¨®mo se produjeron los hechos?
-Mi hermano fue sujetado por los brazos y agarrado por los pelos, por los hombres que salieron de la ferreter¨ªa, en el momento de su muerte. Nuestro abogado solicit¨® la prueba de reconstrucci¨®n de los hechos, que le fue denegada por el juez, y, m¨¢s tarde, por la Audiencia Provincial de Orense.
Amaga un gesto de cansancio y remacha el joven profesor:
-Con respecto a este suceso que cost¨® la vida a mi hermano, no entiendo c¨®mo la Justicia no dispone de medios suficientes, o no lo ha logrado hasta el momento, para llegar al esclarecimiento de la misteriosa muerte de Jos¨¦ Luis. Es evidente, de todo cuanto le he contado se deriva, que mi hermano no se suicid¨®.
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