Renace la tensi¨®n en Soweto
El ministro de Justicia y Polic¨ªa sudafricano James T. Kruger, declar¨® ayer haber tomado medidas de emergencia especiales en la localidad de Soweto, despu¨¦s de la muerte, el mi¨¦rcoles pasado, de un funcionario blanco a manos de un grupo de africanos. Kruger dijo que mantendr¨¢ el orden por "todos los medios y en toda circunstancia?. Hace un mes, para mantener tambi¨¦n ese orden despu¨¦s de otros incidentes que se iniciaron en la misma localidad de Soweto, el se?or Kruger orden¨® una represi¨®n que cost¨® la vida a 176 africanos.La polic¨ªa armada, colocada en estado de alerta, patrullaba ayer por las calles de la ciudad, donde residen cerca de un mill¨®n de ciudadanos negros. Cerca de medio centenar de personas han sido ya detenidas.
El Afrikaaner, tosco y arrogante.
"Los negros tienen los mismos derechos, pero que vivan aparte"
Alfred Widman, dirigente del Partido Progresista, jud¨ªo, con dieciocho a?os dirigiendo un despacho de abogado en Soweto, sostiene que ha llegado la hora del cambio. El blanco, me dec¨ªa en su despacho de Johannesburgo, est¨¢ empezando a sentir la urgencia del cambio. Aunque ¨¦l presiente que nada se alterar¨¢ por la fuerza, est¨¢ trabajando -con sus once diputados y dos senadores- para que el Gobierno se d¨¦ cuenta de que su posici¨®n es insostenible. El d¨ªa que los pol¨ªticos afrikaaners descubran por ellos mismos que tenemos que ir hacia una sociedad compartida, un federalismo sin ninguna distinci¨®n racial, entonces la batalla habr¨¢ empezado a ganarse.Son muchos los blancos que, utilizando el simil de Alan Paton, podr¨ªan clasificarse como elefantes africanos a secas. Es entre esta gente donde se encuentra un deseo de ayudar y enaltecer al no blanco para que conquiste unos derechos humanos que hasta ahora se le han negado. Y no quiere decir que siempre se les reconozca su actitud.
El libro m¨¢s conocido de Alan Paton, ?Llanto por la tierra querida?, describe una tremenda profec¨ªa que se ha cumplido estos d¨ªas. En la novela, el blanco que es asesinado es el ¨²nico que ha dedicado toda su vida ayudando a los africanos para que mantuvieran su esperanza. En los disturbios de Soweto, uno de los dos blancos que murieron fue el doctor Edelstein, de cincuenta y seis a?os, la mayor¨ªa de los cuales los hab¨ªa dedicado a redimir, dentro de su parcela, a los habitantes de aquella ?township?.
El cambio m¨¢s significativo y m¨¢s fruct¨ªfero que puede ocurrir en Africa del Sur es el que est¨¦ m¨¢s influenciado por lo que piensen estos africanos entre los que no se encuentran solamente blancos, sino que re¨²ne a asi¨¢ticos, l¨ªderes negros, periodistas, escritores, poetas... Si consiguen convencer a los afrikaaners de la necesidad de construir un pa¨ªs en el cual todo el mundo tiene el derecho a vivir como un ser humano, aquel d¨ªa un elefante, uno s¨®lo, ser¨¢ el s¨ªmbolo de todos los sudafricanos de todos los colores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.