Dudas sobre los m¨®viles del canciller

La visita oficial del canciller federal alem¨¢n, Helmut Schmidt, a Estados Unidos, no presagiaba nada de particular. Nada, por lo menos,que pudiera alcanzar el rango de acontecimiento pol¨ªtico. Una vez m¨¢s, Helmut Schmidt, en contra de todos los pron¨®sticos, ocup¨® titulares. Gracias a una ?indiscreci¨®n? cometida por el Washington Post, se supo que los Estados Unidos, Francia, Gran Breta?a y la Rep¨²blica Federal de Alemania, no est¨¢n dispuestas a conceder ayuda financiera a Italia en el caso de que los comunistas participen en el Gobierno.Al parecer, insisti¨® Schmidt en que la exclusi¨®n de los comunistas de un Gobierno italiano ser¨ªa ?una condici¨®n pol¨ªtica indispensable? para la concesi¨®n de cualquier tipo de ayuda financiera internacional. El portavoz gubernamental de la Rep¨²blica Federal, Klaus Boelling, interpret¨® las afirmaciones del canciller en el sentido de que ?el Gobierno Federal est¨¢ convencido de que la ayuda deber¨ªa prestarse s¨®lo de forma multilateral, y que el pa¨ªs receptor de tal ayuda deb¨ªa de hacer los necesarios esfuerzos propios?.

En relaci¨®n con Francia, dijo que las relaciones entre Par¨ªs y Bonn eran tan excepcionales, que ni siquiera un Gobierno comunista en Francia ser¨ªa capaz de cambiarlas. Algunos pol¨ªticos de la CDU/CSU (democristianos en la oposici¨®n) sacaron de estas afirmaciones la conclusi¨®n de que Schmidt se convert¨ªa en un ?pionero de la causa comunista? en Europa. M¨¢s a¨²n, que incluso ayudaba a los comunistas italianos en su campa?a electoral. En Bonn reina cierta consternaci¨®n. En los principales rotativos del pa¨ªs se preguntan los comentaristas cu¨¢les pueden ser los m¨®viles que condujeron al canciller a hacer declaraciones como las recogidas por el Washington Post en un momento cr¨ªtico de la pol¨ªtica interior italiana.