Traslado del comandante Otero

Es de se?alar que la soledad de mi esposo en el Castillo de S. Carlos es total, pues es el ¨²nico recluso y no comparte la prisi¨®n con ning¨²n objetor de conciencia, estando, por otro lado, aislado del personal de servicio. Asimismo, no es exacto que haya podido ser visitado por su amigo el sacerdote D. Luis S¨¢nchez Torrado, pues hasta la fecha s¨®lo le permit¨ªan una visita cada quince d¨ªas de personas no parientes de 1.? y 2.? grados, y dichas visitas deb¨ªan pedirlas los interesados en persona d¨ªas antes en el Gobierno Militar de Palma, por lo que hasta hace muy pocos d¨ªas, s¨®lo pudieron visitarle amigos residentes en dicha capital.Por ¨²ltimo, en realidad, mi esposo no solicit¨® el traslado a El Ferrol del Caudillo, sino ser reunido con el capit¨¢n D. Ferm¨ªn Ibarra Renes, por ser el condenado a pena de mayor duraci¨®n despu¨¦s de la suya, Esta petici¨®n fue denegada, pero d¨ªas despu¨¦s se le ofreci¨® la posibilidad de traslado al Castillo de La Palma, en El Ferrol, con los capitanes Fortes y Mart¨ªn Consuegra, que all¨ª cumplen condena. No obstante, ha transcurrido casi un mes y mi esposo no es trasladado, con lo que su necesidad de convivencia es cada vez mayor, ya que la soledad y el aislamiento tan acentuados han repercutido seriamente en su salud.