Tri¨¢ngulo amoroso al estilo americano

Stanley Donen es un director poco conocido en Espa?a, aunque su contribuci¨®n a la historia del cine mundial incluya t¨ªtulos tan fundamentales como Cantando bajo la lluvia -codirigido con Gene Kelly-, B¨¦salas por m¨ª, Siempre hace buen tiempo y Charada, entre otros muchos. Aunque los ¨²ltimos a?os no han sido demasiado afortunados para su carrera -con la ¨²ltima excepci¨®n de Dos en la carretera-, su inspiraci¨®n sigue siendo tan viva como el primer d¨ªa, y esta ¨²ltima obra estrenada en nuestro pa¨ªs es buena muestra de ello.Los aventureros del ?Lucky Lady? pertenece m¨¢s bien al segundo de los nombrados, aunque la historia tenga grandes influencias del cine de aventuras, y una especial tensi¨®n humor¨ªstica en todo su desarrollo. Los tiempos cambian y se vuelven poco propicios a las correr¨ªas y a los h¨¦roes legendarios. El cine ¨¦pico en estado puro es hoy dif¨ªcilmente viable, mientras que la degradaci¨®n picaresca de los protagonistas -el camino elegido en este caso- permite un tratamiento mucho m¨¢s directo y sarc¨¢stico. Los personajes, encarnados por grandes estrellas, componen un tri¨¢ngulo curioso (una especie de Jules et Jim a la americana, pero m¨¢s estabilizado que en el relato de Truffaut) dedicado al contrabando de whisky en la ¨¦poca de la prohibici¨®n, que encuentra tiempo para establecer una relaci¨®n amorosa poco acorde con las costumbres americanas. Estamos ante una obra de gran presupuesto, donde el decorado se lleva gran parte del total, en un homenaje al estilo Liberty, que no deja de tener concomitancias con el cine de Fellini, servido por la fotograf¨ªa de George Unsworth -el responsable de las im¨¢genes de 2001, odisea del espacio y Cabaret-, que esta vez se ha dejado llevar de la autocomplacencia y del efectivismo. Tambi¨¦n Donen cae, a menudo, en efectos in¨²tiles, en resplandores visuales ajenos a la historia, lo que ya le ocurr¨ªa en Arabesco. El equilibrio entre las necesidades internas del relato f¨ªlmico y la forma cinematogr¨¢fica, se quiebra demasiadas veces a favor de la segunda, lo cual nos hace temer por la futura carrera de Stanley Donen, aunque todav¨ªa encontremos suficientes rasgos atractivos para poder seguir confiando en este cineasta.