Los industriales brit¨¢nicos recomiendan no invertir
La Confederaci¨®n de Industriales Brit¨¢nicos se niega a recomendar a sus miembros que inviertan dinero en este pa¨ªs.La decisi¨®n fue tomada hace una semana, cuando el Gobierno anunci¨® sus medidas deflacionarias. Aparte del recorte del gasto p¨²blico, el ministro de Hacienda explic¨® entonces la intenci¨®n de aumentar la tasa de seguros a pagar por los empresarios seg¨²n el n¨²mero de trabajadores a su disposici¨®n. Por ese m¨¦todo, el Gobierno espera conseguir cerca de 1.000 millones de libras.
Ayer, el primer ministro Callaghan llam¨® a su despacho al presidente de la CBI, lord Watkinson, quien no ha retrocedido en su postura. Watkinson le dijo al primer ministro que hasta que no se levante esa amenaza impositiva, ¨¦l no se dirigir¨¢ a sus colegas pidi¨¦ndoles que ayuden a la industria brit¨¢nica a recuperar terreno. Hace menos de un mes, el presidente de la CBI habla preparado una comunicaci¨®n en la que s¨ª se aconsejaban esas inversiones.
La actitud de la CBI ha merecido una cr¨ªtica espectacular. Jack Jones, l¨ªder sindical, ha dicho que estos industriales ?han mostrado una irresponsabilidad del m¨¢s ofensivo car¨¢cter?.
Uno de los argumentos del Gobierno USA para convencer a los empresarios de la CBI de que deben reconsiderar su postura es que gracias a la pol¨ªtica seguida por la Administraci¨®n, Gran Breta?a se est¨¢ convirtiendo cada vez m¨¢s en un para¨ªso para las industrias.
En efecto, los acuerdos conseguidos por el Gobierno con los sindicatos han permitido que este a?o, por ejemplo, se hayan perdido menos d¨ªas laborables que en cualquiera de los veintir¨¦s ¨²ltimos a?os.
La huelga m¨¢s larga ha durado doce d¨ªas y el 90 por 100 de las industrias no han padecido ning¨²n retraso en su producci¨®n por este concepto.
Las industrias que siguen siendo las ovejas negras de esta situaci¨®n de paz son las del carb¨®n, las de los astilleros y las automovil¨ªsticas.
Este argumento de la tranquilidad laboral que se respira ahora en Inglaterra ha sido usado varias veces por el propio Callaghan para apaciguar a los empresarios.
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