Los objetores y la amnist¨ªa
Seg¨²n el ?proyecto de amnist¨ªa? del Gobierno, ¨¦sta no afectar¨¢ a los objetores. Es necesario recordar, pues, aquellas palabras del rey en las que mencionaba su respeto a las minor¨ªas. Actualmente, la objeci¨®n de conciencia es un problema de una minor¨ªa. Pero no por ello ha de ser tratada con un desprecio total hacia aquellos que no creen el ?si vis pacem, pares bellum?, sino en el ?si quieres la paz, no prepares la guerra?, y que se esfuerzan en seguir el camino de la no-violencia...?Cu¨¢ntas veces, t¨ªmidamente, la Iglesia cat¨®lica ha levantado su voz para pedir el reconocimiento de la objeci¨®n de conciencia! ?Cu¨¢ntas veces j¨®venes de Madrid, Bilbao, Barcelona, y de otras ciudades de Espa?a, se han paseado con pancartas referidas a la objeci¨®n y al servicio civil, silenciosamente, pac¨ªficamente, sin molestar a nadie... y cu¨¢ntas veces han sido detenidos con la violencia de las armas!
Se espera con ansiedad que el rey conceda la amnist¨ªa. Y sin embargo, los objetores, hombres que luchan por un mundo m¨¢s justo en el que la violencia sea tan s¨®lo un triste, muy amargo recuerdo, permanecer¨¢n en sus celdas, sin que apenas unos pocos levanten su voz en la calle y griten: ?Amnist¨ªa tambi¨¦n para los objetores? No porque sean una minor¨ªa, repito, han de ser olvidados.
Si acaso les llegase a afectar la amnist¨ªa, a¨²n necesitar¨¢n el reconocimiento al derecho de la objeci¨®n. Si realmente el Gobierno quiere llegar a una democracia de tipo occidental, me repito recordarle que la objeci¨®n y el servicio civil son un hecho concreto de la mayor¨ªa de edad en casi todas las naciones de Europa occidental.
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