Cien espa?oles para nueve finalistas

El deporte espa?ol hace a?os que no quiere acudir a los Juegos Ol¨ªmpicos para aprender y lo malo es que todav¨ªa no puede ense?ar nada. En Montreal se han conseguido dos medallas de plata, marca nunca conseguida, pero la mediocridad general no hay quien la difumine. Espa?a sigue siendo comparsa, porque no est¨¢ cualificada para otros menesteres.

Nuestro deporte sigue basado en algunas individualidades y el m¨¢s grave problema es que no se adivina si ¨¦stas van a tener sucesores. En atletismo, una vez m¨¢s, ha sido Haro el ¨²nico h¨¦roe y Campos el hombre que ha sabido confirmar su clase. Portugal, que en esta disciplina siempre ha sido inferior, ha logrado en unos meses superarnos. Como siempre hay que hacerse la ilusi¨®n de que el futuro nos deparar¨¢ mejores metas. De cualquier manera mientras no se reestructure a fondo el sistema actual seguiremos en el furg¨®n de cola. S¨®lo dos deportes, vela y pirag¨¹ismo, han sido capaces de estar entre los mejores. En las grandes pruebas, en los deportes en los que se conquista la gloria ol¨ªmpica hemos estado al margen. Si la Delegaci¨®n pretende llevar a cabo un programa sensato y eficaz deber¨¢ comenzar por remodelar sus cuadros directivos. Algunos han fracasado rotundamente.