El sentido de la amnist¨ªa
Vivo temporalmente en Francia y los medios de comunicaci¨®n de este pa¨ªs se muestran confundidos cada vez que las agencias y los corresponsales de prensa nos, dan una referencia espa?ola sobre ?el alcance? de la amnist¨ªa, despues de tantos a?os de anunciarla como posible en vida del general Franco y luego informar sobre un indulto ?parcial? y meticulosamente detallado, concedido con el signo ostensible de la anti-amnist¨ªa y a favor, preferentemente, de los delincuentes comunes. Por fin estimamos todos que ya no se trata de indulto alguno, sino de: un acto pol¨ªtico destinado a promover la paz nacional y la reconciliaci¨®n civilizada de los espa?oles.Amnist¨ªa, del griego ?amnestia? (perd¨®n) se define como un acto ?que tiene por objeto borrar un hecho punible, y, en consecuencia, que cesen las pesquisas judiciales o queden las condenas sin efecto, las cuales desaparecen incluso del Registro de Penados y Rebeldes?. Pero adem¨¢s, la amnist¨ªa presupone que los hechos amnistiados no pueden ser posteriormente perseguidos bajo una calificaci¨®n diferente. Porque amnist¨ªa o ?amnestia? adem¨¢s de perd¨®n conlleva, como podemos constatar f¨¢cilmente al identificar el vocablo, como amnesia, olvido. Carece de l¨®gica comparar la amnist¨ªa con el ?borr¨®n y cuenta nueva?, puesto que se trata de ? hechos pol¨ªticos?, que se originan por razones o acontecimientos -nuestra guerra civil fue una guerra politica, sobre todo-, y nada tiene que ver la amnist¨ªa con los borrones hist¨®ricos, que son por otra parte, ilusorios o quim¨¦ricos. La historia est¨¢ ah¨ª, nos guste 0 no, y aunque se ponga de moda decir ?yo, no hice la guerra?,o ya estamos hartos de o¨ªr hablarde la gu¨¦rra?, el 18 de julio de 1936 no podr¨¢ nadie borrarlo y seguir¨¢ influyendo en nuestros destinos.
Lo que sucede es que los espa?oles no somos modestos a la hora de generar fechas hist¨®ricas y situaciones jur¨ªdicas originales, sobre todo, las de tipo pol¨ªtico. Se pide una ?amnist¨ªa general? que alcance, no s¨®lo a los presos de la posguerra, sino a cuantos intervinieron en la guerra civil y la perdieron. Toda amnist¨ªa viene del que ha ganado la, contienda. Cuando en Francia se concedi¨® una c¨¦lebre amnist¨ªa, la ocasionadapor la Comuna de Par¨ªs de 1870, fue el r¨¦gimen que la reprimi¨®, quien estaba convencido de su necesidad, si bien no esper¨® a que pasaran cuarenta a?os. En Espa?a podemos registrar dos o tres amnist¨ªas importantes, la que resolvi¨® las huelgas revolucionarias de 19 l;7 y 18, y tambi¨¦n las promulgadas por la Rep¨²blica tras el movimiento de octubre de 1934, como tambi¨¦n la concedida despu¨¦s del triunfo del Frente Popular de 16 de febrero de 1936. Una amnist¨ªa aut¨¦ntica restablece las cosas pol¨ªticas como estaban antes del conflicto o pleito que ha dado lugar a la violencia. Y no est¨¢ de m¨¢s que recordemos que los delitos de nuestra guerra civil prescribieron en 1969 y hay un decreto que legaliza en dicho a?o la situaci¨®n de los individuos que 1 aprovecharon el levantamiento militar, para cometer los cr¨ªmenes que todos quisi¨¦ramos olvidar. Luego no estamos ante la posibilidad de una amnist¨ªa necesitados de amnistiar ni de indultar las acciones delictivas d-e 1936 a 1939. El problema es otro, pol¨ªtico y jur¨ªdico que no est¨¢n resueltos como creen-quienes no atienden a los hechos positivos, con visos de legalidad, que permanecen intactos y es de esperar que sean borrados definitivamente
Desparramados andan por Europa y Am¨¦rica personas, civiles y militares, que todo lo perdieron en Espa?a a consecuencia dela derrota republicana, incluso sin ser republicanos. Actores voluntarios o forzados o viudas ancianas, hijos que perdieron el calor de la patria y hoy han de servir a patrias extra?as. Hay todav¨ªa incautaciones de bienes oscuramente legalizados, que esas personas o sus descendientes no osan reclamar. Otras se han visto inculpadas de cr¨ªmenes no cometidos porque era f¨¢cil, despu¨¦s de 1939 imputar a los exiliados delitos b¨¢rbaros, por quienes los hab¨ªan perpetrado.
La amnist¨ªa representa tambi¨¦n, indirectamente, una serie de males p¨²blicos y particulares que deben ser reparados. All¨¢ con su conciencia o bien con lo atesorado en circunstancias de. excepci¨®n, aquellos que estiman pasionalmente, que la violencia o la guerra fratricida pueden santificarse como una gloria nacional. Pero la mayor¨ªa de losespa?oles no creen en la mora-, lidad de tales presupuestos ideol¨®gicos, sino en otros que se fundan -en la convivencia pac¨ªfica y en el derecho igual de cada ciudadano. Si la amnist¨ªa no nos devuelve ese derecho, es que wse trata deuna amnist¨ªa, y la hora es de real dades, no s¨®lo generosas; tambi¨¦ justas, equit¨¢ tivas.
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