Turismo de calidad
Ustedes son un poco inconscientes y no se quieren enterar del problema, pero el turismo de calidad es nuestra ¨²nica salvaci¨®n. Hace a?os el Gobierno, sueca a sueca, iba haciendo su capitalito de divisas. Este verano, el ¨²nico turista que se ha visto por la Costa del Sol resulta que era un n¨¢ufrago.Entonces, como aqu¨ª de lo que se trata es de seguir sin clavarla, no nos queda otra salida que el turismo de calidad, o sea, de calit¨¦. Alguien se ha sacado el otro d¨ªa lo del turismo de la tercera edad, o sea, traer a todos los viejos de Europa. El latin lover nacional a¨²n se defend¨ªa en la primavera cuarentona de las se?oras Stone, pero va a ser mucho obligarle a que se baile la Ramona en el Marbella Club con todas las abuelas del neocapitalismo. Por eso, ya digo, la salvaci¨®n de Espa?a y de las esencias est¨¢ en el turismo de calit¨¦. A m¨ª, por lo menos, no se me ocurre otra cosa. Y a don Luis Coronel de Palma parece que tampoco, porque le han quitado del Banco de Espa?a, y cuando a uno se le ocurren cosas no suelen quitarle (aunque con Franco esta ley funcionaba m¨¢s bien a la inversa).
Bueno, pues las fuerzas vivas de Santander, sin enterarse. El gobernador y el alcalde de la dulce dulde ciudad cant¨¢brica se han negado a recibir a Sartre, Althusser y Simone de Beauvoir, y eso s¨ª que era turismo de calidad.
Cojo el tel¨¦fono y llamo inmediatamente a mis amigos santander¨ªnos, lo primero al maestro Gerardo D¨ªego:
_Don Gerardo est¨¢ de veraneo en Soria pura.
-Pues p¨®ngame con Am¨®s de Escalante, se?orita. Necesito hablar con un poeta local urgentemente.
Nada. Lo m¨¢s que puede ofrecerme la telefonista de Santander es don Jos¨¦ Mar¨ªa de Pereda, que dice que se encuentra pe?as arriba, pero que bajar¨¢ en seguida.
No me sirve. Porque lo que yo no entiendo es c¨®mo en esta pol¨¦mica entre los representantes de las esencias y los organizadores del Festival de los Pueblos Europeos, que iba a ser en Santander, no ha mediado ya la intelectualidad monta?esa. ?Es que las granjes firmas nacionales de Santander no tienen nada que decir en favor de un gran festival de la cultura, aunque se incomode el se?or gobernador? ?Y la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo?
-Don Marcel¨ªno dice que nada de heterodoxos, y que el alcalde y ¨¦l van a ser martillo de los herejes que caigan por aqu¨ª -me explican al otro lado del hilo- Empezando por Sartre y la Beauvoir, que viven en concubinato.
Desde M¨¢rbella me escribe Pitita Ridruejo y me dice que aquello est¨¢ delicioso este a?o, sin un turista. Pitita vive en su mundo de Guermantes y no sabe que Marbella con turistas, aunque m¨¢s sucia, estaba mejor. A ella qu¨¦ m¨¢s le da eso de las divisas. A lo mejor me animo a hacer un poco el Marcel Proust de provincias en sus posesiones marbell¨ªes, que me ha invitado.
-Est¨¢ usted vendido al oro de la derecha.
-La derecha, se?ora, no da m¨¢s que calderilla. Adem¨¢s, la culpa la tiene el alcalde de Santander, porque a m¨ª donde me gustar¨ªa ir es al Festival de los Pueblos Europeos.
Aqu¨ª es que no se aclaran, como siempre. La pluralidad dejurisdicciones. Unos hablan del turismo de calidad y otros prohiben el paso a Sartre y Althusser.
-Ser¨¢ por rojos.
Ahora que van a sellarle el pasaporte a don Santiago Carrillo no se lo quieren sellar a Sartre. Yo creo que es por lo del concubinato. Aqu¨ª, ya puestos, hasta podemos pasarle a un se?or que sea secretario general del PC. Lo que no le pasamos a nadie es la barragana.
-Me parece un poco fuerte llamarle barragana a do?a Simone de Beauvoir. Es una se?ora muy culta.
Pues m¨¢s a mi favor. Las m ujeres decentes no tienen por qu¨¦ ser tan cultas. El gobernador y el alcalde de Santander se han cubierto de poluci¨®n. As¨ª nunca vamos a tener un turismo de calidad, porque entre la gente de calidad todo el mundo tiene una barragana. Pero el alcalde de Santander no quiere saber nada de existencialistas, rojos y heterodoxos. Para eso tiene el martillo de herejes de don Marcelino. En cuanto le hablan de que va a venir Sartre saca el martillo.
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