?Federaci¨®n de Partidos o Partido Federado?
La unificaci¨®n de los socialistas parece que va en camino de lograrse. Al menos, no falta la voluntad de llegar a ella por parte de los distintos partidos si observamos las declaraciones que se hacen y los gritos de ?unidad? que se producen en todo acto p¨²blico. Sin embargo, quedan pendientes muchos problemas, y uno de ellos es el organizativo. Digo organizativo de una forma simplista y ambigua, porque, en realidad, la organizaci¨®n no es un problema s¨¦ lo de eficacia, no es una cuesti¨®n t¨¦cnica solamente, sino que la reflexi¨®n organizativa supone un an¨¢lisis ideol¨®gico. Toda organizaci¨®n destila ideolog¨ªa. M¨¢s todav¨ªa en lo que se refiere al tema, pol¨¦mico, dif¨ªcil y de actualidad, que es la alternativa entre federaci¨®n de partidos y partido federado. Cualquiera que observe el actual panorama del socialismo en el Estado espa?ol se percatar¨¢ inmediatamente de que en esta perspectiva existe una de las mayores dificultades para la unidad. El PSOE y el PSP tienen organizaciones a nivel de Estado espa?ol, con federaciones. Por parte del PSP existen, adem¨¢s, partidos federados con mayor autonom¨ªa que una federaci¨®n y con gran facilidad para que la federaci¨®n que lo desee mayoritariam ente pueda convertirse en partido federado. La Federaci¨®n de Partidos Socialistas parte de la autonom¨ªa de los partidos federados y constituye algo as¨ª como un consejo que se ocupa de las tareas comunes.El esquema organizativo de estos colectivos es distinto, y por tanto refleja diferentes concepciones, al menos, en una primera aproximaci¨®n. Yo quisiera efectuar hoy unas simples reflexiones en voz alta, a t¨ªtulo personal, sobre este tema, con la esperanza de que pueda contribuir en algo al deseado fin de la unidad. Soy consciente de la dificultad del tema, del apasionamiento con el que se plantea en las discusiones entre socialistas de las diferentes formaciones, pero en los problemas es donde hay que entrar, donde hay que hablar.
Para comenzar es preciso partir de un hecho. Pretender hoy en d¨ªa una estructura partidista centralizada ser¨ªa un gran error. Es indudable la voluntad de muchos socialistas de organizarse pol¨ªticamente en la concreta comunidad cultural e hist¨®rica a la que se sienten vinculados. En este sentido, hay partidos socialistas con ¨¢mbito en las nacionalidades y en las regiones que est¨¢n dispuestos a tener una profunda autonom¨ªa no s¨®lo en lo que concierne a la estructuraci¨®n pol¨ªtica de esas nacionalidades y regiones, sino tambi¨¦n con respecto a otras formaciones socialistas. Ahora bien, esto puede contemplarse desde distintos ¨¢ngulos. Una cosa es la especificidad de la problem¨¢tica de una comunidad concreta, y otra cosa es la necesaria inserci¨®n dentro de una realidad constituida por un estado. En esta perspectiva, los partidos de base nacional o regional necesitan un ¨®rgano com¨²n, una federaci¨®n como la que han constituido.
Desde mi punto de vista, el planteamiento es correcto en t¨¦rminos generales. Pero convendr¨ªa especificar algunos puntos que constituyen la ?manzana de la discordia?, por as¨ª decir. Plantear asuntos de ¨¢mbito estatal supone, a mi juicio, un congreso com¨²n, as¨ª como el tratamiento de temas espec¨ªficos de la nacionalidad o regi¨®n exige un congreso de ese ¨¢mbito. Creo que por aqu¨ª podr¨ªa encontrarse la s¨ªntesis de planteamientos muchas veces contrapuestos por desconfianzas rec¨ªprocas, por suspicacias, por la gran dificultad que ha supuesto el di¨¢logo libre en las condiciones de los ¨²ltimos cuarenta a?os.
Hablo de congresos porque ¨¦stos son siempre los m¨¢ximos ¨®rganos de cualquier partido pol¨ªtico. Congreso com¨²n y congresos espec¨ªficos pueden ser una f¨®rmula que, evidentemente, es fundamental concretar, discutir, acotar, pero que, en la sencillez gen¨¦rica de la expresi¨®n, puede ser un nivel de encuentro, un punto de partida para posteriores negociaciones.
La unidad socialista no debe ser un t¨®pico que encubra maniobras antiunitarias, una fraseolog¨ªa sin verdadera voluntad de construirla, pero tampoco es alcanzable de una forma voluntarista, tampoco puede servir para mixtificar la realidad. Los problemas, los distintos temas a tratar deben ser analizados con cuidado, sin apresuramientos, con la activa participaci¨®n de las bases de los partidos. Por esto, me ha parecido sumamente sugestiva la idea de Ra¨²l Morodo, expresada en su informe al III Congreso del PSP, de establecer una plataforma coordinada de los partidos y grupos socialistas como un primer paso. La sugerencia es interesante y ¨²til. Esta plataforma puede resolver muchas divergencias que tal vez no sean tales y puede poner sobre el tapete las diferencias de fondo, que tal vez las haya.
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