Giscard y el caballo de Troya.
Un miembro del gabinete pol¨ªtico de la Comisar¨ªa de Relaciones Exteriores de la Comisi¨®n Europea ¨®rgano ejecutivo de la CEE, nos manifest¨® a fines de la semana pasada que ?un cambio de Gabinete en Francia, total o parcial, parece inevitable. Al final de las vacaciones -puntualiz¨®- el presidente Giscard d'Estaing presentar¨¢ al pa¨ªs su carta sobre la sociedad liberal avanzada, y a partir de ese nomento, o quiz¨¢ antes, la rectificaci¨®n se concretar¨¢?. Por su lado, un portavoz del Partido Laborista brit¨¢nico, se?al¨®: ?A nuestro entender, ese paso equivaldr¨¢ a una cierta coordinaci¨®n t¨¢ctica con la acci¨®n de la uni¨®n de la izquierda. El presidente intentar¨¢ dominar al gaullismo y, a la vez, acercarse a la socialdemocracia europea, es decir, al laborismo y al socialismo alem¨¢n. Naturalmente, el ?premier? Chirac podr¨¢ continuar en su puesto en la medida en que acepte ese cambio de rumbo. Por su parte, a la UDR s¨®lo te quedar¨¢n tres caminos: someterse al presidente, dividirse y desplazarse en parte hacia la Uni¨®n de la Izquierda, o volver a constituirse como tercera fuerza, independiente de Linos y otros, con Chirac o con Chaban Delmas a la cabeza.La opini¨®n del Partido Socialdem¨®crata alem¨¢n es, en ese aspecto, similar. El se?or Bruno Friedrich, representante del grupo parlamentario del SPD en el Bundestag, que asisti¨® a la entrevista de Giscard con Schmidt, a principios de julio, apunt¨®: ?El gaullismo, en cuanto fuerza principal de la mayor¨ªa francesa, debe ahora estrechar filas con el liberalismo europeo, esto es, con el laborismo y con el SPD, o apartarse del poder. Si las fuerzas democr¨¢ticas europeas quieren oponerse con ¨¦xito al avance del marxismo, es necesario una clarificaci¨®n en, Francia antes de 1978.? Mediterr¨¢neo, Tercer Mundo y Parlamento Europeo
No cabe duda de que esa "clarificaci¨®n" exigir¨¢ del gaullismo el sacrificio de tres cap¨ªtulos b¨¢sicos de su programa pol¨ªtico internacional: la ?independencia? militar el Mediterr¨¢neo, las relaciones "privilegiadas? con el Tercer Mundo, sobre todo con el Africa negra del acuerdo de Lom¨¦ y con el mundo ¨¢rabe, y su oposici¨®n a la mula electoral del Parlamento Europeo, que se pondr¨¢ en marcha, precisamente, en 1978.
?Aceptar¨¢ Chirac tal sacrificio?
?Lo aceptar¨¢n los ?barones? gaullistas?
El se?or Servan-Schreiber, evidente portavoz en Francia de muchos de los puntos de vista estrat¨¦gicos de Washington y de Bonn, tiene sus dudas al respecto. Quiz¨¢ por ello empez¨® en marzo, desde L'Express, una campa?a abierta, primero contra la presidencia y luego s¨®lo contra Chirac. Este ¨²ltimo punto es importante para comprender la posici¨®n de Giscard, puesto que Servan-Schreiber, que con L'Express tratado de reproducir en Francia el movimiento liberal de la socialdemocracia alemana, excluy¨® al presidente de sus ataques luego una famosa entrevista que mantuvo con Giscard en el El¨ªseo,declar¨® -y lo reiter¨® en su semario- que ?todo? estaba ?aclarado ya? con el presidente. Por si fuera poco, tres de los hombres a los que se considera posibles sucesores de Chirac, Robert Galley, Raymond Barre y Alain Peyrefitte, tan mantenido durante las ¨²ltimas emanas entrevistas ?reservadas? con Servan-Schreiber, quien, junto con estos, habr¨ªa jugado un papel destacado, tanto en la redacci¨®n del plan inicial de reforma fiscal -posteriormente modificado-, lado a conocer recientemente por a presidencia, como en la de la "carta? para la ?sociedad liberal avanzada?.El se?or Mitterrand, que en junio declar¨® en Marsella que el Partido Socialista franc¨¦s no era, "marxista", sabe lo que se hace cuando intenta, como lo est¨¢ haciendo, atraer a sus filas al gaullismo. Frente a la ?traici¨®n? de Giscard respecto del Tercer Mundo, de la OTAN, del Parlamento Europeo -una ?traici¨®n? que en buena medida se justifica por el fracaso de la conferencia mundial sobre materias primas, comenzada en diciembre por iniciativa, justamente, de Giscard, y tambi¨¦n por el rol de ?segund¨®n? (en esto coinciden, curiosamente, Servan y Mitterrand, aunque el primero le acusa a Chirac de tal ?mediocridad?) que el presidente ha representado, en comparaci¨®n con Schmidt y Brandt, en la formaci¨®n del nuevo Parlamento comunitario, entre abril y fines de julio-, el PS le est¨¢ ofreciendo a la UDR, o or lo menos, al sector ?hist¨®rico? del gaullismo una ?base de coincidencia? internacional mucho m¨¢s amplia que la del El¨ªseo. Pero, ?cu¨¢les ser¨ªan, en definitiva, las intenciones del presidente de los liberales- al propiciar, directamente, el viaje de las alas "rebeldes? del gaullismo hacia la izquierda? ?Cu¨¢les ser¨ªan los efectos de ese viaje? En c¨ªrculos pr¨®ximos al Partido Radical franc¨¦s y al SPD alem¨¢n, se nos han hecho, sobre este punto, dos precisiones: por lado -seg¨²n estima Friedrich- seguro, ni mucho menos, que escisi¨®n de la mayor¨ªa -e incluso salida de Chirac del Gobierno produzca en las pr¨®ximas semanas. En ese sentido, en v¨ªsperas de la ida de Giscard a Gab¨®n, Chirac habr¨ªa asegurado que har¨ªa ?todo lo posible? por acercar a los "barones" a las tesis presidenciales vivir el rompimiento. Chirac, pues, no estar¨ªa ahora ?reflexionando?, sino luchando. Por el otro, la divisi¨®n se consuma (aunque lo sea en el ¨¢mbito de la UDR), la estrategia presidencial podr¨ªa estar respondiendo, en el fondo, a un objetivo mucho m¨¢s alto y de plazo m¨¢s largo. Servan-Schreiber, cuyo "aventurismo" pol¨ªtico no le ha resultado la agudeza de la ¨¦poca de `"el desaf¨ªo amer¨ªcano", sugiri¨® en abril pasado, cuando la crisis ya empezaba a perfilarse: ?El gaullismo hist¨®rico, o el de la izquierda, tede llegar a convertirse en un ballo de Troya. Si en 1978 le da la mano a Mitterrand, es f¨¢cil que Mitterrand no tenga mano en 1981 para las presidenciales. El gaullismo lleva en s¨ª el germen de la discordia, si la Uni¨®n de la Izquierda asimila, asimilar¨¢ tambi¨¦n su tura atomizaci¨®n, aparte de las concesiones que tenga que hacer ahora para complacer a los herederos del general.?
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