Un nuevo equilibrio defensivo
LAS DECLARACIONES del ministro de Marina, almirante Pita da Veiga, a EL PA?S (30 de julio) constituyen una aportaci¨®n muy valiosa de elementos de juicio para entender este problema: c¨®mo estructurar la fuerza armada del estado y acrecer de modo econ¨®mico el poder militar que garantice un m¨ªnimo de soberan¨ªa e independencia. La de la defensa nacional es una cuesti¨®n que est¨¢ descorazonadoramente fuera del foco de atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, del pensamiento de los intelectuales y, paradoja, a¨²n de la clase pol¨ªtica en su acepci¨®n m¨¢s amplia.El ministro se?ala tres hechos que reclaman ?un nuevo equilibrio de nuestro sistema defensivo?: 1) la descolonizaci¨®n del Sahara libera a Espa?a de responsabilidades que requer¨ªan efectivos y medios de car¨¢cter terrestre; 2) la descolonizaci¨®n del Sahara ha hecho evidente el gran significado estrat¨¦gico del archipi¨¦lago canario ?en? la ruta de los grandes petroleros y ?pr¨®ximo a? las avenidas comerciales atl¨¢nticas; 3) el tratado de Amistad y Cooperaci¨®n con Estados Unidos crea una zona de inter¨¦s com¨²n, de naturaleza esencialmente mar¨ªtima.
El ministro de Marina, con la discrecci¨®n que se espera de su cargo y con la lealtad que se deriva de la camarader¨ªa entre los que abrazan un mismo esp¨ªritu de milicia, no dice que el nuevo equilibrio deba descansar en un ¨¦nfasis naval, con preeminencia sobre los otros ej¨¦rcitos, sino que aporta datos que ayudan a la formaci¨®n de un juicio independiente.
Son muchos los factores que empujan hacia una intensificaci¨®n del esfuerzo defensivo en la direcci¨®n de lo naval. La ¨²ltima frontera terrestre de la humanidad es el oc¨¦ano, que estos d¨ªas se est¨¢, quiz¨¢s, repartiendo en Nueva York. El comercio mar¨ªtimo forma el principal caudal del torrente sangu¨ªneo de las naciones europeas. Los oc¨¦anos son el santuario estrat¨¦gico en que se guarda la ¨²ltima palabra de la disuasi¨®n nuclear y, por lo tanto, de la seguridad ?casi? a toda prueba. En el caso particular de Espa?a, su debilidad naval, que le ha impedido ejercer un control efectivo sobre el estrecho, ha perpetuado el problema de Gibraltar.
Todas estas consideraciones son pertinentes en v¨ªsperas m¨¢s o menos pr¨®ximas de la presentaci¨®n ante el Gobierno, y la proposici¨®n a las Cortes, de un proyecto de ley de revisi¨®n de la ley 32 / 197 1, la que por la crisis de sucesi¨®n no fue posible hacer en su d¨ªa. Posteriormente, la preocupante situaci¨®n econ¨®mica ha debido pesar sobre los responsables militares y civiles que deb¨ªan planificar la provisi¨®n de fondos previstos en ese plan.
La maduraci¨®n de las consecuencias del Sahara y del tratado con Norteam¨¦rica, unida a las dificultades econ¨®micas por las que atraviesa todo el pa¨ªs, hacen recomendable, ciertamente, ?un nuevo equilibrio en nuestro sistema defensivo?, en el sentido de que se consideren prioritarias las iniciativas defensivas que puedan rendir un mayor producto de seguridad, en esta hora especialmente signada por lo naval, y entre esas iniciativas, las que se presentan como necesidades acuciantes de la Marina, entre las que se encuentran el mantenimiento del plan de modernizaci¨®n de 10.000 toneladas anuales, la construcci¨®n del portaaviones que sustituya al ?D¨¦dalo? como n¨²cleo principal de la fuerza de combate, y la construcci¨®n de la nueva base naval de las Canarias, que por s¨ª ha de constituir el as que Espa?a presente en cualquier posible concertaci¨®n internacional de su esfuerzo defensivo.
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