Piscator: el teatro y la pol¨ªtica
La revoluci¨®n de octubre y el hundimiento del sistema de valores de la etapa anterior estimularon a los j¨®venes intelectuales y artistas de postguerra hacia un arte militante y de ruptura. Todo ello respond¨ªa a un nuevo salto en la. lucha democr¨¢tica, pero en su formulaci¨®n adquir¨ªa agrios ribetes, feroces desplantes, la contundencia de un arma. La inflaci¨®n, el paro y las crisis pol¨ªticas casi permanentes que asolaron el per¨ªodo de la Rep¨²blica de Weimar, constituyeron el marco hist¨®rico de esta asunci¨®n de unas formas art¨ªsticas que respondieran a las necesidades del proletariado ascendente y en lucha por su hegemon¨ªa.En el terreno teatral, una de las formas que el teatro adopt¨® fue la de las compa?¨ªas y corales obreras. Fueron el ejemplo de un teatro de amateurs, directamente inmerso en las luchas pol¨ªticas, y cuyos miembros eran en su casi totalidad militantes de los partidos socialista y comunista. Junto a ellos y en ocasiones estrechamente ligado, surgi¨® un teatro profesional de enorme inter¨¦s.
Teatro pol¨ªtico
de Erwin Piscator. Traducci¨®n de Salvador Vila. Madrid. Editorial Ayuso. 1976.
En esta Alemania inestable, en condiciones nada favorables, surgieron tendencias y realizaciones que iban a revolucionar el teatro e impulsar tajantemente su desarrollo.
Balance
Uno de los m¨¢s importantes realizadores del per¨ªodo Weimariano fue Erwin Piscator (1894-1966). El balance de sus experiencias lo reuni¨® en un libro que lleva un t¨ªtulo revelador y expl¨ªtico: El teatro pol¨ªtico, editado ahora en Espa?a. En ¨¦l pasa revista Piscator a sus propios or¨ªgenes teatrales, su toma de conciencia pol¨ªtica y su trabajo como director en el Proletarische Theater (1921-22), la Volksb¨¹hne (1924-27) y la Piscatorb¨¹hne (1927-29). Analiza adem¨¢s con bastante amplitud varios de los espect¨¢culos claves de su trayectoria, entre otros, ?Oh, qu¨¦ bien vivimos; de Toller; el Rasput¨ªn de Alexei Tolstoi, con su gigantesca esfera met¨¢lica, y El bravo soldado Shweik, basado en la novela de Hasek y cuya realizaci¨®n constituye una de las cimas del teatro anterior a 1940. No faltan tampoco m¨²ltiples referencias a las relaciones del teatro con el medio social, los partidos de izquierda, las persecuciones de la reacci¨®n, etc¨¦tera.Al margen de esta enumeraci¨®n tem¨¢tica es necesario destacar que el libro constituye un documento imprescindible para comprender el sentido de la obra renovadora de Piscator. Existen minuciosas descripciones de sus innovaciones escenogr¨¢ficas. Piscator llev¨® a los escenarios complejos artilugios en los que se mezclaban diferentes niveles, ascensores, giratorios, etc. Introdujo las proyecciones, el film, las diapositivas, como elementos del espect¨¢culo. Se sirvi¨® de la cinta rodante, de maniqu¨ªes, de vestuarios no hist¨®ricos para obras cl¨¢sicas y muchos otros recursos esc¨¦nicos. Busc¨® una forma de interpretaci¨®n que destruyera el recitado drama solemne de la tradici¨®n germ¨¢nica sustituy¨¦ndolo por un actor gestual y corporalmente flexible, aceptando los supuestos del actor ¨¦pico. Incluso lleg¨® a dise?ar junto con el arquitecto Gropius, funfador de la Bauhaus, un teatro que ¨¦l llamaba Total, en el que todas las posibilidades de espacios esc¨¦nicos, desplazamientos, proyecciones y v¨ªas de acceso estaban permitidas.
El Teatro pol¨ªtico fue editado en 1930 como un balance que coincid¨ªa con la quiebra econ¨®mica de la Piscatorb¨¹hne. Piscator se quejaba de no haber encontrado autores de talla, capaces de dotar esta empresa de textos importantes. En cualquier caso, una de las grandes lecciones a deducir la representa el hecho de que un trabajo teatral de este tipo no ten¨ªa posibilidades de superviviencia en el marco de la empresa privada, en la que hay que defender el teatro como una mercanc¨ªa. Y en este sentido no cometi¨® errores. No intent¨® centrarse en una opci¨®n sectaria, sino que se dirigi¨® al conjunto social. Quer¨ªa incidir con sus espect¨¢culos en la lucha de clases y por tanto necesitaba un p¨²blico contradictorio para agudizar sus enfrentamientos Sus acuerdos con la Volksb¨¹hne por ejemplo, le garantizaron un p¨²blico popular y organizado, pero la burgues¨ªa berlinesa con su inconsciencia y enso?aci¨®n suicida asisti¨® alegre y confiada a sus espect¨¢culos aunque permiti¨® poco despu¨¦s el ascenso y la barbarie nazi.
Escritos
La ¨²ltima parte del libro en su edici¨®n espa?ola, la constituyen una serie de escritos de Piscator pertenecientes, en su mayor¨ªa, a su etapa ¨²ltima de trabajo.
Lleva un sucinto pr¨®logo de Alfonso Sastre, y hay que insistir m¨¢s que en su inoportunidad en el vac¨ªo que colma con creces.
Es una l¨¢stima, aunque tiempo habr¨¢, que no se haga referencia a la presencia de Piscator en nuestro pa¨ªs durante la guerra, concretamente en Barcelona. Fue una estancia corta pero sumamente interesante en la que incluso se plante¨® la puesta en escena de Mar¨ªa Rosa de Guimer¨¢, por el grupo teatral de la UGT de la Banca. En dos boletines publicados por esta compa?¨ªa, exhumados hace bien poco por Xavier F¨¢bregas, se recogen interesantes aspectos de este viaje. De todos modos su influencia se dej¨® sentir de forma ostensible en una puesta en escena de La tragedia Optimista que hizo Mar¨ªa Teresa Le¨®n en el teatro de La Zarzuela del Madrid cercado.
En 1966, a?o de su muerte, dec¨ªa Piscator en su Nota final para el Teatro pol¨ªtico: ?Decidimos desnudar al mundo mediante su descripci¨®n exacta para poder cambiarlo y no utilizar un arte nebuloso que transfigurara las grietas y las resquebrajaduras de sus contradicciones en algo irreal y reconciliable?. El testimonio de este combate teatral es tambi¨¦n el libro que comentamos. Un combate en el que no alcanz¨® la victoria total, porque no es posible, pero en el que dio grandes pasos hacia futuras victorias.
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