Los controladores a¨¦reos denuncian las instalaciones de Paracuellos
?El radar se encuentra fuera de servicio, los equipos t¨¦cnicos de que disponemos no funcionan correctamente, incluso algunos de ellos cometen errores grav¨ªsimos que ponen en serio peligro la seguridad de los viajeros. Por estas razones, los controladores nos negamos a seguir trabajando al ritmo excesivamente elevado a que nos hemos visto obligados con el objeto de suplir las continuas deficiencias t¨¦cnicas de nuestros aparatos.? Estas afirmaciones. facilitadas a EL PAIS por los controladores del centro de Paracuellos del Jarama, de Madrid, resumen, al tiempo que explican, las causas que han motivado a los controladores espa?oles a iniciar una huelga de celo, que entra hoy en su vig¨¦simo d¨ªa de duraci¨®n y a la que no se le vislumbra, de momento, ninguna posibilidad de soluci¨®n.Seg¨²n afirm¨® la fuente mencionada, la equiparaci¨®n t¨¦cnica del centro comenz¨® desde el principio con una serie de anomal¨ªas que, al no ser corregidas durante los ¨²ltimos a?os. han desencadenado el actual conflicto. En el a?o 1972, cuando el Ministerio del Aire acept¨® la propuesta de los controladores e ingenieros del centro de llevara cabo la construcci¨®n de una nueva sala de control con sus correspondientes equipos, la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil contrat¨® los servicios de la compa?¨ªa norteamericana Burroughs, sin contar en ning¨²n momento con la opini¨®n de los futuros destinatarios del Proyecto. Esta particularidad inici¨® el malestar entre los trabajadores.
Por otra parte, las condiciones en que se realizaron las obras pecan de ser un tanto irregulares. En principio, el presupuesto total de las instalaciones supuso para la Administraci¨®n civil un coste de casi dos millones de d¨®lares, cuando en realidad. seg¨²n c¨¢lculos efectuados por t¨¦cnicos expertos. la operaci¨®n no deb¨ªa, sobrepasar los 600.000 d¨®lares. Este coste desmesurado ha estado justificado, en parte, por la inclusi¨®n de los efectuados en traslados y dietas del personal americano desplazado a Madrid para construir el nuevo centro. En este, sentido las citadas fuentes aseguran que la empresa Burroughs lleg¨® al extremo de desplazar a Espa?a a un ingeniero con la peculiar misi¨®n de adquirir unas vulgares mesas de despacho valoradas en total en poco m¨¢s de 20.000 pesetas.
Otro de los aspectos, encuadrado tambi¨¦n dentro de la pol¨ªtica de Burroughs de extraer la m¨¢xima rentabilidad a todas sus operaciones y que perjudic¨® notablemente las obras de Paracuellos, fue el hecho de llevar a cabo las instalaciones sin contar con la obligada asesor¨ªa jur¨ªdica y t¨¦cnica encargada de poner a punto, para su posterior homologaci¨®n, los equipos de control. Cuando finalizaron las obras tanto los controladores corno los ingenieros rechazaron en¨¦rgicamente utilizar unos equipos que no ofrec¨ªan seguridad, que funcionaban err¨®neamente y, especialmente que carec¨ªan de una red de conexi¨®n entre los viejos y nuevos equipos de Paracuellos, circunstancia que dejaba inutilizables a estos ¨²ltimos.
Al persistir las protestas del personal del centro, la Administraci¨®n decidi¨®, el pasado a?o, ?modernizar? y ?corregir? los desperfectos de los mencionados equipos. Esta nueva operaci¨®n cost¨® la suma de cerca de otro mill¨®n de d¨®lares, tampoco ha satisfecho las demandas de los controladores.
En efecto, despu¨¦s de las ?reparaciones?, cuya inauguraci¨®n tuvo lugar en la noche del 5 al 6 de enero del pasado a?o. las deficiencias t¨¦cnicas continuaron sucedi¨¦ndose ininterrumpidamente. Los equipos de acoplamiento de frecuencias, los de comunicaci¨®n interna, radio, telefon¨ªa y otros de vital importancia para el desarrollo de su labor, se estropeaban continuamente.
"Estuvimos durante los meses de enero a marzo trabajando en unas condiciones peligros¨ªsimas", manifest¨® el citado portavoz. Afortunadamente no se lleg¨® a producir ninguna cat¨¢strofe, debido principalmente a la capacidad de improvisaci¨®n de los controladores y a la cooperaci¨®n fuera de lo normal de los t¨¦cnicos de mantenimiento.
"El d¨ªa que empezamos a trabajar, despu¨¦s de la reestructuraci¨®n -a?adi¨®- podr¨ªa firmar que fuimos obligados a ello mediante un enga?o. Alguien hizo correr la voz de que los antiguos equipos del centro se hab¨ªan averiado y, por tanto, la ¨²nica soluci¨®n era utilizar los nuevos, a lo que en todo momento nos hab¨ªamos negado. Posteriormente descubrimos que las aver¨ªas eran totalmente falsas."
A las protestas que siguieron desde entonces por parte de los controladores, la Administraci¨®n no ha dado ninguna respuesta. por lo que dadas las circunstancias. nos hemos visto obligados a adoptar la actual actitud de huella de celo.?
Como dato curioso, cabe se?alar que el coste total de uno de los mejores centros de control de Canad¨¢, el de Gander, cuyo alcance abarca el control de todo el tr¨¢fico a¨¦reo del Atl¨¢ntico Norte, es de 3,7 millones de d¨®lares. Cifra que, comparada con los casi tres millones que lleva invertidos el centro de Paracuellos considerado como uno de les peores de Europa, resulta muy significativa.
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