Lockheed y Lochness
EL SE?OR Garc¨ªa Rodr¨ªguez-Acosta ha comparado el caso de las implicaciones espa?olas en el esc¨¢ndalo Lockheed con el monstruo del lago Ness (v¨¦ase ABC, 3 de septiembre de 1976, p¨¢g. l). Sus palabras son del tenor siguiente: ? Lo que s¨ª puedo decirle es que la investigaci¨®n no est¨¢ parada y no lo ha estado nunca. Soy el primero en desear que pronto podamos informar de sus resultados, tanto en un sentido como en otro. Lo deseo por el bien del pa¨ªs y por acabar de una vez por todas con este fantasma, con este monstruo del lago Ness, con esta serpiente de verano que tanto nos quita el sue?o.?Si don Antonio Jos¨¦ Garc¨ªa Rodr¨ªguez-Acosta considera -como dice- que se est¨¢ coartando la independencia de la Justicia, hay que decir que unas manifestaciones como las transcritas tambi¨¦n comprometen la serenidad que requiere una investigaci¨®n judicial.
Seg¨²n las informaciones conocidas hasta hoy -procedentes de fuentes no oficiales, ya que las oficiales no informan por ahora, existen indicios racionales para sospechar que la compa?¨ªa Lockheed ha distribuido en Espa?a la cantidad de noventa y dos millones de pesetas en concepto de comisiones il¨ªcitas a miembros de la Administraci¨®n p¨²blica e intermediarios privados, que facilitaron la compra de aviones por parte del Estado espa?ol. Las investigaciones en Espa?a se han iniciado en febrero. Al cabo de siete meses, la Fiscal¨ªa del Tribunal Supremo no ha ofrecido a la opini¨®n p¨²blica nacional ninguna informaci¨®n que satisfaga sus dudas sobre la eventual, concupiscencia econ¨®mica de algunos funcionarios. Antes bien, el se?or Garc¨ªa Rodr¨ªguez-Acosta dice que su investigaci¨®n avanza con toda celeridad. Y para demostrarlo ofrece una aclaraci¨®n previa y dos datos.
Aclaraci¨®n previa, sobre los troncos hist¨®ricos de los respectivos ordenamientos jur¨ªdicos: ?El Derecho espa?ol procede del tronco romano; el vigente en los Estados Unidos procede del tronco saj¨®n?. No se nos alcanza la incidencia directa que en una investigaci¨®n judicial sobre sobornos pueda tener la alusi¨®n a los venerables antecedentes justinianos de nuestras leyes de enjuiciamiento, ni su parang¨®n con el origen germ¨¢nico de los bill of rights en que se funda la jurisprudencia americana.
Primer dato: ?Era el 16 de julio. Ese mismo d¨ªa recib¨ª un somero dossier elaborado por el Comit¨¦ Church. Lo entregu¨¦ en la Embajada de Espa?a, puesto que era prescriptivo que llegara por valija diplom¨¢tica. El 16 de julio llegamos a Madrid tanto el dossier como yo?. ?Tal documentaci¨®n s¨®lo pod¨ªa ser traducida por la Oficina de Interpretaci¨®n de Lenguas del Ministerio de Asuntos Exteriores, pues s¨®lo en ese caso resultar¨ªa aceptable para cualquier Tribunal de Justicia. La traducci¨®n lleg¨® a mis manos el pasado 26 de agosto. ? Desde el 16 de julio al 26 de agosto median cuarenta d¨ªas, de los cuales hay que considerar inh¨¢biles seis. Si el dossier es calificado de somero por el fiscal del Supremo, no se explica bien que, en materia tan grave, se agote un plazo aparentemente desmesurado para realizar una traducci¨®n.
Segundo dato: el dossier elaborado por la Comisi¨®n Church ha sido ya traducido y est¨¢ -por fin- en manos del fiscal del Tribunal Supremo desde el 26 de agosto. Se trata de una documentaci¨®n ?muy general y muy somera respecto a las operaciones de la Lockheed?. ?Hasta el 26 de agosto no lleg¨® a mis manos y, como ustedes comprender¨¢n, apenas he tenido tiempo de examinar su contenido? (citamos textualmente de la agencia Cifra). Si el caso pone en juego la honorabilidad de la Administraci¨®n espa?ola, si la opini¨®n p¨²blica reclama la pronta identificaci¨®n de los culpables -a ejemplo de Estados de Derecho tan minuciosos en sus procesos judiciales como Holanda o Jap¨®n-, si, por a?adidura, la documentaci¨®n se califica de somera, hay que concluir que siete d¨ªas constituyen un plazo que no da pie a la frase ?como ustedes comprender¨¢n apenas he tenido tiempo?.
Con todos los respetos al se?or fiscal del Tribunal Supremo, este peri¨®dico ha de recordarle que ha dedicado, desde su reciente nacimiento, catorce p¨¢ginas a informar a sus lectores sobre la eventual existencia de uno o vanos vertebrados de origen terciario en las profundidades del lago Ness, en Escocia. Cree por tanto este diario que la comparaci¨®n de esa expectativa (que investiga nada menos que el MIT -Massachussetts Institute of Technology-, el NYT y la Real Academia de Ciencias brit¨¢nica) con un fantasma o serpiente de verano es aventurada por parte del se?or fiscal. El monstruo del lago Ness merece toda nuestra atenci¨®n. Lo mismo que el caso Lockheed.
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