EL PAIS y la unidad nacional
El editorial del pasado mi¨¦rcoles del madrile?o diario EL PAIS -m¨¢s propio de los principios que inspiraban la prensa nacional de los a?os cuarenta que de un rotativo autocalificado de independiente- aparecido en un momento en que el deseo de democratizaci¨®n exige que se abandone el esp¨ªritu centralista que ha imperado en la pen¨ªnsula desde 1939, plantea a nivel hist¨®rico una serie de cuestiones realmente fundamentales. Lo ser¨ªan menos si las ¨²ltimas generaciones no se hubiesen formado, como el autor del editorial demuestra de manera inequ¨ªvoca, en unos libros-panfleto -hay excepciones- que presentaban el pasado peninsular bajo formas unitarias a nivel nacional, y ello con la sola Finalidad de justificar la sistem¨¢tica represi¨®n cultural y c¨ªvica que se estaba realizando en diversas partes del Estado. Una de las mentiras m¨¢s burdas de los manuales en que debi¨® estudiar el editorialista de EL PAIS era que los Reyes Cat¨®licos hab¨ªan creado la unidad del Estado espa?ol:?La realidad del Estado espa?ol -dice EL PAIS- tiene quinientos a?os como entidad colectiva?. Pues no, lo ¨²nico que sucedi¨® con el matrimonio de los llamados Reyes Cat¨®licos es que distintas naciones. distintos estados -con un derecho propio. con unas instituciones de gobierno privativas (Generalitat, Cortes, Consell de Cent. etc¨¦tera), con unas fronteras econ¨®micas bien diferenciadas. con un Ej¨¦rcito que no pod¨ªa traspasar las propias fronteras sin autorizaci¨®n, como sucede hoy. con una organizaci¨®n universitaria propia, con una moneda distinta y con un idioma (¨²nico oficial) tambi¨¦n distinto pasaron a tener un mismo soberano (ello no es v¨¢lido todav¨ªa para Fernando e Isabel, pero s¨ª para sus sucesores). No existe, por consiguiente ning¨²n Estado espa?ol a principios del siglo XVI. a no ser que el editorialista de EL PAIS quiera reducir el concepto de Estado al de simple corte-palacio o confundir el evidente proceso centralizador iniciado con escaso ¨¦xito por Felipe II con la existencia de una ?entidad colectiva?.
La estructura federal peninsular de los siglos XVI y, XVII. basada, repito, en entidades nacionales absolutamente independientes (la catalana desde el siglo X, por lo menos) s¨®lo ser¨¢ destruida, y violentamente. por las armas (en gran parte francesas) puestas al servicio de uno de los contendientes en un pleito din¨¢stico a lo largo de la Guerra de Sucesi¨®n de 1705-1714. La p¨¦rdida de esta guerra, en la que Catalunya tuvo la mala fortuna de apoyar al derrotado, signific¨® la destrucci¨®n violenta, y por tanto artif¨ªcial, de las instituciones pol¨ªticas aut¨®nomas catalanas (Generalitat, Cortes, Consell de Cent), de una gran parte del Derecho y de todas las instituciones jur¨ªdicas. y de la estructura financiera, e inicio una ocupacion militar del pa¨ªs que permiti¨® poner en marcha una sistem¨¢tica e, insisto. artificial castellanizaci¨®n de la v¨ªda oficial y cultura de Catalunya. Lo mismo sucedi¨® a partir de 1707 con los reinos de Arag¨®n y, de Valencia. que durante la guerra hab¨ªan sostenido tambi¨¦n el perdedor.
Solo desde principios del siglo XVIII puede hablarse, por tanto. de una superestructura pol¨ªtico-administrativa unitaria para toda la pen¨ªnsula. superestructura impuesta a entidades nacionales radicalmente distintas y que no hab¨ªa poseido hasta entonces -yo no creo que se poseyesen tampoco despu¨¦s- ninguna ?unidad de destino?. Si el editorialista de EL PAIS quiere identificar esta estructura, nunca aceptada del todo por los vencidos, con la existencia de una entidad colectiva unitaria. es libre de hacerlo, pero no debe olvidar entonces que ello es hacerse c¨®mplice de una ya secular injusticia y de unos principios totalitarios que no creo, desear¨ªa no creerlo, que defienda EL PAIS en 1976.
Como puede deducirse de lo dicho hasta aqu¨ª, la afirmaci¨®n del editorialista de que ?antes de la Espa?a del siglo XV no existieron en este pa¨ªs nacionalidades de ninguna especie? constituye una falta de informaci¨®n de una gravedad tal, que s¨®lo resulta comprensible en quien ha aprobado el bachillerato en los tendenciosos manuales de la posguerra y despu¨¦s no ha logrado superar el trauma cultural que de ello se ha derivado. Porque precisamente hasta el siglo XV -y ya hemos visto que despu¨¦s tambi¨¦n- Castilla, Catalunya, Valencia, Navarra o Arag¨®n constituyen entidades nacionales a todos los efectos: pol¨ªticos, ¨¦tnicos, culturales, institucionales, jur¨ªdicos, etc¨¦tera. Sus habitantes poseen, por otra parte, una clara conciencia de pertenecer, y de querer pertenecer, a una naci¨®n bien diferenciada de las restantes. La existencia de fronteras inviolables. militar Y
econ¨®micamente, avala, en su formulaci¨®n m¨¢s elemental, la afir
maci¨®n de que no puede hablarse de unidad estatal aliuna en la
Edad Media ni durante los siglos XVI v XVIL
Las idea formulada por el editorialista de EL PAIS de que no existen ?precedentes de Estados modernos que hayan puesto a votaci¨®n la inteoridad de su territoriO. ni de naciones que hayan regresado a la f¨®rmula federal a patir de una situaci¨®n unitaria cl¨¢sica? Se desmorona si tenemos en cuenta que este Estado se deriva, y por dos veces. de una imposici¨®n que siguea una derrota militar catalana y que esta ?situaci¨®n unitaria? no es el resultado de un proceso hist¨®rice natural o de la voluntad colectiva expresada libremente. Y ello sin olvidar, a t¨ªtulo de ejemplo. que un plebiscito nacional, celebrado en agosto de 1905 permiti¨® a Noruega separarse de Suecia y autootorgarse una dinast¨ªa propia. S¨®lo a trav¨¦s del ejercicio que poseen las naciones a la autodeterminaci¨®n podr¨¢ el pueblo catal¨¢n -y no s¨®lo el catal¨¢n- definir el verdadero alcance de su compromiso peninsular. Negar este derecho es retornar -cuando, por otra parte, todav¨ªa no ha sido vencida- a una situaci¨®n pol¨ªtica de insolidaridad hispana que muchos desear¨ªamos superar: la prensa castellana tiene, en este sentido. una responsabilidad que no debe olvidar, si de verdad pretende contribuir a hacer m¨¢s fraternas las relaciones entre las diversas nacionalidades que integran hoy el Estado espa?ol.
Jaume Sobreques
(Catedr¨¢tico de Hisioria de Catalunya)
Tele/eXpres
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