Benidorm
En Benidorm, los ¨²ltimos turistas alemanes requemados de sol mon¨¢rquico (el sol de Espa?a ya no es franquista) y los eternos turistas espa?oles de Alicante y de Madrid. Trescientas discotecas y ni un solo ejemplar de EL PAIS en los quioscos internacionales, porque se agotan nada m¨¢s llegar.Xavier Miserachs, el gran fot¨®grafo catal¨¢n, con el cual pas¨¦ una temporada retratando macizas, est¨¢ aqu¨ª con su bella esposa, dedicados ambos al tr¨¢fico de barcos en miniatura, que parece un tr¨¢fico pirata, pero no puede ser m¨¢s inocente. Los periodistas de la comarca me ponen al d¨ªa de lo, que Jes¨²s Infante llamar¨ªa los buenos negocios de Benidorm, y Pilar Vel¨¢zquez, que aparece blanca y radiante en la noche dulce, me cuenta que viene de Barcelona de rodar una pel¨ªcula, Tatuaje, seg¨²n la novela de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. Dice que est¨¢ harta de que los periodistas le pregunten c¨®mo fue el d¨ªa que perdi¨® aquello, si cobra por desnudarse en las revistas y a qu¨¦ hora del d¨ªa le gusta hacer la cosa. Yo, como la quiero desde hace mucho tiempo, s¨®lo le pregunto qu¨¦ tal est¨¢ de las cataratas su se?ora madre.
Y me quedo pensando que, efectivamente, la libertad de prensa puede malograrse si la encerramos en el polib¨¢n de las famosas.
En el avi¨®n de ida me encontr¨¦ con Andr¨¦s Amor¨®s, cr¨ªtico y catedr¨¢tico joven, sabio y maltrecho por un accidente de tenis (aunque ya muy repuesto). Me cuenta Andr¨¦s que se ha pasado el verano trabajando en Valera. Valera-Aza?a-Amor¨®s. No es una l¨ªnea pol¨ªtica, no se me encrespen. Es una l¨ªnea literaria. Pues hale. Y tambi¨¦n en Barajas, que era una fiesta gracias a la huelga, los se?ores Utrera Molina, Ruiz Mateos, m¨¢s conocido por sus rumasas. Pedro Carrasco, rn¨¢s conocido por sus Roc¨ªos (tambi¨¦n estaba la Jurado) y gente as¨ª de famosa.
Antes de la cumbre del Eurobuilding, Barajas ya era una cumbre de las dos Espa?as. De las m¨²ltiples Espa?as. Lo que pasa es que no nos dio la gana facilitar ning¨²n comunicado a la prensa. En Benidorm, Paco Nieva y el pintor Li¨¦bana. Nieva me habla del teatro de G¨®mez de la Serna, y aunque ¨¦l y yo somos dos bastardos de Ram¨®n, no nos ponemos de acuerdo. A m¨ª me parece un teatro muy malo y, por supuesto, irrepresentable. Pero de algo hay que hablar en Benidorm.
Ante uno de esos rascacielos que han estropeado la postal benidorm¨ª, un periodista madrile?o, joven y listo, va y dice:
-Eso es lo que se llama, romper la perspectiva.
Pero refuta el aut¨®ctono:
-Le advierto a usted que detr¨¢s no hab¨ªa nada.
Y retruca el madrile?o.:
-Es que a veces la nada tambi¨¦n es hermosa, oiga. Bueno, pues eso es lo que ha pasado en Benidorm, en general. Que no han matado a ning¨²n hombre, pero, como dir¨ªa Francisco Candel, han roto un paisaje. Mi proyecto era saltar a Marbella para saludar a Pirita, pero no pudo ser. En este pa¨ªs centralista, desplazarse en circunvalaci¨®n no es f¨¢cil. Me indigna e incomoda el centralismo casi tanto corno a los catalanes, m¨¢xime cuando el central isino soy yo. A prop¨®sito de Ranl¨®n, he aqu¨ª una greguer¨ªa involuntaria del brillante arquitecto barcelones Oscar Tusquets, contra el centralismo inadrile?o. Se la he o¨ªdo en Benidorm:
-Madrid es que en los bares te dan siempre la ficha del tel¨¦fono mojada.
Leo en Benidorni Las Provincias, de Valencia, donde mi querida y bella amiga Consuelo Reyna se lanienta en¨¦rgicanlente de que valencianos y catalanes muy significativos se hayan abstenido de acud¨ªr a la cumbre de Madrid. Tanibi¨¦n yo me he abstenido. Consuelo. Y no por consigna de Tarradellas, sino por capricho de una sueca.
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