Callaghan intenta neutralizar la presi¨®n de la izquierda laborista
Con el aparente prop¨®sito de neutralizar las exigencias pol¨ªticas de la izquierda laborista, el primer ministro brit¨¢nico procedi¨® ayer a una reestructuraci¨®n parcial de su Gabinete.Merlyn Rees, hasta ahora secretario de Estado para el Ulster, ha pasado al Ministerio del Interior, que hasta ahora ocupaba Roy Jenkis, pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n Europea (¨®rgano ejecutivo de la comunidad de los ?nueve?). Entretanto, Shirley Williams, ministro de Precios y Consumo, ha sido designada ministro de Educaci¨®n, y Roy Mason, ministro del Ej¨¦rcito, ocupa ahora la cartera de asuntos del Ulster.
Seg¨²n los expertos, el nombramiento de Rees, de tendencia ?derechista?, tiende a fortalecer la posici¨®n del Gobierno frente a los sindicatos, algunos de cuyos sectores, como el de marinos mercantes, amenazan con ir a la huelga hoy por tiempo indeterminado, lo que pondr¨ªa en grave peligro al Gabinete.
En algunos c¨ªrculos pol¨ªticos se estima que Callaghan ha intentado con esta ?minirreestructuraci¨®n?, que afecta tambi¨¦n a seis subsecretar¨ªas de Estado, llevar a cabo, frente a las alas radicales del laborismo, una pol¨ªtica de ?hechos consumados?, que imposibilite las trasformaciones profundas del Gobierno que esos grupos reclaman.
Dentro de 20 d¨ªas el Partido Laborista, efectuar¨¢ su reuni¨®n anual en Blackpool. Los partidarios del ?vicepremier? Foot y de otros l¨ªderes izquierdistas proyectaban presentar una lista de exigencias al ?derechista? Callaghan. ?Las nuevas designaciones -manifest¨® a EL PAIS un portavoz del sector ?centrista? del Partido Laborista-, hacen ya muy dif¨ªcil que se puedan operar otros cambios, al menos en las mismas ¨¢reas de Gobierno?.
Por otra parte, el nombramiento de Mason en el Ministerio del Ulster, vendr¨ªa a reafirmar el deseo del Gobierno de proceder a retirar paulatinamente del Ulster a las fuerzas del Ej¨¦rcito, cuyas funciones ser¨ªan cumplidas en adelante por la polic¨ªa. Las excelentes relaciones de Mason con los jefes del Ej¨¦rcito facilitar¨ªa esa sustituci¨®n.
Mientras tanto, el primer ministro brit¨¢nico cancel¨® ayer temporalmente su visita oficial a Canad¨¢. Callaghan prefiri¨® quedarse aqu¨ª para seguir de cerca el desarrollo de los acontecimientos relativos a la huelga de los marinos mercantes, que deb¨ªa comenzar esta noche. Hay otras circunstancias que tambi¨¦n mantienen a Callaghan en Gran Breta?a. Su partido se mueve contra ¨¦l y le exige la vuelta a los ?principios socialistas? del laborismo. Entre las demandas que ahora le hace la izquierda est¨¢ la nacionalizaci¨®n de los cuatro bancos m¨¢s importantes del pa¨ªs y de siete compa?¨ªas financieras y de seguros.
El documento en el que se contiene esta propuesta ha sido recibido por los conservadores como ?una amenaza marxista que tiende a darnos el pasaporte para la bancarrota?. Fue preparado por un comit¨¦ del ejecutivo laborista que preside Tony Benn, ministro de Energ¨ªa, l¨ªder de la cada d¨ªa m¨¢s debilitada facci¨®n de izquierdas del Gabinete de James Callaghan.
La nacionalizaci¨®n de los bancos, de acuerdo con los que han estudiado su viabilidad, ayudar¨ªa a que se recuperara la industria brit¨¢nica, que recibir¨ªa una mayor ayuda financiera estatal, puesto que el Gobierno dar¨ªa curso a los pr¨¦stamos de modo racional y de acuerdo con el inmediato inter¨¦s p¨²blico.
Seg¨²n Benn, si los bancos dejaran de estar en manos privadas, el fantasma del desempleo comenzar¨ªa a desaparecer.
El grupo que preside Benn considera tambi¨¦n que el banco de Inglaterra, que fue nacionalizado, hace treinta a?os, debe dejar de servir de portavoz de los intereses financieros privados. Su responsabilidad ha de ser la de controlador de la econom¨ªa, la de canalizador de los pr¨¦stamos que ?reviertan en un desarrollo racional del pa¨ªs?.
Hasta ahora, piensan los autores del documento, la principal instituci¨®n bancaria brit¨¢nica ha jugado un papel ?conservador? de la esterlina.
La administraci¨®n laborista us¨® al banco de Inglaterra a principios de abril para especular con la libra en el mercado exterior, lo que oblig¨® a los sindicatos a aprobar sin reservas las restricciones salariales contenidas en el ?contrato social?.
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