El TEI, nuestra esperanza
Vayan al teatro Lara. Ya. Esta noche. Ma?ana m¨¢s tardar. Esto no es un experimento. Es una delicia redonda y completa. Un espect¨¢culo total: profundo, complejo, cr¨ªtico, claro, ¨¢cido, impecablemente realizado; dirigido a los espectadores de hoy, espect¨¢culo de rara y casi agresiva originalidad, sin fastidiosas estereotipaciones, sin insuficiencias t¨¦cnicas, sin desmayos. Vayan, por favor. C¨¢ndido les clarificar¨¢ muchas cosas.La primera que les va a iluminar es la situaci¨®n del teatro contempor¨¢neo. Recordaba Fernando L¨¢zaro, hace poco, en un admirable art¨ªculo, el an¨¢lisis de Graham Hough para quien la actividad de nuestra ¨¦poca ha dejado de estar dirigida, en gran parte, por procesos verbales y ling¨¹¨ªsticos. (?La imagen pl¨¢stica a predomina sobre la letra; la m¨²sica cantada sobre la lectura silenciosa de la poes¨ªa; la ¨¦pica de nuestro tiempo est¨¢ m¨¢s en la pantalla grande que en la novela; y el drama, indefenso sobre su viejo soporte del verbo, se siente por los mas j¨®venes como algo distante y ajeno a sus intereses que reclaman un con tacto m¨¢s din¨¢mico con la vida?.) De ah¨ª deduc¨ªa L¨¢zaro que los grupos independientes han reconocido la ?decadencia del lenguaje? sustituyendo la palabra, o poco menos, por la expresi¨®n corporal, sin haber alcanzado a conquistar una nueva clientela teatral, lo que podr¨ªa privar a tal teatro de su funci¨®n integradora de la cultura y la sociedad. ?Cuando en un futuro que se adivina pr¨®ximo -se pregunta L¨¢zaro la pol¨ªtica se haga en los partidos, la protesta ante la injusticia en los sindicatos, y la sociolog¨ªa se encauce por los soci¨®logos, ?qu¨¦ materia dram¨¢tica va a quedar a ese teatro voluntaria mente mudo, que no halle mejor acomodo en los circos?... Nuevamente la palabra el lenguaje en que lo diferencial humano reside, habr¨¢ de recobrar su autoridad" para defendernos, precisamente, del gran artilugio no ling¨¹¨ªstico, que la t¨¦cnica ha creado, y que est¨¢ esclaviz¨¢ndonos?.
C¨¢ndido,
de Voltaire.Versi¨®n y adaptaci¨®n teatral: Manuel Coronado y TEI M¨²sica y canciones: V¨ªctor Manuel. Arreglos e interpretaci¨®n musical: Juan C¨¢novas, Mariano D¨ªaz, Antonio de Diego y Miguel Angel Rojas. Escenograf¨ªa: Ignacio Valle. Coreograf¨ªa, vestuario y ambientaci¨®n: Arnold Taraborelli. Iluminaci¨®n: Fontanals. Montaje, direcci¨®n e interpretaci¨®n: TEI Teatro Lara.
Lo que yo no pienso es que esos incontestables datos sobre, el decaimiento de la palabra en el teatro constituyan una amenaza para la existencia de ¨¦ste. Mi punto de vista se reafirma contemplando, por ejemplo, un espect¨¢culo como C¨¢ndido. La aburrida, mon¨®tona y, generalmente, reiterad¨ªsima elementalidad de los lenguajes basados s¨®lo en una expresi¨®n corporal b¨¢rbaramente reducida a la reiteraci¨®n, de puros clis¨¦s gimn¨¢sticos, salta en pedazos ante un equipo como el TEL Hablemos un poco de lo que sucede aqu¨ª.
La sana profesionalizaci¨®n del TEI
A los doce a?os de vida, al a?o de su ?profesionalizaci¨®n?, el TEI -antes Teatro Estudio Independiente, hoy Teatro Experimental Independiente- aborda una nueva etapa a la que llega tras haber asimilado, primero, el famos¨ªsimo m¨¦todo del Actor`s Studio, que trajo a Espa?a William Leyton, uno de los hombres m¨¢s buenos, honestos, serios y competentes, que yo he conocido en mi contacto con el mundo teatral. Leyton sufri¨® aqu¨ª su adaptaci¨®n a un medio latino y, en admirable ¨®smosis con Miguel Narros, ajust¨® el traje a las medidas espa?olas. A su lado, parejamente a la rigurosa formaci¨®n de los actores, creci¨® un joven director, Jos¨¦ Carlos Plaza. Y la investigaci¨®n continu¨®. Ahora, pues, estamos donde estamos.? Por un lado el TEI -que acaba de perder su ?peque?o teatro?- afronta el gran escenario, se libera de la gratificante y peligrosa semisoledad de la ?capillita? y sale a dar la batalla con todas sus consecuencias. El TEI ha bombardeado a la prensa, a los profesionales y a los amigos, con sus lloriqueos por la p¨¦rdida del local que administraba. Seguramente este hecho le va a hacer un gran bien, con independencia de las heridas producidas por muchas, incomprensiones. Pero el catacumbismo es una forma de elitismo y no est¨¢ nada mal que tambi¨¦n se cierre esa etapa. El TEI estaba ?falto de aire?. Ahora se va a ventilar de verdad. ?Puede hacerlo?Por supuesto que puede. Puede y ?debe?. Si no lo hacen, es para matarlos. Si no hacen, ?qu¨¦? Considerarse profesionales, abrirse, al gran p¨²blico, forzar la adhesi¨®n general al ?nuevo? teatro, limpiar, barrer, airear, sanear, nuestra escena. Acabar con todo lo viejo y todo lo podrido. Devolver a nuestros escenarios su aire de puro festival. Recuperar la participaci¨®n popular para nuestra escena. ?Es poco?
?C¨¢ndido?, como espect¨¢culo cr¨ªtico
C¨¢ndido es, en primera lectura, un espect¨¢culo musical que escenifica, con buen humor, penetraci¨®n cr¨ªtica y alto ingenio las peripecias volterianas, las ?candideces? de los fil¨®sofos optimistas, las ¨¢cidas y burlonas caracter¨ªsticas de la vida ?real?. Como es bien sabido Voltaire se burl¨®, con superficialidad, del racionalismo de Pope y Leibnitz, ajustando, realistamente, la vida individual -la vida de C¨¢ndido- a lo que, seg¨²n Pangloss, su mentor, era ?el, mejor de los mundos posibles?. El tratamiento original, el tratamiento de Voltaire, incluye un recorrido, divertido y elemental, por el mundo de hace doscientos a?os. C¨¢ndido, el inocente y bondadoso muchacho, adoctrinado por Pangloss -?todo va bien, todo es perfecto, toldo es as¨ª porque lo puede ser de otra manera?, es enrolado en el ej¨¦rcito y arrastrado a la guerra, huye a Holanda, a Lisboa, a Espa?a, a la Am¨¦rica sometida, a El Dorado inocente... Siempre fugitivo, siempre dubitativo, siempre inquieto y siempre ?tranquilizado?, C¨¢ndido descubre la crueldad directa de las batallas, el falso humanitarismo de la primera industria opresiva, la dureza de los inquisidores, la esquivez de la naturaleza, la violencia colonial, la hipocres¨ªa pol¨ªtica, la selv¨¢tica necesidad de la autodefensa y el nulo valor de la pat¨¦tica soledad, final. Todo esto est¨¢ en Voltaire y, precisamente ?todo eso? debi¨®. tentar al TEI. Escenificar un texto, originariamente narrativo es una proeza teatral. Era natural intentarlo. Pero el TEI es honrado. Su versi¨®n a los doscientos a?os de la escritura primitiva de C¨¢ndido busca revelar el miserabilismo de los ego¨ªsmos solitarios frente a las agresiones globales. Voltaire pone en solfa la moral, la ciencia y los h¨¢bitos de su ¨¦poca. El TEI denuncia la respuesta ego¨ªsta del solitario. La historia de C¨¢ndido, Pangloss y Cunegunda es de Voltaire. El TEI agrega la gran duda, la vacilaci¨®n conflictiva entre el abandono y la acci¨®n, la denuncia de quienes conciben una f¨¢cil retirada para ?cultivar, exclusivamente, el propio jard¨ªn?. El TEI dice que el amor est¨¢ muy bien y que tiene su hora como tambi¨¦n la tiene la violencia. Los fantasmas finales desprecian a C¨¢ndido por su incapacidad para asumir su responsabilidad frente a la vida su responsabilidad frente a los otros. El TEI es duro con C¨¢ndido, con todos los C¨¢ndidos del mundo. Es la lecci¨®n pol¨ªtica.No voy a minimizar esta toma de posici¨®n. Pero cualquiera habr¨ªa podido hacerla. Lo que ya no est¨¢ tan al alcance de todo el mundo es el ?c¨®mo? de la demostraci¨®n. ?C¨®mo?
?C¨¢ndido?, como antolog¨ªa del movimiento humano
Yo recomendar¨ªa al TEI, si no lo conoce, la b¨²squeda inmediata de un libro fundamental de Rudolf Laban, The Mastery of Movement on the Stage, publicado en Londres, en 1950, por Mac Donald y Evans. Se van a quedar boquiabiertos. Citar¨¦ de memoria, porque mi ejemplar est¨¢, desdichadamente, extraviado. Seg¨²n Laban el ser humano se mueve para satisfacer una necesidad. Su movimiento apunta a algo que es valioso para ¨¦l. Es f¨¢cil percibir esta diana del movimiento humano cuando se dirige ala conquista de un objeto tangible. Pero existen, tambi¨¦n, muchos Valores intangibles que inspiran movimientos. (Laban era un checo que a los veinticinco a?os ya abri¨® en Munich una es cuela, para ense?ar los ?ritmos del esfuerzo? y la ?armon¨ªa de los espacios?. Goebbels, liquid¨® los estudios. Laban se rehizo, a?os despu¨¦s, en Inglaterra y cre¨®, en Addlestone, un estudio en que ense?ar el ?arte de los movimientos?. Siempre ha dicho que sus normas eran una ?codificaci¨®n? y no una ?limitaci¨®n?.Bien El TEI, en su larga etapa de aprendizaje est¨¢ confluyendo en los admirables hallazgos y con las formidables posiciones teatrales de Laban. C¨¢ndido es una bell¨ªsima antolog¨ªa del movimiento, humano. Movimientos individuales y movimientos colectivos concurrentes. Algo que puede y debe revelar cosas tan distintas como la utilidad de un objeto y un estado animico especial. M¨¢s: revelar una personalidad o una situaci¨®n especial del ser incriminado, Mas: la intimidad o las caracter¨ªsticas del entorno. La verdad es que ni el car¨¢cter de un personaje ni su situaci¨®n temporal, ni el medio que le rodea pueden ser revelados en un escenario sin movimientos. Aunque parezca parad¨®jico s¨®lo el movimiento puede destacar con claridad, los ?objetivos intangibles?. A veces, cuando el TEI no objetiva una acci¨®n, a¨²n tiene esa belleza dram¨¢tica que encontramos en el libre desplazamiento de las nubes (arrodiIlarse es un vestigio del desaparecido h¨¢bito d¨¦ rezar en movimiento. Por eso es casi una liturgia gran parte del teatro moderno y por eso ?choca? con los h¨¢bitos del teatro ?hablado?). En la bell¨ªsima versi¨®n del TEI, C¨¢ndido no est¨¢ fluctuando, tragic¨®micamente, entre el rid¨ªculo y la destrucci¨®n. El vivo movimiento grupal obliga a una especie de cooperaci¨®n entre el p¨²blico y los actores que elimina la contemplaci¨®n de C¨¢ndido como a un gran protagonista abatido por la naturaleza. Y expresa muy bien adem¨¢s, la din¨¢mica oposici¨®n entre el pensamiento y el sentimiento, tan vital en el teatro.
El admirable espect¨¢culo del TEI me ha hecho reflexionar mucho. Es muy bello y muy refrescante. A destacar especialmente:
-El alto rango de expresi¨®n y comunicaci¨®n logrado a trav¨¦s de los movimientos f¨ªsicos.
- La fuerte relaci¨®n que existe entre la danza o cualquier otro ritual de movimiento y las luchas b¨¢sicas del ser humano.
- La gran variedad de oportunidades de expresi¨®n espont¨¢nea y natural que se liberan, por el movimiento.
- La gran transitoriedad y fluidez de los elementos dram¨¢ticos que se expresan, por el movimiento, en ¨®ptimas condiciones de din¨¢mica.
- La nueva posibilidad de expresi¨®n que adquieren las formulaciones vitales. La formidable reaparici¨®n de los ademanes primitivos.
- La f¨¢cil entrada de las alternancias c¨®micas y dram¨¢ticas en el repertorio de reacciones de los personajes. - La visible satisfacci¨®n con que los actores se expresan para s¨ª mismos?.
- La fuerza que adquieren los movimientos ?pensantes? cuando es preciso comunicar cualquier ?acci¨®n interior?. Podr¨ªa seguir con este tema y espero volver a ¨¦l alguna otra vez. Es muy importante este C¨¢ndido. Pero, sobre todo, ?espero? que sea importante para la renovaci¨®n de nuestra vida teatral. En definitiva, la historia del teatro no es la historia de los espect¨¢culos teatrales, sino la historia del efecto que esos espect¨¢culos produjeron al ser representados. El TEI est¨¢ bien -o mal- acostumbrado al fiel y merecido aplauso de una minor¨ªa de incondicionales. ?Qu¨¦ va a suceder ahora? Este impresionante alarde de facultades, ?puede quedarse en el reconocimiento de que constituyen una formidable escuela de actores? ?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa eso? De lo que se trata aqu¨ª es de aceptar o no aceptar una situaci¨®n teatral, social, pol¨ªtica, que desemboca en esta ?nueva? forma de expresi¨®n dram¨¢tica. Que no es -ni ser¨¢- ¨²nica ni excluyente. Pero que es atractiv¨ªsima.
Yo reitero, pues, mi invitaci¨®n general y urgente. Hay que ver C¨¢ndido. Y hay que aplaudir, muy fuerte, al TEI ?Quienquiera que condene el teatro es un enemigo de su pa¨ªs?. La cita me parece oportuna, aunque el TEI no la recuerde en su espect¨¢culo. Y me parece oportuna porque es nada menos que de Voltaire.
Babelia
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