Lockheed
La detenci¨®n del ex primer ministro japon¨¦s. se?or Kakuei Tanaka acusado de conculcar la ley que regula los intercambios en divisas extranjeras por haber recibido dinero de la compa?¨ªa Lockheed, invita a unas reflexiones particularmente importantes para nosotros, los espa?oles en esta hora crucial en que nuestro pa¨ªs se prepara para el establecimiento de un sistema democr¨¢tico. Sistema que no deber¨ªa suscitar tanta zozobra teniendo en cuenta el ¨¢rea geogr¨¢fica en que se encuentra Espa?a y la tradici¨®n cultural a la que pertenece.Nada menos que el anterior primer ministro ha sido encarcelado por haberse prestado al soborno. La magnitud de la noticia ha conmovido, ciertamente, al pa¨ªs. Pero ni altera el sistema -me refiero a la democracia parlamentaria- ni produce en la oposici¨®n desmelenamientos demag¨®gicos y apocal¨ªptica iracundia. Simplemente el peso de la Ley cae, inexorable y ciego, sobre quien la ha infringido sea ¨¦ste quien sea. Y de la misma forma que un homicida, un ladr¨®n o un falsificador pagan sus culpas con la pena a que se les sentencia sin que por ello se paralice el pa¨ªs, el ex premier paga las suyas sin alteraci¨®n alguna de la normalidad. Habr¨ªa consecuencias pol¨ªticas, es probable que el Partido Liberal Dem¨®crata sufra un rev¨¦s en su popularidad. Aunque la limpieza con que el actual primer ministro, se?or Miki, est¨¢ procediendo en todo el asunto, yendo adelante en la investigaci¨®n ?caiga quien caiga?, no deja de tener su efecto positivo en la poblaci¨®n que ve, complacida, que funciona la verdadera democracia, la luz y los taqu¨ªgrafos. Pero la serenidad sigue.
Cuando, en septiembre de 1963, se redact¨® en Gran Breta?a el informe Denning sobre el esc¨¢ndalo Profumo, se reunieron el entonces primer ministro, se?or MacMillan y el jefe de la oposici¨®n laborista, se?or Wilson, para recortar, de com¨²n acuerdo, aquellos p¨¢rrafos del informe que, por afectar a la seguridad del Estado, no conven¨ªa dar a la publicidad. En los pa¨ªses maduros y serios las cosas funcionan as¨ª. Esto, y nada m¨¢s que esto, es talante democr¨¢tico.
?Qu¨¦ suceder¨ªa en Espa?a ante un caso semejante al de Tanaka? Mucho me temo que no ser¨ªa la serenidad, la cabeza fr¨ªa y los mecanismo legales los que funcionar¨ªan. Un sistema democr¨¢tico para Espa?a es una necesidad hondamente sentida, l¨ªcita y honradamente anhelada por enormes sectores de nuestro pueblo. Pero ?estamos seguros de que esas nuestra derecha y nuestra izquierda han abandonado ese talante montaraz, agresivo y d¨ªscolo para plegarse ,cooperativas, al superior inter¨¦s de la Naci¨®n?
Jap¨®n es un ejemplo de pa¨ªs que, con coordenadas culturales enteramente distintas a las europeas, con un trasfondo hist¨®rico casi de otro planeta, ha adoptado- el sistema pol¨ªtico que partiendo del liberalismo europeo, impera hoy. en nuestra zona, y ello sin un s¨®lo trauma, en silencio, sin problema alguno. ?Y qu¨¦ bien le ha ido con ¨¦l! No me parece que se haya insistido lo suficiente en este punto al modo como se hace cuando, al implantar, la democracia en pa¨ªses de otra tradici¨®n y no arraigar, se apresuran los comentaristas a decir que el fen¨®meno es natural, que ?eso est¨¢ bien para los anglosajones?, y otra serie de lugares comunes irreflexivamente utilizados. Jap¨®n es el ment¨ªs m¨¢s categ¨®rico a esos t¨®picos que, quiz¨¢ por estar empleados interesadamente, no conviene destruir sacando a la luz el ejemplo nip¨®n. Y la democracia funciona aqu¨ª porque es ¨¦ste un pa¨ªs altamente civilizado sea cual sea su tradici¨®n cultural -y civilizaci¨®n viene de cives, que quiere decir ciudadano- Ni m¨¢s ni menos.
?Qu¨¦ pasa en Espa?a? ?Por qu¨¦ esas formas pol¨ªticas que se han probado eficaces y viables en pa¨ªses tan diversos no arraigan en el nuestro? Al fin -y al cabo en Espa?a izquierdas y derechas no son m¨¢s que espa?oles, seres humanos nacidos y criados en Espa?a. Lo mismo esa derecha egoista, cerril y culturalmente ramplona, la de las et¨¦reas esencias y las concretas Matesas, y esa izquierda iconoclasta y destructora, radical y revol¨²cionaria. Y me refiero a esas dos s¨®lo, no a la derecha e izquierda dialogantes y negociadoras que ahora (han tenido que aprender de la tragedia de esa guerra civil) parecen apuntar.
Mientras no se nos meta a todos hasta el tu¨¦tano, mientras no se nos grabe a fuego en el cerebro la idea de la necesidad absoluta e indeclinable de un modo de ser tolerante, cooperativo, sereno y ciudadano, no habr¨¢ democracia posible en Espa?a. Y afirmar lo contrario es dar la raz¨®n a quienes defienden una democracia ? a la espa?ola?.
Agradeci¨¦ndole la publicaci¨®n de estas l¨ªneas, le saludo atentamente.
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