La neutralidad parece asegurada
Durante la visita que el se?or Palme hizo a Mosc¨² la primavera pasada, parece que el se?or Brezhnev le dijo, durante una conversaci¨®n informal que ambos mantuvieron en la ?dacha? del jefe sovi¨¦tico: ?A pesar de los pron¨®sticos poco favorables que muchos de sus compatriotas est¨¢n haciendo sobre el futuro de su partido, nosotros seguimos creyendo en sus posibilidades. Ser¨ªa verdaderamente catastr¨®fico que una derrota electoral de la socialdemocracia terminase por romper la neutralidad de Suecia, tanto respecto de nosotros como de la OTAN.? Los amigos del se?or Palme afirman que el ?premier? sueco contest¨®, con una sonrisa: ?Yo no soy tan optimista como usted en cuanto a los resultados de las elecciones. Pero estoy seguro de una cosa: Ni siquiera los conservadores piensan en un cambio de pol¨ªtica internacional. Menos a¨²n F?lldin (jefe centrista), a quien s¨®lo le preocupan los impuestos. Las centrales nucleares y el informe Meidner (sobre la formaci¨®n de l'ondos sindicales para el traspaso ?progresivo? de las industrias al movimiento obrero). Si pierdo la neutralidad de Suecia no perder¨¢. Sus camaradas (por los comunistas suecos prosovi¨¦ticos) tambi¨¦n est¨¢n seguros de eso?.
En Estocolmo se asegura que esta conversaci¨®n, ins¨®lita por su franqueza, contribuy¨® en buena medida a limar las asperezas que hab¨ªan surgido en 1974en las relaciones entre Estocolmo y Mosc¨² a ra¨ªz, en parte, del en enfriamiento sovi¨¦tico—alem¨¢n—socialdem¨®crata, y en parte tambi¨¦n por una serie de ataques verbales que Palme lanz¨® contra los comunistas suecos prosovi¨¦ticos, y por los rumores que entonces empezaron a correr por Europa sobre un probable acercamiento de Suecia a la OTAN. Seguramente el se?or Palme, que siempre ha sabido hacerse el sueco cuando las circunstancias se lo han aconsejado, fue a Mosc¨² un a?o m¨¢s tarde con el prop¨®sito de ser interrogado —justamente sobre ese punto- y poder, en consecuencia, limpiar el camino de Mosc¨² a sus adversarios, a quienes ?yo mismo he preparado -le habr¨ªa explicado en una ocasi¨®n a Brandt-para que puedan andar sin problemas por el mundo. ?Lo nuestro -le habr¨ªa dicho a Brezhnev en Mosc¨²- es el Nobel: sobre todo el Nobel de la Paz?.
Las conjeturas que hoy se tejen en torno a un viraje internacional de Suecia hacia la ?derecha?, es decir, hacia la OTAN, no parecen, pues, demasiado fundadas. Un diplom¨¢tico sueco, que durante 10 a?os ha militado en las filas de la minor¨ªa liberal, me dijo unos d¨ªas antes de las elecciones: ?Para nosotros, imaginar nos en la OTAN es casi lo mismo que imaginarnos en el Pacto de Varsovia?. Por su lado, ni el se?or F?lldin, ni el conservador Bohman, han mencionado siquiera el asunto durante su campa?a, a pesar de las ?tradiciones cristianas? y ?libreempresistas? que sus dos partidos reclaman. Lo curioso es que tales versiones coinciden con otras referentes a un pr¨®ximo endurecimiento de Estocolmo frente a los movimientos izquierdistas del Tercer Mundo, acompa?ado de una ?dulcificaci¨®n? ante reg¨ªmenes como el del general Pinochet. Por si fuera poco, en las especulaciones no se excluye tampoco el caso del actual Gobierno de Madrid, para el que en adelante habr¨ªa mucha miel sobre hojuelas en Estocolmo. ?Todo eso me suena —puntualiz¨® el diplom¨¢tico— a pura expresi¨®n de deseos?.
Las reservas con que se ha acogido en Mosc¨² el triunfo de la burgues¨ªa sueca y el alborozo de la derecha, pueden ser adem¨¢s de esa expresi¨®n de deseos, invitaciones a la ratificaci¨®n o al cambio de la pol¨ªtica socialdem¨®crata. Pero lo m¨¢s f¨¢cil es que los ?burgueses? se muestren, en esa materia, tan suecos como los ?obreros? suecos.
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