Una expansi¨®n cautelosa
La econom¨ªa de Estados Unidos, despu¨¦s de crecer, en t¨¦rminos reales, a ritmos anuales del 5,6 por 100 en el segundo semestre de 1975 y del 9,2 por 100 en el primer semestre del a?o actual, no parece que vaya a superar una tasa anual de crecimiento del 4,5 por 100 en este segundo semestre. Hab¨ªa que esperar una moderaci¨®n del ritmo de expansi¨®n tras los meses iniciales de intensa recuperaci¨®n; si se tienen en cuenta, sin embargo, la profundidad de la recesi¨®n anterior y el hecho de que la econom¨ªa norteamericana a¨²n soporta un nivel de paro superior al 7 por 100 de la poblaci¨®n activa y un amplio margen de capacidad productiva sin utilizar, la flexi¨®n prevista en el ritmo de crecimiento real para la segunda parte de este a?o puede resultar decepcionante.Decepcionante, pero no imprevista, puesto que es la convenci¨®n l¨®gica de la pol¨ªtica econ¨®mica de contenci¨®n desarrollada por las autoridades americanas -especialmente, en el terreno monetario- a medida que se consolidaba el proceso de recuperaci¨®n. El informe anual que acaba de hacer p¨²blico el Fondo Monetario Internacional insiste en la necesidad de que las econom¨ªas industriales adopten una actitud de prudencia y moderaci¨®n ante la fase de expansi¨®n que ahora se inicia, a fin de evitar un recrudecimiento de las tensiones inflacionistas; porque la inflaci¨®n mundial interrumpe su penosa y lenta desaceleraci¨®n y cobra nuevos brios, la expansi¨®n tendr¨¢ una base endeble y durar¨¢ poco. En otras palabras, la lucha con la inflaci¨®n a¨²n habra de prevalecer, durante alg¨²n tiempo, sobre la tentaci¨®n de absorber los recursos infrautilizados apoyando un ritmo m¨¢s vivo de expansi¨®n. Esta es, sin duda, la opini¨®n de las autoridades americanas, insatisfechas con el ritmo anual de inflaci¨®n del 6 por 100 que a¨²n padece su econom¨ªa. Y esta es la opini¨®n que inspira su pol¨ªtica econ¨®mica de contenci¨®n. As¨ª que la actual flexi¨®n de la tasa de crecimiento norteamericana no presagia una ulterior debilitaci¨®n de la demanda. Las expectativas econ¨®micas son buenas en general, aunque la actividad inversora no sea a¨²n intensa. Parece claro, sin embargo, que la fase de expansi¨®n ser¨¢ relativamente lenta en su avance y que las autoridades s¨®lo consentir¨¢n una paulatina absorci¨®n de los recursos ociosos que no ponga en peligro el esfuerzo por lograr una mayor estabillidad de los precios.
La ¨ªnflaci¨®n se mantiene
Esta actitud no es exclusiva de Estados Unidos; por el contrario, parecen compartirla los gobiernos de todas las grandes econom¨ªas industriales. El movimiento de recuperaci¨®n ha llegado a todas ellas, si se exceptuaran los casos especiales de Gran Breta?a e Italia, pero su dinamismo es menor que el que justificar¨ªan sus m¨¢rgenes de recursos productivos ociosos, porque las pol¨ªticas econ¨®micas han adoptado una actitud cautelosa. Tan pronto como se ha constatado la presencia de un impulso recactivador, los Gobiernos han buscado una reducci¨®n de sus d¨¦ficits p¨²blicos en tanto que manten¨ªan dentro de l¨ªmites modestos unos ritmos de expansi¨®n monetaria que ni siquiera en los momentos, graves de la recesi¨®n se atrevieron a acelerar con fuerza. El problema radica en que la tasa rriedia de inflaci¨®n de los pa¨ªses industriales a¨²n se sit¨²a en torno a un 7 o un 8 por 100 anual, tasa excesivamente alta, en t¨¦rminos de compraci¨®n hist¨®rica, como punto de partida rara una nueva fase de expansi¨®n. La desviaci¨®n persistente de una tasa nacional de inflaci¨®n por encima de un promedio conduce a operaciones de signo estab?lizador -caso de Francia, con un ritm o de inflaci¨®n del orden del 10 por 100-. Y tasas sustancialmente m¨¢s altas ligadas a graves problemas de balanza de pagos -como muestran Gran Breta?a e Italia- plantean situaciones de muy dif¨ªcil tratamiento, s¨®lo superables mediante pol¨ªticas en¨¦rgicas y dolorosas apoyadas en la solidaridad de todas las clases sociales. El panorama no es muy alag¨¹e?o para tratarse de los inicios de una expansi¨®n. Es desde luego, mejor que hace un a?o; es, tal vez, incluso mejor de lo que generalmente se preve¨ªa entonces para este verano. Pero no es satisfactorio y s¨®lo mejorar¨¢ lentamente, porque los pa¨ªses ?ndustriales a¨²n no han superado plenamente los problemas que configuran la pasada crisis.
Esto es a¨²n m¨¢s cierto desde la perspectiva de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. La recuperaci¨®n de las econom¨ªas industriales ha dado nuevos aumentos, como es natural, al comercio mundial: el volumen de transacciones ha aumentado y tambi¨¦n han mostrado una tendencia al alza numerosos productos primarios. Esto ha favorecido las exportaciones de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y ha repercutido positivamente sobre sus niveles de actividad y sus balanzas de pagos: pero es forma muy insuficiente. La reactivaci¨®n de los pa¨ªses industriales y el consiguiente aumento de sus importaciones est¨¢n reduciendo el fuerte super¨¢vit por cuenta corriente que acumularon en 1975 -aunque es excedente de Estados Unidos y Alemania a¨²n ser¨¢ muy grande este a?o- Como contrapartida, y aunque los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo percibir¨¢n una buena cuota de la reactivaci¨®n -cuota que ya se preparan a incrementar los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no exportadores de petr¨®leo ver¨¢n reducirse algo su d¨¦ficit exterior conjunto por cuenta corriente en 1976. Algo, pero no lo bastante, como para mejorar claramente su situaci¨®n, puesto que dicho d¨¦ficit alcanz¨® unos ventisiete mil millones de d¨®lares el pasado a?o. Por consiguiente, tendr¨¢n que continuar aumentan do su endeudamiento exterior en su mayor parte, en los mercados financieros privados internacionales- y asumiendo una carga por servicio de esa deuda que es ya muy fuerte y que amenaza crecientemente la normal evoluci¨®n de sus pagos exteriores. El crecimiento de estos pa¨ªses se ve por consiguiente, claramente amenazado por un estrangulamiento de sus balanzas de pagos que la de los circuitos de financiaci¨®n al amparo de la moreraci¨®n internacional no ayuda a resolver. Y la modesta expansi¨®n de la econom¨ªa mundial se ve amenazada por el riesgo de crisis financieras y restricciones.
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