Sobre la financiaci¨®n de la derecha
El desmentido de las fuentes cercanas a la Banca -y tan cercanas- sobre la financiaci¨®n de un gran partido de derechas demuestra exactamente lo contrario; es decir, la realidad de esa financiaci¨®n. El mismo subt¨ªtulo con que el diario YA presenta el ment¨ªs lo confirma: Medios financieros quieren apoyar a alg¨²n sector pol¨ªtico de cara a las elecciones. Al recoger informes fidedignos -de fuentes pr¨®ximas, tambi¨¦n, a la Banca- sobre el proyecto de financiaci¨®n, este cronista no afirm¨® nunca que el se?or Fraga hab¨ªa recibido determinada cantidad, sino que esa cantidad estaba a su disposici¨®n (EL PAIS, 19 de septiembre) y desde luego no a t¨ªtulo personal sino como cabeza y coordinador de un nuevo partido conservador de coalici¨®n neofranquista, y vocaci¨®n mayoritaria. El ment¨ªs bancario resbala -es decir, miente- en sus propios eufemismos. Es falso que no haya decisi¨®n sobre el asunto; la hay, aunque falten detalles por concretar. Es falso que no est¨¦n designados los beneficiarios; lo est¨¢n, y ya han dado su acuerdo. La intervenci¨®n del se?or Fierro en la iniciativa del proyecto resulta sumamente clarificadora; y reconfirma lo que se apuntaba en la desmentida cr¨®nica, es decir, que el sector bancario empe?ado ciegamente durante a?os en la financiaci¨®n de la extrema derecha le retira ahora el apoyo para concentrarlo en la nueva derecha igualmente franquista, pero mucho m¨¢s presentable. Puede que la primera fase de financiaci¨®n no sean los dos mil millones que suger¨ªan mis informes, sino solamente mil, como puntualiza, con encantadora ingenuidad, el ment¨ªs bancario; que si se hubiera anticipado como noticia directa hubiera copado todos los titulares. Pero conviene subrayar que esos mil millones no son un limite sino la cuenta de cr¨¦dito para una primera etapa. Como ha indicado con asombrosa precisi¨®n el se?or Fraga Iribarne, nadie da dinero a cambio de nada y menos los banqueros. Lo que importa es el orden del apoyo, no los detalles de contabilidad.Enfrascado en sus met¨¢foras culinarias -el plato en la cocina, la sopa de letras- el se?or Fraga contribuy¨® desde tierras vaicricianas, a paliar las sorpresas por la gran financiaci¨®n. Esto se comprende menos. ?Desminti¨® cualquier apoyo de un grupo bancario en la promoci¨®n de la nueva alianza pol¨ªtica? seg¨²n transcribe, exactamente, el corresponsal de este peri¨®dico. Para desmentir hay que dejar al lector un resquicio de verosimilitud. ?Podr¨ªa explicarnos el ilustre promotor del partido que ¨¦l llama -con acierto- populista d¨®nde se encuentra dentro de Espa?a, y fuera de los Bancos, el dinero para financiar movimientos pol¨ªticos?
Y conste que al cronista le parece muy conveniente para el replanteamiento pol¨ªtico de la Espa?a real el proyecto de la conjunci¨®n conservadora; y la presencia del se?or Fraga en su entorno natural derechista, en el coraz¨®n de ese proyecto. No se trata de criticar negativamente sino de abrir, para el p¨²blico vitalmente interesado en el tema, un elemental tragaluz en la famosa cocina de las reticencias.
Otro tragaluz, todav¨ªa m¨¢s significativo: la sorprendente coincidencia entre la presentaci¨®n de la nueva alianza de derechas por el diario ABC -en su p¨¢gina 9 del 21 de septiembre- y el diario YA, en su p¨¢gina 11. Con titulaci¨®n distinta, los dos peri¨®dicos insertan un mismo documento-noticia que tiene todos los visos de declaraci¨®n oficiosa del nuevo gran partido, y que empieza, en uno y otro diario, por la misma frase: ?Recoger en la confrontaci¨®n electoral la rentabilidad pol¨ªtica del franquismo? para terminar, utilizando tambi¨¦n exactamente las mismas palabras, con un enguantado puntazo a los presuntos movimientos de don P¨ªo Cabanillas.
El documento procede de la agencia Logos, a la que el diario mon¨¢rquico presta ¨²ltimamente una mayor -y merecida- atenci¨®n. Pero la coincidencia, y hasta el arado de asimilaci¨®n de la noticia -que parece deducirse de la forma como se presenta- sugiere algunas consideraciones. Desde hace unos cuatro a?os una alta personalidad bancaria est¨¢ tratando de coordinar, con el debido respeto a la personalidad de cada medio, las grandes l¨ªneas de orientaci¨®n de los peri¨®dicos m¨¢s influyentes del pa¨ªs. Esto ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de desmentir, porque el cronista no lo conoce por referencias sino por una afortunada presencia informativa de car¨¢cter personal. Dicha alta personalidad bancaria ejerce -de forma plenamente leg¨ªtima e incluso institucional- directo influjo en los diarios hist¨®ricos. En cierto sentido, y por las vinculaciones a un mismo cuartel general, las pretensiones coordinadoras de este personaje parecen relacionarse con los movimientos de presi¨®n -que por desgracia contin¨²an- de otro personaje menos sutil contra la l¨ªnea independiente y liberal de un importante vespertino madrile?o; movimientos que desde el respeto al p¨²blico y desde la dignidad profesional del periodismo me parecen sencillamente intolerables. Pero ¨¦se ser¨ªa otro asunto. Por lo que hace al tema de hoy, todo confluye en la sospecha de que la conjunci¨®n pol¨ªtico-informativo-bancaria de la que incluso algunos de sus componentes desconocen la profundidad y la amplitud tiene mucha prisa en que progrese el tratamiento subliminar de la important¨ªsima maniobra.
Y una nota complementaria, para terminar. La operaci¨®n Fraga puede conseguir que el cada vez m¨¢s disperso franquismo sociol¨®gico se convierta, a sus ¨®rdenes, de jaur¨ªa en mesnada; mientras los jefes de mesnada, que hace semanas se conformaban con un puesto de designaci¨®n en el nuevo Senado, entrev¨¦n ahora nuevas posibilidades ministeriales. Casi todos ellos se sintieron desalojados de esas posibilidades en virtud de la crisis Su¨¢rez: no debe extra?ar que ahora consideren la operaci¨®n Fraga como su propia operaci¨®n retorno; y la est¨¦n montando al margen del Gobierno a quien aspiran a sustituir despu¨¦s de las elecciones. Completamente al margen.
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