El ferrocarril M¨®stoles-Aluche, a punto
En la primera semana de noviembre entrar¨¢ en funcionamiento el ferrocarril M¨®stoles-Aluche, que unir¨¢ la capital con una amplia franja del suroeste madrile?o. Seg¨²n informa Renfe, la duraci¨®n de este recorrido de 12 kil¨®metros ser¨¢ de quince minutos; la frecuencia de los trenes ser¨¢ de seis minutos en horas punta y de doce en horas normales y la capacidad de absorci¨®n de viajeros de cada tren se cifra en 636 plazas, 260 de ellas para viajeros sentados. El viaje sencillo costar¨¢ 11 pesetas, 18 el billete de ida y vuelta y el abono semanal, para 12 viajes, 96 pesetas.Todav¨ªa no ha culminado la negociaci¨®n de Renfe y la Compa?¨ªa Metropolitana para fijar los precios de los billetes combinados con la red principal de Metro.
El trayecto est¨¢ desglosado en dos tramos, M¨®stoles-Cuatro Vientos, por superficie abierta y Cuatro Vientos-Aluche, subterr¨¢neo. Las estaciones estar¨¢n ubicadas en M¨®stoles, Alcorc¨®n, San Jos¨¦ de Valderas, Cuatro Vientos, Las Aguilas, General Fanjul (Campamento) y Aluche. Todo el trayecto est¨¢ ya electrificado y las obras de se?alizaci¨®n y superestructura han concluido. El trayecto incluye un tramo adicional de casi dos kil¨®metros desde la terminal de M¨®stoles hasta las cocheras de encierro.
En amplios c¨ªrculos vecinales se espera que la puesta en marcha del ferrocarril constituya un remedio eficaz para los graves problemas que las comunicaciones de la periferia y el centro de Madrid arrastran desde hace a?os. Durante los ¨²ltimos, el poblamiento de M¨®stoles, Alcorc¨®n y San Jos¨¦ de Valderas experiment¨® un brusco incremento, a tenor de la adquisibilidad de las viviendas all¨ª construidas y, tambi¨¦n en virtud de los est¨ªmulos publicitarios incluidos en las campa?as de todas las urbanizaciones del ¨¢rea, que daban como segura e inmediata la puesta en marcha del suburbano.
Caos circulatorio
No obstante, la realidad ha diferido, durante toda esta etapa, respecto a los plazos de cumplimiento de las ventajas ofrecidas por los reclamos publicitarios de entonces. El colapso y la asfixia de las comunicaciones con el centro de Madrid han sido los rasgos dominantes durante este per¨ªodo, en el cual las actitudes del vecindario se han visto frecuentemente enconadas ante la postraci¨®n por la que atravesaban las comunicaciones y los transportes en el ¨¢rea. No era infrecuente -para cualquier vecino de M¨®stoles que optara por tomar un medio colectivo de transporte- la necesidad de invertir dos horas y media para desplazarse hasta o desde all¨ª por la carretera de Extremadura, sobresaturada de tr¨¢fico, estrecha y plenamente insuficiente para absorber el caudal de viajeros que la transitan.
Planificaci¨®n
Las entidades ciudadanas del ¨¢rea han reivindicado de las instancias oficiales paliativos al problema del transporte en el suroeste de Madrid, tras desarrollar amplias campa?as de difusi¨®n y adoptar medidas tendentes a lograr respuestas y soluciones de la Administraci¨®n. Gran parte de estos esfuerzos qued¨® sintetizada en un Libro Blanco editado por varios municipios y comunidades vecinales y ampliado tambi¨¦n mediante un estudio anal¨ªtico e informativo realizado por una decena de asociaciones vecinales y femeninas de las zonas afectadas.En l¨ªneas generales, las vindicaciones del vecindario se resum¨ªan en la solicitud de una planificaci¨®n de las posibles soluciones, orientadas hacia el est¨ªmulo de los transportes colectivos p¨²blicos y, preferentemente, a trav¨¦s del ferrocarril. Se manifestaba tambi¨¦n el temor a que las medidas dispuestas, de no ser perfectamente calibradas, desplazar¨ªan la congesti¨®n hacia puntos m¨¢s cercanos a la capital y todo hace suponer que estas previsiones se van a producir a muy corto plazo. Si bien el ferrocarril M¨®stoles-Aluche, salda una reivindicaci¨®n manifiesta -el contacto ferroviario con la capital- no es de extra?ar que la terminal de Aluche polarice una enorme afluencia de viajeros sin que existan equipamientos suficientes como para darla salida con celeridad. Todo el entramado de transbordos y conexiones con las l¨ªneas del Suburbano y del Metro, pese a los proyectos de la Administraci¨®n para engarzarlos r¨¢pidamente, queda todav¨ªa sin soluci¨®n, dilatada entre tanto se demora la entrada en servicio de nuevas l¨ªneas del ferrocarril metropolitano. De esta forma, el zanjamiento definitivo del transporte colectivo en el suroeste de Madrid tropieza con la falta de coordinaci¨®n observada en las competencias -entrecruzadas- de las diferentes instancias privadas y p¨²blicas que han de solventarlo. Desde la falta de inversiones de alguna entidad de cariz privado, hasta la conclusi¨®n de la pol¨¦mica -inacabada- sobre la posible municipalizaci¨®n o estatalizaci¨®n de la Compa?¨ªa Metropolitana de Madrid, se abre un abanico de cabos sueltos, todav¨ªa sin trenzar.
Dificultades
No obstante, y hasta situarnos en la actual coyuntura, el ferrocarril M¨®stoles-Aluche ha supuesto la superaci¨®n de una cadena de trabas cuyo origen se sit¨²a a finales del siglo pasado. En 1891, el Ministerio de la Guerra adquiri¨® la l¨ªnea ferroviaria Madrid-San Mart¨ªn de Valdeiglesias, con la intenci¨®n de prolongarla hasta Fuentes de San Esteban, en la provincia de Salamanca. En 1927, el Estado alter¨® el trayecto primitivo para derivarlo hacia Almorox, con el fin de vincular su recorrido a la l¨ªnea Madrid-C¨¢ceres a trav¨¦s de San Mart¨ªn de Valdeiglesias y Arenas de San Pedro; los argumentos esgrimidos entonces indicaban que el proyecto ahorraba m¨¢s de 40 kil¨®metros de trazados paralelos y se establec¨ªa un enclave en la localidad de Villamanta. Quedaba abierta, pues, una espl¨¦ndida plataforma de acceso al Valle del Ti¨¦tar, de no haber mediado la falta de inversiones y las circunstancias que siguieron a la guerra civil, a trav¨¦s de las cuales el proyecto se saldaba en una cadena de tramos no concluidos. Estudios posteriores se?alaron el car¨¢cter deficitario de la explotaci¨®n de esta l¨ªnea, por entonces bajo la esfera de la entidad Ferrocarriles de V¨ªa Estrecha. Cancelada pues la pretensi¨®n de vincular Madrid y el Valle del Ti¨¦tar -con la renuncia a fortalecer las comunicaciones con una zona como ¨¦sa, tan necesitada de redes de comercializaci¨®n para su producci¨®n agr¨ªcola- el proyecto se ci?¨® a la realizaci¨®n de una serie de explanaciones entre Madrid, Villa del Prado y Almorox. Son estas explanaciones, precisamente, las que el Ministerio de Obras P¨²blicas aprovech¨® para instalar sobre ellas el ferrocarril a M¨®stoles. El proyecto engloba la prolongacion de la l¨ªnea hasta Villaviciosa de Od¨®n y se puso en marcha administrativa a ra¨ªz de un Plan fechado en 1969.En un principio, la l¨ªnea ser¨ªa explotada por los Ferrocarriles de V¨ªa Estrecha y se colocaron los ra¨ªles adecuados para ello. En un plazo corto, se alter¨® el proyecto inicial y pas¨® a Renfe, que modific¨® la anchura de las v¨ªas homolog¨¢ndolas a sus dimensiones vigentes. La dimensi¨®n de los ra¨ªles es pues de 1,668 metros, frente al metro, que utilizan los ferrocarriles de v¨ªa estrecha, o frente a 1.445 metros utilizado en los ra¨ªles denominados ?Internacionales?, con vigencia en todo el mundo a excepci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Portugal y, Espa?a, que ¨²nicamente lo emplea en los ra¨ªles del ferrocarril, metropolitano.
Hubo, pues, ciertas facilidades iniciales, pues las expropiaciones ya se hab¨ªan realizado a?os antes con los primeros proyectos de la l¨ªnea a Almorox, aunque la entrada en funcionamiento de la l¨ªnea hasta M¨®stoles se previ¨® para el a?o 1974. El Ministerio de Obras P¨²blicas realiz¨® la ejecuci¨®n de la infraestructura y el pasado 6 de julio entreg¨® las obras a Renfe, que electrific¨® y se?aliz¨® los circuitos.
Sin embargo, subsisten algunas cuestiones que afectan a diferentes n¨²cleos de poblaci¨®n. En principio, el desmesurado e incontrolado crecimiento urbano de localidades como M¨®stoles, caracterizada por la alternancia de n¨²cleos densos, pero dispersos, ha alterado la proximidad de grandes franjas de poblaci¨®n a las estaciones. Por ello, el vecindario cuestiona ahora la cobertura de los desplazamientos hasta las terminales, para lo cual se requerir¨¢, sin duda, la adici¨®n de autobuses de l¨ªnea, con la consiguiente construcci¨®n de estacionamientos y accesos. Adem¨¢s, el trazado de la v¨ªa -doble y con una anchura de 2,10 metros entre ambos carriles- comporta el aislamiento de varios pol¨ªgonos densamente poblados, sin que hasta el momento haya quedado resuelto el tema del paso de las v¨ªas. Para evitar riesgos, se ha dispuesto tapiar el ¨¢rea urbana del trayecto y la construcci¨®n de pasos elevados o subterr¨¢neos sobre o bajo las v¨ªas, aunque el ritmo de estos proyectos se encuentra desfasado respecto al seguido para la construcci¨®n del ferrocarril, que se antel¨® ocho meses a las previsiones iniciales. Algunos medios aluden a que la construcci¨®n de esos pasos debe ser costeada por las urbanizaciones que edificaron los bloques, ahora aislados, cuando ya exist¨ªan las v¨ªas, y cuyos solares reflejar¨ªan, en su d¨ªa, ping¨¹es distinciones econ¨®micas a la hora de comprarlos. Sin embargo, 350 familias de Carcavilla y Parque Vosa se ven obligadas a sortear el paso de los ra¨ªles a diario, pues los cruces todav¨ªa se mantienen en situaci¨®n precaria.
Por su parte, el Ministerio de Obras P¨²blicas ha respetado varias servidumbres de paso que exist¨ªan sobre el trazado, fundamentalmente la consistente en un paso bajo el suburbano de Aluche que, a dos niveles, va a permitir el paso del ferrocarril y un enlace de la Avenida de los Poblados con la calle de Maqueda. Avanzan adem¨¢s los proyectos de entroncar el ferrocarril con la l¨ªnea 6 del Metro madrile?o, que rodear¨¢ la ciudad desde la estaci¨®n de Oporto hasta Cuatro Caminos, con cabeceras en Pac¨ªfico, S¨¢inz de Baranda, Rep¨²blica Argentina, Ciudad Universitaria, Estaci¨®n del Norte y Laguna, en Carabanchel. Tambi¨¦n se prev¨¦ la prolongaci¨®n de los ra¨ªles de la l¨ªnea M¨®stoles-Aluche hasta la actual estaci¨®n de Carabanchel, conversi¨®n que antelar¨ªa la penetraci¨®n del nuevo ferrocarril en plena red suburbana madrile?a.
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