?D¨®nde est¨¢ la libertad sindical?
Al grito de ??Libertad sindical!?, RTVE y el vespertino Pueblo se han colocado a la cabeza de quienes intentan hacernos creer que la ansiada libertad sindical est¨¢ incluida en el proyecto de ley sobre asociaciones sindicales, enviado por el Gobierno a las Cortes.De entrada tengo que hacer constar que hasta que me fue posible conocer el texto del proyecto gubernamental en el que se regula el derecho de asociaci¨®n sindical, me tom¨¦ muy en serio eso de que la libertad sindical hab¨ªa entrado por la puerta grande de las Cortes de la mano del Gobierno Su¨¢rez. Por aquello de no criticar siempre a nuestros actuales gobernantes intent¨¦ hacer un acto de fe en el gabinete, en RTVE y en Pueblo. Pens¨¦ que tal vez el Gobierno, en un arranque democr¨¢tico, hab¨ªa dado marcha atr¨¢s no s¨®lo en c¨®mo hacer la reforma sindical (por ley de Cortes en vez de por el decreto-ley inicialmente previsto), sino tambi¨¦n en el contenido de la reforma (traer la libertad sindical y no un mal suced¨¢neo de la misma).
Les aseguro que yo estaba muy predispuesto a olvidar que Adolfo Su¨¢rez, al presentar su proyecto de reforma constitucional, nos hab¨ªa dicho que la presente reforma sindical no era sino un anticipo de la definitiva reforma que har¨ªa quien ganara las elecciones de 1977. Pero, como debo ser sincero, tengo que decirles que tambi¨¦n hubo algo que, de entrada, me hizo desconfiar un tanto de los prop¨®sitos democratizadores del Gobierno.
Si de verdad -me dec¨ªa yo- el Gobierno Su¨¢rez quiere traernos la libertad sindical, ?porqu¨¦, en vez de gastar tiempo y papel en hacer borradores de leyes, no se limito el Gobierno, pura y simplemente, a proponer a las
Cortes la ratificaci¨®n del Convenio 87 de la Organizacion Internacional del Trabajo?
Para obtener adecuada respuesta a este interrogante aconsejo al lector cola papel y l¨¢piz y haga un ejercicio de lectura comparada entre el articulado del Convenio 8 relativo a la libertad sindical, y el proyecto de ley de asociaciones sindicales. A primera vista el proyecto del Gobierno no es un caramelo libertario envuelto en atractivo envoltorio. No obstante, quitado el envoltorio, se impone la realidad. As¨ª, mientras que el Convenio 87 habla, gen¨¦ricamente, de organizaciones profesionales, el proyecto de ley se pronuncia por una concreta especie de las organizaciones: las asociaciones sindicales, rehuyendo el uso de un t¨¦rmino tan acreditado y un¨ªvoco como el de sindicato. Esto, que en principio no ser¨ªa demasiado grave si el contenido del proyecto fuera bueno, tiene f¨¢cil explicaci¨®n. As¨ª, mientras que para la OIT ?los trabajadores, sin ninguna distinci¨®n y sin autorizaci¨®n previa tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes...?, para el Gobierno Su¨¢rez ?los trabajadores podr¨¢n constituir en cada rama de actividad .... las asociaciones que estimen convenientes...?. La incondicionada libertad que proclama la OIT se ha esfumado en el proyecto de Enrique de la Mata.
Mientras que para la OIT la libertad sindical s¨®lo pasa por el respeto a los estatutos de cada sindicato, para el Gobierno Su¨¢rez la cosa es m¨¢s compleja, ya que su proyecto de ley crea un registro de asociaciones sindicales donde las que quieran legalizarse deben presentar sus estatutos para intentar obtener la inscripci¨®n. Obs¨¦rvese que el proyecto gubernamental exige no s¨®lo el dep¨®sito de los estatutos de cada asociaci¨®n sindical, sino tambi¨¦n, esperar a que se le conceda o no la inscripci¨®n, exigencia que no existe en el Convenio 87 de la OIT. La cosa no acaba ah¨ª, ya que el proyecto de ley prev¨¦ que el Gobierno pueda denegar la inscripci¨®n de una pretendida asociaci¨®n, aunque, posiblemente para dar un poco de emoci¨®n al tema, no concreta en qu¨¦ plazo debe concederse o denegarse la inscripci¨®n. Quien se arriesgue a pasar por la ventanilla sindical va sabe que se expone a esperar durante a?os el s¨ª o el no a su asociaci¨®n
El Gobierno Su¨¢rez circunscribe el campo de acci¨®n de las asociaciones sindicales a la defensa de los intereses profesionales. Ello significa que para el Gobierno, las asociaciones s¨®lo podr¨¢n trabajar en temas como m¨¢s salarios o menos jornada, con lo que el proyecto descalifica, sin m¨¢s, a los sindicatos que, como la UGT, las CCOO y la USO ponen en cuesti¨®n el modo de producci¨®n y organizaci¨®n de la sociedad capitalista. Niega el Gobierno la dimensi¨®n pol¨ªtica del sindicalismo y consagra un pseudosindicalismo reformista claramente superado.
Lo hasta aqu¨ª dicho, y otros aspectos como son la posibilidad de que la autoridad gubernativa pueda suspender cautelarmente una asociaci¨®n (Facultad inexistente en el Convenio 87); el silencio del proyecto gubernamental sobre la afiliaci¨®n de las asociaciones a organizaciones sindicales internacionales (derecho que expl¨ªcitamente reconoce la OIT); la continuidad de piezas que les aseguro no he logrado encontrar en los textos de la OIT (me refiero a las UTT, a los sindicatos verticales y a los consejos de diverso tipo por aqu¨ª existentes), y la exclusi¨®n de los funcionarios p¨²blicos (que s¨ª est¨¢n incluidos en la libertad sindical proclamada por el Convenio 87), explican m¨¢s que suficientemente por qu¨¦ el Gobierno Su¨¢rez no ha ratificado estos convenios internacionales: sencillamente porque no puede hacerlo, ya que su concepto de la democracia sindical no es homologable ni con la OIT ni con Europa occidental.
De ah¨ª que, cuando menos por respeto a los ciudadanos, el Gobierno debiera haberse abstenido de decir en el pre¨¢mbulo de su proyecto de ley que hace su reforma sindical ?con respeto a los Convenios 87 y 98 de la OIT?.Quien, dig¨¢moslo claro, est¨¢ pidiendo respeto es el pueblo espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.