Dos opciones en China
UN MES despu¨¦s de la muerte de Mao, casi d¨ªa por d¨ªa, China experimenta una serie de cambios pol¨ªticos que condicionar¨¢n, sin duda, la pol¨ªtica nacional futura de la Rep¨²blica Popular.El r¨¦gimen de Pek¨ªn es el ¨²nico, entre los pa¨ªses socialistas, que reconoce y potencia las contradicciones internas como ¨²til permanente de la dial¨¦ctica marxista. Por ello las luchas peri¨®dicas en el interior del PCC son consustanciales con el socialismo chino.
La depuraci¨®n de los miembros m¨¢s destacados de la tendencia radical, pone fin a la decimosegunda batalla en el seno del partido comunista que naci¨® hace 55 a?os en una ruinosa escuela de Changai.
La pugna entre moderados y rad¨ªcales (ambos antisovi¨¦ticos y seguidores del pensamiento Alao Tse-tung) se plante¨® en 1969 como defensa de dos principios diferentes: o se daba preeminencia a la eficacia y productividad, o se prosegu¨ªa con regulares campa?as revolucionarias para atajar cualquier ?desviacionismo? y ?aburguesamiento? del sistema.
La Gran Revoluci¨®n Proletaria (1966-69) demostr¨® que China no pod¨ªa permitirse el lujo de un trasplante de energ¨ªas laborales a la lucha pol¨ªtica; el pa¨ªs necesitaba brazos para trabajar m¨¢s que para colgar dazibaos (carteles murales) de cr¨ªtica ideol¨®gica.
La disputa, camuflada en ataques generales a Lin Piao, fue patente en el X Congreso del PCC (1973). Cliu En-lal llam¨® a la unidadad insistentemente, Wang Hong-wen, entonces aparente nuevo defflin, le respondi¨® subrayando la necesidad de ?proseguir la lucha de clases en el marco de la Revoluci¨®n Cultural?.
En la IV Asamblea Nacional del Pueblo Chino, dos a?os despu¨¦s, se aprob¨® la disposici¨®n presentada por los moderados de colocar a China al frente de las naciones industriales en el a?o 2000, para lo que resultaba necesario productividad y orden. Los esquemas radicales entraban en fase de descomposici¨®n.
Hasta su muerte, Chu En-lai, con su extraordinaria capacidad negociadora, mantuvo el equilibrio entre los dos grupos. Su desaparici¨®n fue la se?al para que la faeci¨®n izquierdista emprendiese la campa?a no s¨®lo contra TengH.slao-ping, elegido de Chu para llevar a cabo la pol¨ªtica del a?o 2000, sino contra la tendencia que representaba.
Producto de las disensiones fue un compromiso person ?cado por Hua Kuo-feng. Un compromiso deshecho ,cuando este pol¨ªtico provincian'o fue ratificado en su cargo de primer ministro y elegido n¨²mero dos del partido. La victoria moderada estaba cerca, Teng HsIao-pino' hab¨ªa ca¨ªdo, pero ning¨²n miembro radical mejor¨® su posici¨®n en el seno del PCC.
Al agravarse el estado de Mao, son¨® la hora (le las alianzas. Kuo-feng era criticado indirectamente en Hunan. ?Aprovecharon los moderados la circunstancia? Lo cierto, es que el nuevo l¨ªderchino tambi¨¦n tiene puesta la mirada en los objetivos econ¨®micos expuesto por Chu En-lal. En la actual situaci¨®n, la revoluci¨®n permanente ha cedido ante la revoluci¨®n productiva. Se trata, en realidad, dedos l¨ªneas dentro del mao¨ªsmo, que nodiscuten laesencia del sistema, sino el camino m¨¢s pragm¨¢tico o m¨¢s at¨®pico, para promover el progreso de la Chin-a nacida en octubre de 1949.
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