Por qu¨¦ perdimos la guerra
Magn¨ªfica idea la de Jes¨²s Torbado: la Rep¨²blica gana la guerra, Franco se exilia en la Cuba de Batista y, al final, las tropas de Hitler invaden la Espa?a republicana. La guerra de Troya nunca existi¨®, pero como si hubiera existido, porque la guerra, de una forma o de otra, siempre la ganan los mismos.Me lo dijo Ray Bradbury una vez, mientras viaj¨¢bamos camino de Marte:
-La literatura de anticipaci¨®n es retrospectiva y nost¨¢lgica.
Porque el futuro est¨¢ en el pasado. Lo que cuenta Torbado (a juzgar por los res¨²menes de Prensa) es lo que pas¨® en Espa?a en el a?o treinta y uno: la Rep¨²blica hab¨ªa ganado la guerra sin muertos, democr¨¢ticamente. Pero la guerra, ya digo, siempre la vuelven a ganarlos mismos, que para eso est¨¢n. Perm¨ªtame Torbado, en favor de nuestra amistad, prolongar su apasionante idea: Aza?a gana la guerra, Franco se exilia en Cuba, y con lo que le dan en Life por sus memorias y unos pesos que le presta Batista, m¨¢s el brazo de Santa Teresa, cruza el Atl¨¢ntico en el Plus Ultra, como su hermano, pero a la viceversa, y toma la Pen¨ªnsula por mar tocando en Vigo.
-?Por qu¨¦ perdimos la guerra, a todo esto?- pregunta el quiosquero, que yo creo que no me ha seguido.
-La guerra la perdimos por primera vez cuando Isabel la Cat¨®lica expuls¨® a los judeomas¨®nicos. Y no hemos dejado de perderla.
Ayer, dos ilustres perdedores, Tierno y Aranguren, ganaron su peque?a gran guerra universitaria y particular, volviendo a sus respectivas c¨¢tedras en olor de santidad republicana. Me alegro. Pero la guerra, en Espa?a, la tienes perdida desde que naces. La gente se fue al c¨®ctel de Diario 16 como a la guerra de los cien a?os. La Espa?a liberal saca peri¨®dicos mientras la otra Espa?a saca en procesi¨®n a todos los santos de la Alianza Popular, para que llueva. Y ya se sabe que siempre llueve a gusto de ellos.
Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ a Ram¨®n Tamames: -Mi novela saldr¨¢, m¨¢s o menos, como t¨² la conociste.
Es una novela, como la de Torbado, donde la guerra la ganan los buenos. Pero sin muertos. Los buenos s¨®lo ganan en las novelas y en las pel¨ªculas del Oeste. He intervenido en un acto de homenaje a Gerardo Diego en sus ochenta a?os. He ah¨ª otra generaci¨®n que perdi¨® la guerra: la generaci¨®n del 27. Casi todos han estado en el exilio exterior o interior. A lo mejor, cuando salga esta cr¨®nica tampoco este a?o le han dado el Nobel a Aleixandre. La guerra civil la perdi¨®, sobre todo, Federico Garc¨ªa Lorca.
Hay unos espa?oles que nacemos ya con la guerra perdida, como hay otros que nacen con la subsecretar¨ªa ganada:
-Se?ora, ha tenido usted un subsecretario- le dice el m¨¦dico a la parturienta.
Porque esas cosas se ven venir.
Luis Otero le ha hecho una buena entrevista a Marcelino Camacho, donde se ve la gran calidad humana de perdedor que tiene Marcelino. La aureola. La otra tarde me lo dec¨ªa Pitita:
-Concentr¨¢ndose mucho en una persona se le puede ver la aureola.
Yo, sin necesidad de concentrarme, que tampoco valgo, les puedo ver a muchos grandes espa?oles la aureola de perdedores.
-Yo soy optimista- le dice Camacho a Luis Otero.
Pero es que las guerras las ganan los pesimistas. El famoso pesimismo de derechas ha ganado en Espa?a todas las guerras. Un pesimismo hecho de miedo a los masones, a los jud¨ªos, a los marxistas y a los proxenetas. Para ganar una guerra hay que tener mucho miedo. El optimismo revolucionario no hace m¨¢s que perder batallas.
-Parece usted Oscar Wilde con una barra de pan- me dice el quiosquero, que no est¨¢ para sofismas.
-?Por qu¨¦ perdimos la guerra?- se pregunta el parado en sus soliloquios de esquina.
Porque ten¨ªamos que perderla, porque la tenemos perdida desde las Navas de Tolosa, porque el Ap¨®stol est¨¢ con ellos, y el Banco Espa?ol de Cr¨¦dito tambi¨¦n. Hay d¨ªas euf¨®ricos, como el del retorno de los ilustres brujos a sus c¨¢tedras y la salida de un nuevo peri¨®dico. Pero la Historia est¨¢ con ellos, con los de siempre. Y Hitler entrando por la frontera, como en el libro de Torbado. S¨®lo que de paisano.
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