Los cuartetos de Schubert
La aparici¨®n en Espa?a de la versi¨®n integral de los Cuartetos de Schubert, muy bien grabada y excelentemente interpretada por el Cuarteto Melos de Stuttgart es el mayor acontecimiento discogr¨¢fico del oto?o.La obra de Schubert es inmensa. Se acoge a m¨²ltiples g¨¦neros. En lo vocal, lo instrumental, sinf¨®nico, esc¨¦nico, camer¨ªstico, Schubert ha dejado obras maestras. Nietzsche asegur¨® que la herencla musical de Schubert era de tal valor que los compositores podr¨ªan vivir, dos siglos de sus ideas, de su inspiraci¨®n.
La m¨²sica de c¨¢mara de Schubert constituye una de las m¨¢s comprensivas de la personalidad del maestro vien¨¦s. Tal m¨²sica, viva en otro tempo entre nosotros, est¨¢ muy abandonada actualmente. Insistir sobre ello es tocar en la llaga de los mejores aficionados.
F
Schubert.Los cuartetos para cuerda. Cuarteto Melos de Stuttgart. Wilhelm Melcher, viol¨ªn 1? Gerhar Voss, viol¨ªn 2? Hermann Voss,viola; Peter Buck, violonchelo Deutsche Grammophon 2740 123.
De los quince cuartetos de cuerda de Schubert, ?qu¨¦ conoce el aficionado medio? Si exceptuamos el c¨¦lebre La muerte y la doncella o, por ejemplo, el en Mi bemol mayor, D.87, apenas nada.
Es curioso, las obras de c¨¢mara de Schubert que han trascendido al p¨²blico son aquellas en las que intervierte el piano. Sus dos tr¨ªos Op 99 y Op 100, el Quinteto La trucha, las sonatas para viol¨ªn, la sonata para arpeggione. Piezas bell¨ªsimas, nos muestran a un Schubert extrovertido, buscando, a trav¨¦s del piano, un tono brillante y amable. La melancol¨ªa, la poes¨ªa pura de su inspiraci¨®n, est¨¢ aqu¨ª un poco velada. Son ¨¦stas las obras que Schumann ensalz¨® en estos t¨¦rminos: ?Baste echar una ojedada al Tr¨ªo en si bemol, de Schubert, y todas las miserias de la vida desaparecen como por encanto, el mundo se-ofrece transfigurado en una luz de radiante frescura?. No ocurre as¨ª con otro tipo de composiciones, entre las que destaca el Quinteto en de mavor, D. 956, el de los dos violonchelos, testimonio sobrecogedor de la angustia que embarg¨® los ¨²ltimos meses de vida del m¨²sico. Obra ¨ªntima, recogida,
va adentr¨¢ndose en las m¨¢s profundas regiones del esp¨ªritu dejando siempre cierto poso de amargura envuelto en el halo de su belleza. A muchas sonatas de piano, tan olvidadas, ocurre lo mismo. Llegan demasiado dentro y no estamos dispuestos a rmeditar, a desentra?ar. Una causa indirecta de que El viaje de invierno, doliente testamento schubertiano, no figure en nuestra discograf¨ªa, radica seguramente en su hondura. Los cuartetos para instrumentos de cuerda participan de ambas tendencias. Hay en ellos, a veces, esa exterioridad expresiva, alegre y hasta popular que caracteriza buena parte de la producci¨®n de Schubert. Pero se da tambi¨¦n, y en mucha mayor medida, un subjetivismo mel¨®dico y formal que convierte a sus autor en una de las m¨¢ximas figuras del romanticismo.
?Cu¨¢l es, entonces, la causa del despego de los aficionados hacia los cuartetos de Schubert? Tal vez la equidistancia est¨¦tica entre los de Haydn y Mozart, por una parte, y los de Beethoven, por otra, les haya perjudicado. Esto ha sido siempre pesado lastre para toda la producci¨®n schubertiana. De ello, estoy seguro, se seguir¨¢ acusando a Schubert tras la presente grabaci¨®n, important¨ªsima, de todos los cuartetos. En cualquier caso, estamos ante unas creaciones del m¨¢ximo nivel musical. El mejor Schubert, siempre fluctuante entre la confesi¨®n ¨ªntima del lied , la ambici¨®n sinf¨®nica de su Gran Sinfon¨ªa en do mayor, est¨¢ en los Cuartetos que se extienden desde sus a?os de estudiante en el Stadtkonviut hasta el mismo a?o de su muerte (1828), durante el cual, y en el curso de un homenaje, estrena el tremendo allegro moderato de su ¨²ltimo cuarteto, D. 887.
El esfuerzo que el Cuarteto Melos de Stuttgart tiene que haber realizado para ofrecernos una grabaci¨®n de tal calidad interpretativa merece una reverente inclinaci¨®n. ?Cu¨¢ntas horas de trabajo para matizar as¨ª, para solventar el c¨²mulo de problemas t¨¦cnicos que plantea una producci¨®n complej¨ªsima, elaborada a lo largo de quince a?os de la vida de un artista!
Contemplando este peque?o ¨¢lbum de siete discos nos alegramos de vivir en esta ¨¦poca, capaz de proporcionar a muchos cosas as¨ª.
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