El diario "Madrid" saldr¨¢ a la calle
Poco antes de que la voz del Madrid enmudeciese otra voz propon¨ªa, en un Consejo de Ministros presidido por el general Franco, que ?se cerrase de una vez el diario Madrid?. ?Era el almirante Carrero Blanco quien se empe?¨® en lograr el cierre -cuenta Calvo Serer-. Otras voces en aquel Consejo celebrado en febrero de 1970 intentaron imponer la evidencia de que aquello no se pod¨ªa hacer as¨ª, sino que exig¨ªa unos tr¨¢mites legales. "Que se haga como la otra vez", fue la respuesta de Carrero, refiri¨¦ndose a una anterior anulaci¨®n del peri¨®dico.Lo cierto es que poco tiempo despu¨¦s se cancelaba la aparici¨®n del diario. La desaparici¨®n culminar¨ªa espectacularmente con la voladura del edificio, inici¨¢ndose una di¨¢spora profesional que llevar¨ªa a aquellos periodistas, comentaristas, linotipistas, etc¨¦tera, a buscar trabajo en los nuevos medios informativos que han cambiado radicalmente el panorama informativo de este pa¨ªs, trabajando cada d¨ªa y creando con su acci¨®n nuevos techos de libertad de expresi¨®n impensables para aquel Madrid de hace cinco a?os, v¨ªctima de una arbitrariedad que no acepta la cr¨ªtica.
El Madrid fue suspendido de hecho. Pero jur¨ªdicamente lo que tuvo lugar fue una cancelaci¨®n del permiso para continuarse publicando. En un cierto momento le fue retirada esa autorizaci¨®n. El entonces ministro de Informaci¨®n y Turismo, se?or S¨¢nchez Bella, califica as¨ª aquella decisi¨®n:
?El propio Madrid reconoc¨ªa que no ten¨ªa su documentaci¨®n en regla. Nosotros lo suspendimos porque ellos reconocieron estar en una situaci¨®n ilegal?. Se refiere el ex ministro con estas palabras a divisiones habidas entonces entre diversos grupos de accionistas del peri¨®dico. ?Yo me negu¨¦ a dar la raz¨®n a ninguna de las dos partes -contin¨²a S¨¢nchez Bella-. No hubo m¨¢s remedio que cerrarlo. No se pod¨ªa dejar el peri¨®dico en manos de un grupo al margen de las otras partes. La ley de Prensa est¨¢ m¨¢s clara que el agua: mientras no est¨¦ claro qui¨¦nes son los propietarios, accionistas, consejeros de una publicaci¨®n, no puede salir a la calle?.
Sin embargo, la sentencia del Tribunal Supremo, ayer conocida, declara nulos de pleno derecho aquellos decretos del Gobierno y se obliga a la Administraci¨®n espa?ola a indemnizar al diario Madrid.
La sentencia del Tribunal Supremo, seg¨²n el se?or Zub¨ªa Guinea, letrado de la empresa editora, desmonta los legalismos y argumentaciones que se emplearon para encubrir una decisi¨®n que fue pol¨ªtica?. Las leyes no siempre son utilizadas para el fin creado y as¨ª, seg¨²n el se?or Zub¨ªa ?hay algo que queda muy claro en la sentencia. No se puede emplear una sanci¨®n administrativa para aplicarla a hechos pol¨ªticos. Aquello fue una acci¨®n pol¨ªtica por la l¨ªnea que segu¨ªa el peri¨®dico?.
Los tribunales espa?oles han venido a reconocer algo que los responsables del Madrid defendieron siempre: que el montaje jur¨ªdico creado en torno al caso Madrid respond¨ªan a algo muy sencillo: la voluntad de eliminarlo. Pero la decisi¨®n del alto organismo est¨¢ ah¨ª: ?Esto demuestra -asegura el entonces director general de Prensa, Alejandro Fern¨¢ndez Sordo-, que estamos en un Estado de Derecho y que son los tribunales los que tienen la ¨²ltima palabra. Los tribunales ya se han pronunciado y el Madrid va a estar pronto de nuevo en las calles
Calvo Serer
Un hombre est¨¢ detr¨¢s de toda esta historia. Un hombre, al que le ha cabido vivir en su carne problemas y situaciones esenciales de la Espa?a de los ¨²ltimos 40 a?os: Rafael Calvo Serer. Procedente del pensamiento tradicional -a ¨¦l no le gusta la palabra integrista- a¨²na en su biograf¨ªa personal la fidelidad a los valores religiosos que ¨¦l no considera superados, y la fundaci¨®n, junto a Santiago Carrillo y otros miembros de la oposici¨®n espa?ola del primer ente unitario del postfranquisnto: la Junta Democr¨¢tica de Espa?a, hoy unida a otras fuerzas en Coordinaci¨®n Democr¨¢tica, m¨¢ximo organismo de la oposici¨®n espa?ola.A Calvo Serer se le ha llamado ?chaquetero? desde una actitud intolerante hacia la evoluci¨®n y el cambio. As¨ª explica Calvo Serer la evoluci¨®n: ?Yo empec¨¦ mi vida pol¨ªtica en el a?o 1936, hace 40 a?os. Mis cambios han estado en consonancia con el cambio del pa¨ªs. Sin embargo, creo que hay ciertas constantes en mi vida, una l¨ªnea profunda que es permanente y que es la concepci¨®n religiosa de la vida. Pero eso me permite tomar actitudes culturales y pol¨ªticas diferentes.
Para Calvo Serer la religi¨®n es motivo de cambio y unidad de vida y no de estancamiento y conservadurismo ciego. Esa quiz¨¢s sea la causa de su permanencia en el Opus Dei, tema respecto al que se muestra discreto en sus observaciones, ni ratificando ni negando las afirmaciones que se hacen de su postura minoritaria en la asociaci¨®n creada por Escriv¨¢ de Balaguer. Precisarnente un concepto dominante en la doctrina del Opus Dei ?la libertad de los hijos de Dios para asumir posturas diferentes? llev¨® a Calvo Serer a participar en la creaci¨®n de la Junta Democr¨¢tica.
"Hay mucha confusi¨®n sobre la creaci¨®n de la Junta Democr¨¢tica" dice. No se nos ha dejado explicar al pueblo espa?ol de qu¨¦ se trata exactamente. Lo que se ha planteado es exclusivamente una acci¨®n democr¨¢tica. No se trata de una alianza para gobernar. Se trata s¨®lo de una alianza para restablecer la democracia. La base com¨²n es el respeto de los derechos humanos?.
Pero Calvo Serer vivi¨® quiz¨¢s el bautismo de su compromiso con la democracia con la reorientaci¨®n del diario Madrid que se llev¨® a cabo en la etapa durante la que fue presidente de la sociedad editora. Para ¨¦l, esa es ahora la idea directriz. Va a sacar el diario a la calle. Ante los deseos de conocer c¨®mo va a ser el Madrid en su nueva etapa, su respuesta es parecida a la que explica la historia de su vida: un Madrid nuevo y viejo a la vez. ?El diario va a ser como era y seguir¨¢ cumpliendo su papel de independencia informativa donde van a ser compatibles las m¨¢s diversas posturas como es propio de una democracia pluralista?. Piensa Calvo Serer que ¨¦sa ser¨¢ la mejor militancia pol¨ªtica y por ello cambi¨® su trabajo en los partidos pol¨ªticos por su trabajo en la informaci¨®n.
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