La irresistible ascensi¨®n de la un desconocido
Siete meses m¨¢s tarde, el desconocido, al que algunos hab¨ªan apodado Jimmy, who? (Jimmy, ?qu¨¦?) se presentaba a aceptar el nombramiento de la convenci¨®n nacional del Partido Dem¨®crata, tras haber derrotado a candidatos de mucha mayor experiencia y prestigio y tras haber conseguido agrupar en sus filas desde los seguidores del racista George Wallace hasta los liberales de Mo Udall, algo nada f¨¢cil en un partido profundamente dividido tras las luchas internas provocadas por la candidatura de McGovern para la presidencia en 1972. Su discurso comenz¨® con la misma frase: ?Me llamo Jimmy Carter y me voy a presentar como candidato a la presidencia ?.James Earl Carter Jr. (¨¦l siempre ha firmado Jimmy Carter, incluso las ¨®rdenes como gobernador de Georgia) naci¨® el 1 de octubre en Plains, un pueblecito en el sur de Georgia que en la actualidad cuenta con 683 habitantes. ?Viv¨ªamos en una casa de madera bordeando la carretera. Durante a?os utiliz¨¢bamos retretes exteriores situados en el patio trasero de la casa, El patio estaba lleno de perros, de gallinas, de patos y de pavos. Desde principios de abril a finales de octubre no llev¨¢bamos zapatos y nos poniamos la camisa s¨®lo para ir a la escuela o a la iglesia?, cuenta en su autobiograf¨ªa. Su padre, baptista de convicciones firmes, era un hombre r¨ªgido y conservador, propietario de un almac¨¦n y una granja y partidario del trabajo duro y de la separaci¨®n de blancos y negros; con el tiempo llegar¨ªa a ser representante en la C¨¢mara legislativa del Estado. Su madre, por el contrario, era de ideas extraordinariamente avanzadas para la ¨¦poca y para el lugar; enfermera titulada, dedicaba parte de su tiempo a trabajos sociales, afici¨®n, que junto con la de la lectura, supo inculcar a su hijo. Como detalle que la define bien, basta se?alar que con 67 a?os se alist¨® en el Peace Corps para realizar trabajos de asistencia social en la India, donde pas¨® dos a?os.
Lo mejor posible
En 1942, Jimmy Carter abandonaba este ambiente rural, traslad¨¢ndose a Annapolis para preparar el ingreso en la Academia Naval cosa que consigui¨® al a?o siguiente, gradu¨¢ndose en 1946. Poco despu¨¦s contrajo matrimonio. con su actual esposa Rosalynn, amiga de la infancia y tambi¨¦n vecina de Plains. Mientras serv¨ªa en la Marina, obtuvo ' en 1948, el t¨ªtulo de ingeniero. En 1951, pas¨® a trabajar en el programa de submarinos nucleares, a las ¨®rdenes del almirante Hyman G. Rickover el hombre que m¨¢s ha influido en ¨¦l, despu¨¦s de sus padres, seg¨²n confiesa, hasta el punto de que el t¨ªtulo de su autobiograf¨ªa,-que es al mismo tiempo su lema principal, Why not the best? (cuya traducci¨®n libre en castellano podr¨ªa ser: ?Por qu¨¦ no hacer todas las cosas lo mejor posible?), est¨¢ inspirado en una r¨¦plica del almirante en el transcurso de la primera conversaci¨®n que mantuvieron ambos.
En 1953, con motivo de la muerte de su padre, abandon¨® una prometedora carrera militar, para encargarse de los asuntos familiares. Desde entonces, sobre la base de un amplio almac¨¦n, una desmotadera de algod¨®n y, varios millares de acres de tierra dedicados al cultivo de cacahuetes ha conseguido montar una empresa pr¨®spera que le ha proporcionado una fortuna calculada hoy en 800.000 d¨®lares. Al mismo tiempo, trabaj¨® en la junta de ense?anza del distrito de Sunter, de la que lleg¨® a ser presidente.
En 1962, inicia su carrera pol¨ªtica, present¨¢ndose a las elecciones para senador estatal de Georgia. Los resultados dieron, en principio, la victoria a su oponente por un escaso margen. Carter, sin embargo, sospech¨® que su adversario, uno de los pol¨ªticos del establishment, no hab¨ªa jugado limpio e impugn¨® las elecciones. Para ello contrat¨® los servicios de un abogado, Charles Kirbo, que desde entonces ser¨¢ uno de sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores. Los resultados de la investigaci¨®n mostraron que en algunos lugares se hab¨ªan a?adido votos de personas fallecidas o en prisi¨®n. Las elecciones fueron anuladas y en una nueva votaci¨®n Carter consigui¨® una mayor¨ªa de 1.500 votos.
Dos a?os m¨¢s tarde, fue reelegido para el mismo puesto. Durante estos cuatro a?os mantuvo posiciones moderadamente liberales, se ocup¨®, sobre todo, de cuestiones referentes a la educaci¨®n y a la agricultura y consigui¨® una justa fama de hombre eficaz.
En 1965, con motivo de las manifestaciones en favor de los derechos civiles, Carter emprendi¨®, dentro de la iglesia baptista de su localidad, de la que era predicador y profesor en la escuela dominical, una apasionada defensa de la integraci¨®n racial, lo que, por una parte, le vali¨® un intento de boycot a sus negocios y, por otra, cierta fama de liberal.
La campa?a de 1970
En estas condiciones Carter decide presentarse como candidato a gobernador del estado de Georgia, en 1966, pero s¨®lo consigue quedar el tercero, de seis, en las primarias de su partido. El mismo d¨ªa de la derrota empieza a preparar la campa?a de 1970. Durante estos cuatro a?os recorri¨® el estado _pronunciando unos 900 discursos, estrechando m¨¢s de 600.000 manos y, sobre todo, creando una eficaz infraestructura pol¨ªtica y un equipo encargado de analizar minuciosamente la situaci¨®n y las necesidades de los 159 distritos del estado.
Con este bagaje inicia la campa?a de 1970, uno de los aspectos m¨¢s criticados de su carrera pol¨ªtica. Su oponente en las primarias era Carl E. Sanders, hombre liberal, que ya hab¨ªa sido gobernador del estado de 1963 a 1967 y que contaba con el apoyo de1a prensa local y de la comunidad negra. Un a?o antes, Carter hab¨ªa encargado un estudio de opini¨®n, cuyos resultados mostraban que Sanders ten¨ªa el apoyo del 53% de los votantes, contra el 21% que pod¨ªa conseguir Carter, pero al mismo tiempo, indicaba la principal debilidad de su adversario: ten¨ªa demasiados amigos en las altas esferas y para muchos votantes resultaba demasiado a la izquierda. Sobre esta base, Carter organiz¨® una campa?a que no pod¨ªa m¨¢s que satisfacer a los campeones de la supremac¨ªa blanca. Sin hacer ninguna afirmaci¨®n rotundamente racista, critica el husing, defiende las escuelas privadas, invita al gobernador segregacionista de Alabama, George-Wallace, a visitar Georgia y tiene a su lado como candidato a vicegobernador a Lester Maddox, uno de los m¨¢s c¨¦lebres racistas del Sur, que se ha presentado a las actuales elecciones presidenciales como candidato del Partido Independiente Americano. Ataca a Sanders por su fortuna, aunque de hecho no era superior a la de Carter y, sobre todo, aprovecha en beneficio propio los sentimientos ?antipol¨ªtico-profesionales? de gran parte del electorado: en uno de los carteles de su campa?a pod¨ªa leerse: ??Quer¨¦is que la gen te de Washington os diga c¨®mo organizar vuestra vida en Georgia??
La campa?a constituye un ¨¦xito y Carter derrota a Sanders en las primarias consiguiendo el 48,6% de los votos contra el 37,7% de su oponente. A continuaci¨®n vence con toda facilidad al candidato republicano Hal Suit, consiguiendo el 59,3% de los votos, uno de los porcentajes m¨¢s altos alcanzados por un candidato en el estado.
El 12 de enero de 1971 pronuncia su discurso inaugural y ante el asombro de muchos de sus seguidores, declara: ?Os digo francamente que se ha acabado el tiempo de la discriminaci¨®n racial?. Maddox, su compa?ero de ticket electoral, denuncia el enga?o y comienza una campa?a de denuncia del falsario que a¨²n contin¨²a.
Trabajador incansable
En su actuaci¨®n como gobernador se destac¨® como un trabajador infatigable, que llegaba a su despacho a las siete de la ma?ana y permanec¨ªa en ¨¦l hasta las diez o las doce de la noche, llev¨¢ndose a su casa varias carpetas de informes. Intent¨® luchar, sin ¨¦xito, contra el gansterismo y la pornograf¨ªa y a favor de la reforma de la Constituci¨®n del estado.
Realiz¨® una reforma de la administraci¨®n en la que consigui¨® fundir trescientas agencias estatales en veintid¨®s, con un ahorro que ¨¦l cifra en 50 millones de d¨®lares, aunque sus oponentes afirmen que la mayor¨ªa eran, simples reliquias que de hecho ya no funcionaban. En l¨ªneas generales, prest¨® atenci¨®n especial a la educaci¨®n y a los problemas ecol¨®gicos, entonces no han en boga como en nuestros d¨ªas, se mostr¨® conservador en cuestiones, fiscales y liberal en cuestiones raciales y de justicia social. En su haber hay que apuntar una profunda reforma para humanizar el sistema penitenciario de Georgia, uno de los m¨¢s atrasados de Estados Unidos, No le faltaron, sin embargo, concesiones a la extrema derecha, como cuando proclam¨® el 5 de abril de 1971 como ?D¨ªa del combatiente americano?, en protesta por la sentencia condenando al teniente William L. Calley por cr¨ªmenes de guerra en Vietnam.
La campa?a que le ha llevado a la presidencia de Estado Unidos ha mostrado, una vez m¨¢s, su infatigable energ¨ªa y su enorme confianza en s¨ª mismo. En ella ha sabido imponer, a nivel nacional. la imagen que tanto ¨¦xito tuvo en sus campa?as anteriores, la de un hombre nuevo, un americano honrado y temeroso de Dios que fustiga a los pol¨ªticos profesionales de Washington. ?Cuando sea presidente no dir¨¦ una sola mentira?, sol¨ªa afirmar. Su habilidad para atraerse votantes de distintas tendencias, a pesar de la imprecisi¨®n de sus opciones, o tal vez precisamente por esto, supone, en definitiva, el triunfo, no de un programa, sino de una imagen.
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